martes, 26 de octubre de 2021

SECUELAS ECONÓMICAS DE LA PANDEMIA

 

Cuando la pobreza y la desigualdad parecían ir aliviándose después de la Gran Recesión del 2008, la pandemia que surgió en 2020 ha dejado nuevas secuelas económicas por las restricciones que ha tenido el desarrollo de las actividades diarias.

Según la Encuesta del Instituto Nacional de Estadística, la pobreza grave o carencia material severa en España subió en 2020 al 7% de la población, cuando en el año anterior no superaba el 4,7%. Dada la paralización de muchas actividades, han sido los programas ERTE y las prestaciones familiares las que han evitado un aumento mayor de las situaciones de pobreza.


El Producto Interior Bruto (PIB) español cayó en 2020 un 11%, al nivel monetario de 2015, el descenso mayor desde la Guerra Civil, un desplome de la producción de unos 125.000 millones de euros, cercano al equivalente al gasto anual en pensiones.

España ha sido uno de los países de la OCDE que más han sufrido las consecuencias económicas del coronavirus, debido a un período de confinamiento largo y una estructura productiva con gran dependencia de la hostelería y el turismo, las actividades con mayor interacción social.

La abundancia de pymes ha añadido mayor debilidad para aguantar las fluctuaciones de la actividad, y una posición fiscal con amplio déficit ha hecho que el Gobierno sea cauto en dar mayores ayudas directas a los afectados.

Aun así, la deuda pública ha escalado hasta el 122% del PIB, un nivel que expone al país a problemas ante un eventual incremento de los tipos de interés

Las rentas del conjunto de las familias apenas descendieron en 2020 y acumulan ya un ahorro que puede acabar en aumento de consumo este año, acelerando la recuperación económica.

La desigualdad es seguramente una de las secuelas más importantes. Según el FMI, la Covid-19 ha provocado en los países una persistente disminución en el nivel del PIB per cápita, con efectos duraderos en desigualdad de ingresos y un aumento de la pobreza absoluta.

No cabe duda de que el decidido impulso de la digitalización ha sido el efecto que más se va a notar en la economía, con impacto en el mundo laboral, así como el descenso del precio de las oficinas y la mayor demanda de semiconductores.

Según algunos expertos, la disrupción digital ha adquirido un empuje sin precedentes que cambiará la sociedad, con nuevas formas de trabajo, el crecimiento del comercio electrónico y la robotización de las organizaciones.

Como no parece que se vayan a desglobalizar las cadenas de suministro, porque tendría gran impacto en los costes, las empresas tendrán que soportar parones de sus producciones y habrán de buscar alternativas.

Cada área geográfica puede llegar a tener su propio suministro de ciertos materiales, como los sanitarios y los chips, así como fuentes energéticas para garantizar el suministro cuando se incrementen las tensiones geopolíticas.

 

martes, 19 de octubre de 2021

ESCALADA INFLACIONARIA

 

En vista de los niveles que han alcanzado las deudas de ciertos países, algunos analistas económicos alertan de que nos encaminamos hacia un escalonamiento inflacionario. El economista Nourel Roubini, profesor en la Universidad de Nueva York, es contundente: “En el medio plazo temo que haya una estanflación total con crisis de deuda"

En España, el indicador de precios (IPC) sitúa su variación anual al final de septiembre en el 4%. Aunque desde el inicio de la pandemia la inflación se mantuvo negativa durante el 2020, el índice no ha dejado de crecer desde comienzos de este año.

En los períodos de estanflación van de la mano el incremento del coste de la vida y el estancamiento económico, con el resultado de un aumento del desempleo.

En 1973, una guerra de tres semanas provocó una de las mayores crisis energéticas y económicas del mundo. Es conocida como la guerra del Yom Kippur, nombre de la festividad judía del perdón, en la que Siria y Egipto, junto con una coalición de países islámicos, atacaron a Israel.

