martes, 19 de agosto de 2014

EL PROGRESO HUMANO: VULNERABILIDADES Y RESILIENCIA


El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que  presentó en julio pasado el informe “IDH 2014”, plantea dos importantes conceptos para asegurar el desarrollo humano: reducir las vulnerabilidades y construir resiliencia (capacidad para afrontar adversidades).

Reconoce el Informe que se ha conseguido un desarrollo humano significativo desde 1990, año en que publicó el PNUD su primer análisis de los países, y que las tendencias globales son positivas, pero advierte que se están socavando medios de subsistencia y desarrollo por causas evitables.

Apunta que  las vulnerabilidades cambian. Utilizando el enfoque de ciclo de vida,  sugiere que los niños, los adolescentes y las personas mayores tienen que enfrentarse a riesgos que requieren respuestas específicas. En concreto, algunos periodos de la vida se consideran importantes, tales como  los primeros 1.000 días de vida de un niño, la transición de la escuela al trabajo, y el paso del trabajo a la jubilación. Los contratiempos en estos periodos suelen ser particularmente difíciles de superar y pueden tener impactos de largo plazo en la vida de las personas.

Aquellos que viven en la extrema pobreza y en la escasez se encuentran entre los más vulnerables. Pese a los progresos recientes,  más de 2.200 millones de personas se encuentran en situación de pobreza multidimensonal, un concepto que tiene en consideración  los ingresos, la sanidad, la educación y el bienestar social. El 15 % de la población mundial continúa siendo vulnerable a la pobreza y alrededor del 12 % (842 millones) de la población padece hambre crónica

Hay vulnerabilidades estructurales que afectan a los pobres, las mujeres, las minorías (étnicas, lingüísticas, religiosas, sexuales o de migrantes), las poblaciones autóctonas, las personas de zonas rurales, remotas o que viven con discapacidades.

La resiliencia debe garantizar que el Estado, la comunidad y las instituciones trabajen para empoderar y proteger a las personas, a fin de eliminar las barreras que impiden que actúen libremente, ejerzan sus derechos y expresen sus preocupaciones, para que  pasen a ser agentes activos que puedan definir su propio destino.

Recogemos a continuación la lista de los 10 países que encabezan el ranking del índice IDH en el año 2013:

 


El índice es el valor promedio de tres componentes: esperanza de vida al nacer; educación, que  mide las tasas de matriculación y de alfabetización de adultos, y el PIB por habitante en términos de paridad de poder adquisitivo.  

Noruega sigue manteniendo la primera plaza del IDH, aun teniendo en cuenta  las desigualdades internas, pero otros países experimentan descensos acusados, como Estados Unidos, que baja  23 puestos, según vemos en la última columna, debido a la desigualdad interna en los ingresos y en la sanidad.

El IDH ajustado a las desigualdades ayuda a evaluar los niveles de desarrollo para todos los segmentos de la sociedad mejor que haciendo referencia únicamente al ciudadano medio.

España continúa en el puesto 27, el mismo que en el 2012, con un valor del índice de 0,869 y avanza un puesto al tener en cuenta la desigualdad.

El ranking del IDH no presenta variaciones respecto del año 2012 en ninguno de sus extremos. Los cinco primeros del año anterior continúan en los mismos puestos,  mientras que Sierra Leona, Chad, República Centroafricana, República Democrática del Congo y Níger siguen ocupando los últimos lugares.

El Informe finaliza insistiendo en que promover el desarrollo humano sostenible requiere una profunda apreciación de los conceptos de vulnerabilidad y resiliencia, puesto que  los avances en el desarrollo serán equitativos y sostenibles si las vulnerabilidades se abordan con eficacia y todos tienen la oportunidad de participar en los avances.

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