martes, 16 de septiembre de 2014

AJUSTE FISCAL PENDIENTE


El saldo presupuestario público de un país proviene de la diferencia entre los impuestos que recauda y los gastos que realizan sus Administraciones Públicas.

Cuando gastan más de lo que ingresan incurren en déficit público y tienen que pedir prestado para financiarlo. La cantidad acumulada que deben las Administraciones Públicas es la deuda pública del país que, en el caso de España, superó en junio el billón de euros, cerca del 100% del PIB obtenido en un año.

En el siguiente gráfico tenemos la evolución anual del déficit español



El 4% de déficit sobre el PIB del comienzo de la crisis ascendió rápidamente a más del 11% en el año 2009 y, tras los recortes presupuestarios, quedó fijado en un 7,2% al final del 2013.

La reforma impositiva que entrará en vigor al comienzo de 2015 es una rebaja de impuestos directos, fundamentalmente del IRPF. Resulta impensable que una rebaja tributaria se pueda llevar a cabo sin plantear ningún tipo de compensación en un país con un déficit anual de más de 70.000 millones de euros. Si se pretende compensarlo con una subida del IVA o de los impuestos especiales, el efecto recesivo está asegurado.

El déficit fiscal tendrá que descender para el 2017 al 3%, a fin de no sobrepasar el límite exigido por las autoridades europeas. La Comisión ya pidió en junio pasado a España nuevas medidas para acabar con la segmentación (fijo y temporal) en el mercado laboral, así como rebajar las cotizaciones sociales y compensar la reducción de ingresos con subidas del IVA y de impuestos medioambientales.

El Ministerio de Hacienda ha comenzado a discutir con las Comunidades Autónomas las medidas de “racionalización del gasto” para cumplir con el déficit fiscal. Por lo tanto, el panorama a dos años, tras las elecciones municipales (2015) y autonómicas (2016), apunta a nuevos recortes en el Estado de Bienestar, que pueden superar los 40.000 millones de euros.

martes, 9 de septiembre de 2014

LA POLÍTICA MONETARIA EN LA EUROZONA


El Banco Central Europeo (BCE) decidió en su reunión del jueves pasado la reducción del tipo de interés aplicable a las operaciones principales de financiación del Eurosistema del 0,15% al 0,05%, situando el precio del dinero para los préstamos a los bancos en niveles desconocidos.

Con esta medida y la penalización a los bancos que guarden liquidez, el organismo presidido por Mario Draghi trata de llegar a la economía real. Con el fin de que los estímulos no se queden en los mercados, el BCE presiona a los bancos para que incrementen la concesión de créditos y sea posible impulsar la actividad económica, amenazada por los riesgos de una deflación.

 


El BCE tiene asumido como objetivo la estabilidad de los precios en la Eurozona a medio plazo. Trata de que el índice de precios al consumo armonizado para el conjunto de la Eurozona no supere la tasa del 2% anual.

En períodos de crisis, como el actual, aunque esté fuera del mandato recibido, el BCE también se ve en la necesidad de atender a otros objetivos relacionados con la estabilidad financiera y la fluidez del crédito, siempre supeditados a la política antiinflacionista.

La modificación del tipo de interés que cobra a los bancos afecta al nivel general del tipo de interés, a los precios de los activos financieros, al tipo de cambio y a las decisiones de consumidores y empresas, es decir, al ahorro y a la inversión.

 Los bancos centrales cuentan con tres instrumentos para alcanzar su objetivo de estabilidad de precios: a) operaciones de mercado, que pueden ser de financiación a corto y largo plazo, ajustes para gestionar liquidez y medidas estructurales (el BCE plantea un programa de adquisiciones de títulos públicos y privados); b) facilidades permanentes, para inyectar o absorber liquidez a un día (se ha reducido el interés de las facilidades de crédito y se penalizan más los depósitos en el BCE) y c) coeficiente de caja, una exigencia a las entidades financieras para mantener reservas mínimas en forma de depósitos.

La política monetaria de la Eurozona, que se inició en 1999, mantuvo hasta el 2001 una orientación restrictiva, elevando el tipo de interés al 4,75% para contrarrestar los efectos inflacionarios de la burbuja tecnológica.

Como consecuencia de los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York, en 2001, los bancos centrales impulsaron una política monetaria expansiva para contrarrestar los efectos negativos que se esperaban. Por ello, el tipo de interés de referencia a mediados de 2003 se había situado en la Eurozona en el 2% y los bajos tipos continuaron durante largo tiempo, lo cual ayudó a la formación de las burbujas inmobiliaria y bursátil.