La respuesta de los israelíes, apoyada por EE.UU, fue inmediata y desmesurada. A modo de represalia, los países árabes de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petroleo) impusieron subidas del precio del petróleo que acabaron con el acceso al combustible barato. El barril de crudo pasó de 1,89 dólares antes de la guerra a 3,39 al final de 1973 y subió hasta 11,6 dólares en 1974. Hoy supera los 80 dólares.

La crisis energética y económica golpeó a España a lo largo de las décadas de los años 70 y 80. El crecimiento del PIB fue nulo en 1979 y la inflación del año llegó al 15,8%, cifras que vienen a señalar que el país estaba inmerso en plena estanflación.

El alto desempleo y la elevada inflación desmoronaron la teoría keynesiana. Desde las filas del monetarismo, con Friedman a la cabeza, surgió una teoría que puso de manifiesto el papel de las expectativas de inflación. Señalaba que las empresas y los trabajadores tienden a anticipar una futura inflación mayor, que se incorpora a sus negociaciones de precios y salarios

En un entorno escasamente competitivo y con mercado laboral poco flexible, el proceso provoca el alza de los precios y salarios, que suele derivar en una espiral inflacionaria.

Es evidente que la aceleración de la inflación de las décadas 70 y 80 se debió sobre todo al crecimiento espectacular de los precios de las materias primas y la energía, así como el alza de los salarios nominales por encima de la inflación.

Las políticas de estímulo de la demanda resultaron imprescindibles para luchar contra el paro, pero algunos economistas aconsejaban añadir medidas más selectivas y desagregadas con apoyos del lado de la oferta.

Para luchar contra la inflación se confía en una coordinada actuación mixta fiscal y monetaria, con políticas de rentas, particularmente las basadas en acuerdos de empresarios y sindicatos sobre bases permanentes.

martes, 12 de octubre de 2021

LA MALDICIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES

 

La denominada “maldición de los recursos naturales” o paradoja de la abundancia hace referencia a una situación en la que algunos territorios ricos en minerales y combustibles se desarrollan menos que otros lugares en donde escasean los recursos.

Los estudios sobre el desarrollo económico muestran que algunos de los países con mayores dotaciones de recursos naturales crecieron más lentamente que el resto en la segunda mitad del siglo XX.

La conocida como “enfermedad holandesa” se asocia a este fenómeno de abundancia de un recurso natural. Surgió en 1960, cuando los ingresos en divisas de los Países Bajos aumentaron mucho como consecuencia de la exportación de gas natural, descubierto en yacimientos al norte del país.

La explicación del semanario económico The Economist fue que los grandes beneficios de la explotación de los recursos naturales indujeron a la entrada de capitales en la industria extractiva de gas a expensas de otros sectores. Aumentó la renta nacional y la demanda, provocando inflación en el país.

El aumento de la exportación del recurso natural dio lugar a un superavit en la balanza comercial, que generó la entrada de capital extranjero, con apreciación del tipo de cambio del florín, la moneda del país. El fortalecimiento de la moneda dificultó las exportaciones del resto de los sectores, cayendo sus beneficios y las nuevas inversiones, lo que reorientó las inversiones hacia el sector de los recursos naturales. A largo plazo, el país se encontró con una estanflación y con la moneda sobrevalorada.

(Mineral coltán, el nuevo “oro azul”)

La abundancia de recursos naturales es una realidad en muchos países del mundo y, en la mayoría de ellos, han prevalecido regímenes cuasi dictatoriales. En Rusia, por ejemplo, el país con mayores recursos naturales del mundo, el sistema democrático es aún reciente. 

Venezuela, en situación económica comprometida y con un deteriorado nivel de vida de sus ciudadanos, tiene las mayores reservas de petróleo del mundo y algunos minerales como hierro de alta calidad, bauxita, oro, diamantes y torio, además de enormes reservas de coltán. Este mineral, el nuevo “oro azul”, se utiliza para fabricar los componentes clave de los teléfonos móviles, tabletas y otros dispositivos electrónicos.

