Las familias deciden cuánto van a gastar en consumo y la
parte que ahorrarán de su renta para poder comprar una vivienda, asegurarse
cierto nivel de ingresos en la jubilación o mejorar la capacidad para afrontar
futuros gastos.
Comparando los primeros
trimestres de los últimos años, podemos observar que el ahorro de
las familias españolas ha ido descendiendo, hasta convertirse en tasa negativa,
-1,9% de la Renta Disponible, es decir, un desahorro. Si en el primer trimestre
del año 2013 los hogares españoles ahorraron 4.036 millones de euros, en el
mismo periodo de este año han sacado de sus ‘huchas’ 2.987 millones.
La dedicación al ahorro, también llamada inversión
financiera (depositar dinero en fondos de inversiones, comprar títulos y
similares) suele depender del nivel de renta familiar y tiene relación con el rendimiento
o interés real (tasa de interés
descontada la inflación), aunque es poco probable que las familias alteren
mucho el comportamiento solamente por la variación del tipo de interés.
La inversión en economía se refiere a los bienes de capital y viene representada
por edificios y equipamientos que
compran las empresas para aumentar su capacidad de producir bienes y servicios.
Depende de las expectativas de los empresarios sobre los resultados futuros y
del tipo de interés real, dado que las entidades productivas recurren habitualmente
a préstamos para financiarse. Cuanto mayor sea el tipo de interés real serán
menos los proyectos de inversión que resulten rentables, es decir, que aporten
beneficios a los promotores
El comportamiento de la economía española nos indica
que, en el primer trimestre de 2014, como consecuencia de la evolución negativa
del ahorro, la tasa acumulada de los últimos cuatro trimestres del ahorro familiar se situó en el
9,4% de la Renta Disponible, frente al 10,4% del período anterior.
Ha sido la caída de los componentes de la renta disponible
la que ha propiciado la reducción del ahorro en los primeros meses de este año. Han disminuido las remuneraciones de los asalariados,
el excedente bruto de explotación, las rentas netas de la
propiedad y las transferencias netas corrientes recibidas,
principalmente en prestaciones sociales (agotamiento del desempleo).
Esta situación viene a indicar que la recuperación del gasto de las familias se
está produciendo a costa del ahorro.
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