Tras los incrementos de precios de las materias primas y del petróleo (perturbación de oferta), para hacer frente a la presión inflacionista, los tipos de interés iniciaron subidas a partir del 2005, hasta alcanzar la tasa de interés oficial un 4% en el 2007.

Al explotar la burbuja inmobiliaria, la respuesta del BCE fue una política monetaria convencional muy expansiva, con tipos de interés básicos en descenso, que no ha resultado muy efectiva al situarse en niveles reducidos, por lo que ha llevado al BCE a poner en marcha medidas no convencionales, tales como inyecciones extraordinarias de liquidez y compra de títulos de renta fija.

En la conferencia anual de política monetaria, el congreso donde se reúnen los principales banqueros centrales del mundo, que se celebró en agosto pasado en Jackson Hole (Wyoming), Mario Draghi dio un golpe de timón. Rechazó los planes de austeridad y anunció políticas para impulsar la demanda agregada.

Hoy día existe un amplio consenso en que los planes de austeridad implantados han agravado la crisis en Europa. Se considera que los países deben ser alentados a gastar más para impulsar el empleo. Parece que Draghi se ha convencido de que Europa tiene que abandonar las políticas actuales e impulsar programas de crecimiento y mecanismos más flexibles para afrontar las nuevas deudas de los Estados.

La expectativa de que el dinero seguirá llegando a los mercados gracias a
medidas del BCE está provocando la depreciación del euro frente al dólar, tal como se aprecia en el siguiente gráfico, hasta situarse en 1€=1,29$ al día de hoy.

 


Esta es la consecuencia más tangible en estos momentos. La depreciación del tipo de cambo, reclamada por muchos en los últimos meses, aunque ya sabemos que a corto plazo empobrece, mejorará la competitividad de las exportaciones europeas

martes, 2 de septiembre de 2014

AHORRO E INVERSIÓN


Las familias deciden cuánto van a gastar en consumo y la parte que ahorrarán de su renta para poder comprar una vivienda, asegurarse cierto nivel de ingresos en la jubilación o mejorar la capacidad para afrontar futuros gastos.

Comparando los primeros trimestres de los últimos años, podemos observar que el ahorro de las familias españolas ha ido descendiendo, hasta convertirse en tasa negativa, -1,9% de la Renta Disponible, es decir, un desahorro. Si en el primer trimestre del año 2013 los hogares españoles ahorraron 4.036 millones de euros, en el mismo periodo de este año han sacado de sus ‘huchas’ 2.987 millones.

La dedicación al ahorro, también llamada inversión financiera (depositar dinero en fondos de inversiones, comprar títulos y similares) suele depender del nivel de renta familiar y tiene relación con el rendimiento o  interés real (tasa de interés descontada la inflación), aunque es poco probable que las familias alteren mucho el comportamiento solamente por la variación del tipo de interés.  

La inversión en economía se refiere a los  bienes de capital y viene representada por  edificios y equipamientos que compran las empresas para aumentar su capacidad de producir bienes y servicios. Depende de las expectativas de los empresarios sobre los resultados futuros y del tipo de interés real, dado que las entidades productivas recurren habitualmente a préstamos para financiarse. Cuanto mayor sea el tipo de interés real serán menos los proyectos de inversión que resulten rentables, es decir, que aporten beneficios a los promotores

 El siguiente gráfico refleja el proceso de ajuste del ahorro total (familias, empresas y administraciones públicas) y de la inversión, que ha ido reduciendo la necesidad de recurrir a financiación exterior. El endeudamiento con países extranjeros fue debido al insuficiente ahorro para el cuantioso volumen de inversión del período de la burbuja inmobiliaria.

 A partir de 2008 van reduciéndose las necesidades financieras, como observamos en el gráfico, hasta alcanzar una capacidad de financiación del 1,5% del PIB en 2013.
 
 
El comportamiento de la economía española nos indica que, en el primer trimestre de 2014, como consecuencia de la evolución negativa del ahorro,   la tasa acumulada de los últimos cuatro trimestres del ahorro familiar se situó en el 9,4% de la Renta Disponible, frente al 10,4% del período anterior.

Ha sido la caída de los componentes de la renta disponible la que ha propiciado la reducción del ahorro en los primeros meses de este año. Han disminuido las remuneraciones de los asalariados, el excedente bruto de explotación, las rentas netas de la propiedad y las transferencias netas corrientes recibidas, principalmente en prestaciones sociales (agotamiento del desempleo). Esta situación viene a indicar que  la recuperación del gasto de las familias se está produciendo a costa del ahorro.