Las mayores reservas de coltán se encuentran en la República Democrática del Congo que, según el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), es uno de los países más pobres del mundo.

Afganistán, con enormes reservas de litio y otros minerales, es otro ejemplo de la maldición de los recursos, que impide a la población beneficiarse de una generosa naturaleza. La Unión Soviética ya detectó la abundancia de yacimientos cuando invadió el país entre 1979 y 1989, pero no hizo nada para explotarlos. La economía afgana es ahora muy frágil y depende de la ayuda de otros países.

Pero la maldición de los recursos naturales no afecta a todos los países. Algunas naciones, como Noruega, Canadá y Australia se han podido desarrollar a pesar de que cuentan con recursos naturales en abundancia.

Los estudios llevados a cabo muestran que la calidad de las instituciones del país determina que los recursos naturales sean una maldición o una bendición para sus ciudadanos. Y los indicadores de la calidad institucional de los países, según el Banco Mundial, son el control de la corrupción, la efectividad del Gobierno y la calidad regulatoria.

 

 

 

martes, 5 de octubre de 2021

EL MERCADO ELÉCTRICO


El Gobierno español espera que sus recientes medidas sobre el mercado eléctrico alivien la factura final de los consumidores, pero los mercados de futuros están alejando cualquier señal de que el precio mayorista pueda relajarse.

Los mercados de futuros de la energía, los del precio del gas y los del CO2, son equivalentes a lo que podría ser el "mercado de la bolsa de la energía" y muestran predicciones para los período siguientes.


El gráfico permite comparar los precios de la luz entre los años 2020 y 2021 en el período enero-agosto. En mayo comenzó la escalada de la tarifa eléctrica, que continúa aún en octubre.

Uno de los sistemas de obtención de electricidad es la central térmica de “ciclo combinado”, en el que coexisten dos ciclos termodinámicos en un mismo sistema, con una turbina de gas y otra de vapor de agua.

En el funcionamiento del mercado eléctrico español, las centrales entran en la subasta en orden creciente a sus ofertas, y son retribuidas todas al precio más alto, el de los costes de producción de los ciclos combinados de gas.

Este diseño ha generado unos ingresos extraordinarios a las centrales nucleares e hidroeléctricas (representan una tercera parte de la oferta total de electricidad), que tienen unos costes muy inferiores a las que utilizan el gas.

Por tanto, el sistema marginalista hace que el gas marque el precio del resto de componentes del sistema eléctrico. Se calcula que un 50% de la subida en el precio mayorista de la luz es la debida al precio del gas y un 20% a los derechos de emisión del CO2.

El Gobierno está revisando la fiscalidad sobre el precio de la luz y se propone alterar el modelo en el que se fijan los precios que pagamos los consumidores minoristas. Trata de cambiar la tarifa del pequeño consumidor con un promedio de precios futuros, como hacen en Reino Unido o Portugal

Se han aprobado también medidas para permitir que las centrales eólicas, solares, nucleares e hidráulicas puedan cerrar contratos con grandes consumidores a precios por debajo del resultante en la subasta general.

A corto plazo, el Gobierno apuesta por reducir las cargas que recaen sobre el sector eléctrico y trata de apropiarse de los beneficios extraordinarios y totalmente injustificados que el sistema de fijación del precio marginalista proporciona a las empresas hidroeléctricas y nucleares, para dedicarlos a la reducción de la factura eléctrica de los consumidores.

Los proveedores de gas respondieron al frío del pasado invierno vaciando las instalaciones de almacenamiento y posteriormente se han mostrado reacios a rellenarlas con gas de alto precio. Como resultado, las instalaciones de almacenamiento europeas no se encuentran en los máximos habituales de otoño de otros años.

El aumento de los precios está alimentando la inflación y amenaza con entorpecer la recuperación económica, puesto que la factura eléctrica reduce el presupuesto de las familias para otras compras y aumenta los costes de las empresas