 

martes, 26 de agosto de 2014

CRECIMIENTO, EMPLEO Y DESIGUALDAD


En el siguiente gráfico, centrado en la C.A. del País Vasco, se muestra la relación entre la caída del PIB y la reducción del empleo desde el comienzo de la crisis económica:



Mientras que el PIB real (lado izquierdo) ha descendido en el quinquenio un 6%, el empleo (lado derecho) disminuyó en un 10,7%, en torno a 100.000 personas, situando la tasa de desempleo en el año 2013 en un 14,5% en el conjunto del País Vasco.

Al abordar el vínculo entre las dos variables, crecimiento y empleo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimaba que, en la década expansiva anterior a la crisis reciente, la relación era la siguiente: el 1% adicional de PIB incrementaba el empleo en el entorno del 0,35%  

Se admite también que existe un crecimiento mínimo necesario para crear empleo, que depende del funcionamiento del mercado laboral, la tasa de actividad y el nivel formativo de los trabajadores. Según un estudio reciente, se estima que un 0,30% de crecimiento del PIB puede estabilizar el nivel de desempleo y, a medio y largo plazo, se requiere un 1,35% para que pueda crearse empleo neto.

En los dos años anteriores se perdieron en España 1.300.000 empleos, sobre todo de asalariados indefinidos a jornada completa (910.000), seguidos por los temporales a jornada completa (660.000) y se incrementó el trabajo a jornada parcial y el empleo por cuenta propia. 

El descenso del empleo va unido al crecimiento de la productividad, que subió un 0,97% en 2013. Con menos trabajadores se produjo lo mismo, lo cual parece indicar que los empleados que quedaron trabajaron más tiempo y asumieron las tareas de los que se fueron, sin cobrar horas extras y a veces ganando menos. 

Según el Banco de España, los salarios descendieron un 2% tanto en el 2012 como en el 2013 y la desigualdad en la renta en España se ha ampliado, hasta convertirse en la más elevada de la Unión Europea, según puede observarse en el gráfico siguiente, elaborado con datos de Eurostat:



El Indice S80/S20 compara las rentas del 20% de nivel más elevado con el colectivo del 20% de menor ingreso. Mientras en la Unión Europea, en el año 2012, las rentas superiores eran 5 veces mayores que las inferiores, en España multiplicaban por 7,2.

Como expone el profesor Stiglitz, la desigualdad causa inestabilidad económica. Las desigualdades extremas hacen que fracciones cada vez mayores de la población estén en condiciones de pobreza, por lo que son menos capaces de afrontar las crisis. Conducen, además, a la desigualdad política, reduciendo las probabilidades de que los gobiernos proporcionen sistemas de protección social. 

El descenso en los salarios reales y la situación de precariedad laboral están dando lugar a la llamada “pobreza salarial”. Aun teniendo trabajo, hay colectivos que están en situación de riesgo de pobreza, debido al proceso de precarización: aumento de los empleos temporales y jornadas parciales. 

El probable incremento del desempleo estructural, de largo plazo, que da lugar al aumento de las familias sin ningún ingreso, obligará a las entidades públicas a dotarlas de una renta básica.

martes, 19 de agosto de 2014

EL PROGRESO HUMANO: VULNERABILIDADES Y RESILIENCIA


El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que  presentó en julio pasado el informe “IDH 2014”, plantea dos importantes conceptos para asegurar el desarrollo humano: reducir las vulnerabilidades y construir resiliencia (capacidad para afrontar adversidades).

Reconoce el Informe que se ha conseguido un desarrollo humano significativo desde 1990, año en que publicó el PNUD su primer análisis de los países, y que las tendencias globales son positivas, pero advierte que se están socavando medios de subsistencia y desarrollo por causas evitables.

Apunta que  las vulnerabilidades cambian. Utilizando el enfoque de ciclo de vida,  sugiere que los niños, los adolescentes y las personas mayores tienen que enfrentarse a riesgos que requieren respuestas específicas. En concreto, algunos periodos de la vida se consideran importantes, tales como  los primeros 1.000 días de vida de un niño, la transición de la escuela al trabajo, y el paso del trabajo a la jubilación. Los contratiempos en estos periodos suelen ser particularmente difíciles de superar y pueden tener impactos de largo plazo en la vida de las personas.

Aquellos que viven en la extrema pobreza y en la escasez se encuentran entre los más vulnerables. Pese a los progresos recientes,  más de 2.200 millones de personas se encuentran en situación de pobreza multidimensonal, un concepto que tiene en consideración  los ingresos, la sanidad, la educación y el bienestar social. El 15 % de la población mundial continúa siendo vulnerable a la pobreza y alrededor del 12 % (842 millones) de la población padece hambre crónica

Hay vulnerabilidades estructurales que afectan a los pobres, las mujeres, las minorías (étnicas, lingüísticas, religiosas, sexuales o de migrantes), las poblaciones autóctonas, las personas de zonas rurales, remotas o que viven con discapacidades.

La resiliencia debe garantizar que el Estado, la comunidad y las instituciones trabajen para empoderar y proteger a las personas, a fin de eliminar las barreras que impiden que actúen libremente, ejerzan sus derechos y expresen sus preocupaciones, para que  pasen a ser agentes activos que puedan definir su propio destino.

Recogemos a continuación la lista de los 10 países que encabezan el ranking del índice IDH en el año 2013:

 


El índice es el valor promedio de tres componentes: esperanza de vida al nacer; educación, que  mide las tasas de matriculación y de alfabetización de adultos, y el PIB por habitante en términos de paridad de poder adquisitivo.  

Noruega sigue manteniendo la primera plaza del IDH, aun teniendo en cuenta  las desigualdades internas, pero otros países experimentan descensos acusados, como Estados Unidos, que baja  23 puestos, según vemos en la última columna, debido a la desigualdad interna en los ingresos y en la sanidad.

El IDH ajustado a las desigualdades ayuda a evaluar los niveles de desarrollo para todos los segmentos de la sociedad mejor que haciendo referencia únicamente al ciudadano medio.

España continúa en el puesto 27, el mismo que en el 2012, con un valor del índice de 0,869 y avanza un puesto al tener en cuenta la desigualdad.

El ranking del IDH no presenta variaciones respecto del año 2012 en ninguno de sus extremos. Los cinco primeros del año anterior continúan en los mismos puestos,  mientras que Sierra Leona, Chad, República Centroafricana, República Democrática del Congo y Níger siguen ocupando los últimos lugares.

El Informe finaliza insistiendo en que promover el desarrollo humano sostenible requiere una profunda apreciación de los conceptos de vulnerabilidad y resiliencia, puesto que  los avances en el desarrollo serán equitativos y sostenibles si las vulnerabilidades se abordan con eficacia y todos tienen la oportunidad de participar en los avances.

martes, 12 de agosto de 2014

DEMANDA Y OFERTA DE DINERO


Es frecuente confundir los términos renta, riqueza y dinero. La renta es el ingreso que se recibe en un período de tiempo por el trabajo realizado, los fondos prestados o la posesión de una propiedad. La riqueza, en cambio, indica el conjunto de bienes poseídos en un momento determinado.

El dinero no es más que una de las formas en las que las personas pueden guardar su riqueza y, como apenas produce intereses, la gente sólo mantiene en reserva lo que necesita para sus transacciones habituales. Por ejemplo, si una persona tiene un sueldo neto mensual de 2.000 euros, deposita 500 en una cuenta de ahorro a plazo y gasta los 1.500 restantes regularmente durante el mes, sus reservas medias de dinero serán de 750 euros.

El dinero en metálico y las cuentas corrientes bancarias son las principales formas de dinero que se utilizan. Si, para simplificar, reducimos la demanda de dinero a la necesidad de transacciones, se puede relacionar la cantidad de dinero que tienen las familias con el valor nominal de la renta real, es decir, con P*Y, siendo P el nivel de precios e Y la renta real.

Si sube la renta real de toda la economía o aumentan los precios, subirá la renta nominal y se necesitará mayor cantidad de reservas de dinero para realizar las transacciones.

Estas relaciones configuran la ecuación cuantitativa: M*V=P*Y, es decir, la cantidad de dinero (M), multiplicada por la velocidad de circulación (V) es igual a la renta nominal (P*Y).

Podemos utilizar el ejemplo anterior para calcular la velocidad. Si se mantiene habitualmente una resera de dinero  equivalente al gasto de 15 días, la velocidad de circulación anual será de 24 aproximadamente (365/15), es decir, que una unidad monetaria se utiliza 24 veces en el año en la compra de bienes y servicios.

Despejando la cantidad de dinero, M = PY/V. Por lo tanto, si la renta y la velocidad de circulación no se alteran en el corto plazo, la demanda de dinero varía con el nivel de precios.

Respecto a la oferta de dinero, sabemos que  depende de la política monetaria, que es responsabilidad de los bancos centrales, en nuestro caso del Banco Central Europeo. En la medida en que actúan para influir en el tipo de interés nominal, sus políticas influyen en el sector bancario y provocan cambios en la oferta monetaria.

En el siguiente gráfico podemos observar las consecuencias de una variación de la oferta monetaria


Vemos que la demanda de dinero (D) es igual a P*Y/V. Si la oferta nominal de dinero es O1, el nivel de precios de equilibrio será P1. Al incrementar la oferta monetaria de O1 a O2, el nivel de precios tiende a P2. Las personas necesitarán guardar más dinero para realizar transacciones.  El nuevo equilibrio entre la demanda y la oferta se consigue cuando los precios alcanzan el nivel P2

Se suele admitir que el aumento de la oferta de dinero acompañada de una variación proporcional del nivel de precios no tiene efectos reales, a largo plazo, en la economía. De ahí viene la expresión “neutralidad del dinero”, un principio que se cumple siempre que la economía funciona al nivel de producción potencial y con precios y salarios perfectamente flexibles. Es la llamada “dicotomía clásica”: independencia de las variables reales respecto de las nominales, estas últimas afectadas por los precios.

Si el incremento de oferta monetaria tiende a impulsar subidas de precios, ¿por qué no se incrementa la inflación  ahora que los bancos centrales están aumentando la liquidez notablemente?

Quizás porque en época de crisis no se cumple la hipótesis de que se mantiene constante la velocidad de circulación del dinero: aumenta en las épocas de expansión y disminuye en las recesiones.

El siguiente grafico del Banco de España muestra la caída del crédito en España, que es uno de los motivos del  descenso de la velocidad de circulación:

 

Vemos la disminución del crédito a familias y empresas desde mediados de 2012, que se mantiene en 2014 al ritmo del 5% de caída interanual.

Ocurre también que, con los tipos de interés a niveles muy bajos, la velocidad de circulación tiende a disminuir, dada la tendencia de empresas y consumidores a mantener dinero líquido en su poder.

martes, 5 de agosto de 2014

EL MODELO DEL FLUJO CIRCULAR


El flujo circular de la renta es un modelo económico que se utiliza para explicar el funcionamiento básico de la actividad económica. Ayuda a entender los intercambios que se producen en una economía.

En el modelo más sencillo, se representan las relaciones con sólo dos agentes: economías domésticas y empresas. No se tienen en cuenta ni la Administración Pública (impuestos y transferencias a las familias) ni el sector exterior (exportaciones e importaciones), agentes económicos que también influyen en el flujo circular.

En el siguiente gráfico se representa el modelo simplificado, en el que la línea exterior (color naranja) indica movimientos reales y la interior (color amarillo) flujos monetarios.



Las familias ofrecen sus servicios de trabajo y capital a las empresas: les prestan su dinero para recibir un interés, compran participaciones para obtener dividendos y trabajan para las empresas a cambio de un salario. Todas esas transacciones se realizan en el mercado de factores productivos, formado de hecho por muchos mercados distintos

Las empresas utilizan los servicios ofrecidos por las familias como factores de producción (costes) y, combinándolos con materias primas y otros componentes, producen bienes y servicios. Una parte de la producción, los elementos productivos (equipamientos), que es pequeña, se quedan las propias empresas y el resto se destina a vender a las familias en el mercado de bienes y servicios finales. Las familias acuden a ese mercado a comprar lo necesario para el consumo y pagan las compras con la remuneración que han recibido de las empresas, las cuales, a su vez, emplean los ingresos para pagar a los servicios de las familias en el siguiente giro circular.

Los bienes y servicios que circulan por el circuito constituyen el Producto Interior Bruto de un país. Si se mide el flujo a la salida de las empresas, expresa el valor de la suma de los bienes y servicios producidos. Midiendo a la entrada de las familias es la Renta Nacional y, si se valora por los gastos, obtenemos la Demanda o Gasto Agregado.

Completando el esquema del flujo circular podemos añadir que con el dinero que reciben las familias por prestar servicios, la renta disponible, pueden consumir o ahorrar. A su vez, la producción de las empresas está compuesta por bienes de consumo y bienes de inversión.

Como Renta es igual a Producción, el Ahorro será igual a Inversión. Eso es lo que ocurre de hecho en la economía, pero a diferentes niveles. Como las familias y las empresas no se consultan cuánto ahorrar o cuánto invertir, a nivel de expectativas, como deseo, diferirán ahorro e inversión.

Si, por ejemplo, el ahorro es mayor que la inversión, la oferta de bienes de consumo es superior a la demanda y, por tanto, las empresas reducirán la producción. El desempleo tenderá a aumentar, lo que provocará que lleguen menores ingresos a las familias y ahorren menos. En consecuencia, ahorro e inversión llegarán a ser iguales al final, pero a un nivel inferior.