martes, 25 de junio de 2019

IMPACTO DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA

La inversión extranjera en un país se suele dividir en dos modalidades básicas: Inversión Extranjera Directa (IED), que es la realizada con carácter productivo y permanente desde el exterior en el capital de las empresas, e Inversión en Cartera, que supone la compra de acciones y otros valores negociables en la Bolsa para lograr cierto rendimiento en el corto plazo.

El análisis económico estudia los factores que determinan los flujos de IED y sus efectos en las economías receptoras. Se considera que tienen importancia en la localización de las inversiones aspectos como el tamaño del mercado, los acuerdos comerciales, los derechos de propiedad y las políticas impositivas del territorio.

La IED puede considerarse como un complemento de la inversión financiada con el ahorro interno para la formación bruta de capital de una economía. Cumple las funciones de promover la aportación de tecnología, insertar al país en las cadenas globales de valor y facilitar el incremento de productividad.

La inversión extranjera de carácter productivo en 2018 representó en España el 41% del capital recibido. Los restantes fondos extranjeros dedicados a adquisiciones vienen a resultar relevantes sólo si aportan mejoras de eficiencia que hagan posible el crecimiento de la actividad, generando empleo y riqueza.

Teniendo en cuenta los flujos de entrada y de salida, la Inversión Extranjera Directa neta en España fue en 2018 de 39.746 millones de euros. Sin duda, esta inversión ha llegado atraída por la tasa de crecimiento del país, una las mayores de la Eurozona, y va destinada a proyectos de largo plazo, tales como la apertura de una fabrica o la compra de una participación de control empresarial.

En el siguiente gráfico tenemos la evolución de la IED bruta (entradas) en el último quinquenio


Observamos el notable crecimiento de las IED bruta, que en el 2018 supone un 71% de incremento sobre el año anterior.

La inversión extranjera suele ser muy errática, dado que viene afectada por decisiones empresariales de tipo coyuntural en muchas ocasiones. Los países que lideran el ranking de las inversiones en España son EE.UU, Reino Unido, Francia, y Alemania.

Algunos países occidentales están creando comités de inversiones extranjeras para analizar el tipo de empresas que pueden comprarse con los recursos que llegan desde otros países, especialmente de China, a fin de vigilar la influencia que pueden tener sobre el tejido empresarial y el modelo productivo del país.

También hay que tener en cuenta que actividades como construcción, logística y almacenamiento, que reciben una parte importante del capital extranjero, van a incidir poco en la mejora de la productividad.















martes, 18 de junio de 2019

IMPUESTOS: CURVA DE LAFFER

En las recientes campañas electorales españolas hemos podido escuchar de algunos candidatos de la derecha política una propuesta que resulta sorprendente para los ciudadanos: bajar los impuestos para subir la recaudación fiscal.

El origen de tal planteamiento se encuentra en el análisis del economista norteamericano Arthur Betz Laffer, conocido por su conservadurismo fiscal, que ganó popularidad en la época del presidente Reagan (1981-1989) como miembro del Consejo Asesor de Política Económica y esta semana recibirá de Donald Trump la Medalla Presidencial a la Libertad.

En 1974, en una entrevista de Wall Street Journal, Laffer trató de explicar que los recortes fiscales, en ciertos casos, podían aumentar la recaudación impositiva. Subir los tipo impositivos aumenta la recaudación al principio, pero a partir de cierto nivel, si los tipos siguen subiendo, la recaudación desciende.

El siguiente gráfico recoge el planteamiento de Laffer:


En el eje de abscisas aparecen las tasas impositivas (t) como porcentajes sobre la actividad económica y en ordenadas los ingresos impositivos (T). En los primeros tramos, a medida que el Gobierno aumenta el porcentaje de la tasa impositiva, obtiene mayor ingreso, pero a partir de la tasa t*, el aumento de tipo impositivo hace descender el nivel de actividad económica y se recudan menos impuestos. Por tanto, el impuesto t* es el punto óptimo de recaudación (Tmax)

Como observamos en el gráfico, el incremento de recaudación únicamente puede producirse si la tasa impositiva es más baja que la correspondiente al máximo de recaudación (t*).

La curva de Laffer distingue dos efectos de los cambios en las tasas impositivas: el aritmético y el económico. El primero implica que una disminución de la tasa impositiva reduce la recaudación, mientras que sucede lo contrario en el caso de incrementarse, ya que la recaudación mediante impuestos es igual a la tasa impositiva multiplicada por la base imponible para ser gravada.

El efecto económico reconoce el impacto estimulante de la reducción de las tasas impositivas bajas sobre la actividad económica, mientras que las tasas impositivas altas tienden a desincentivarla. Así, en el caso de una tasa muy elevada, la recaudación del Gobierno sería escasa, dado que los contribuyentes carecerían de incentivo para ejercer la actividad o irían al mercado negro.

Aunque la curva de Laffer es teóricamente correcta, resulta difícil encontrar en la economía real de los países tasas impositivas en la franja descendente de la curva, es decir, situaciones en las que los tipos impositivos sean tan altos que, rebajándolos, aumente la recaudación.

































martes, 11 de junio de 2019

EL MODELO DEL FLUJO CIRCULAR

El denominado “flujo circular de la renta” es un diagrama que ayuda a entender el funcionamiento de la economía en su conjunto. Se trata aquí de exponer de un modo simplificado el modelo de las transacciones que tienen lugar en la economía de un país mediante dos tipos de flujos formando un círculo.

Uno de ellos, llamado flujo real, recoge los bienes, servicios, trabajos y materias primas. El segundo flujo, que va en sentido contrario al anterior, representa el dinero que se paga a cambio de los elementos reales.

Este diagrama sencillo representa una economía con dos tipos de agentes: economías domésticas, que son hogares compartiendo su renta, y empresas que producen bienes y servicios. Se trata de una economía cerrada (sin considerar el sector exterior) y, por el momento, sin incluir el Sector Público.



Como vemos en el gráfico, hay sólo dos tipos de mercado. En uno de ellos, el mercado de bienes y servicios, las economías domésticas compran a las empresas los bienes y servicios que desean (por ejemplo, alimentos y electrodomésticos), dando lugar a un flujo físico hacia los hogares y, en contrapartida, las empresas reciben el correspondiente flujo monetario.

El segundo tipo de mercado es el de factores productivos, en el que las empresas contratan trabajadores y compran otros recursos para producir bienes y servicios, retribuyéndolos con un flujo monetario (por ejemplo, salarios e intereses), de tal modo que los mercados de factores vienen a determinar la distribución de la renta entre los trabajadores y los propietarios del capital

El diagrama de flujo circular no sólo es útil para observar cómo fluyen los fondos a través de la economía, sino que nos permite conocer ciertas condiciones de equilibrio que deben darse siempre.

Si una parte de los ingresos de los hogares no vuelven a las empresas como consumo de bienes y servicio, significa que las familias han decidido ahorrar. Para que haya equilibrio, el sector empresarial tendrá que dedicar a inversiones el volumen equivalente al ahorro, es decir, en lugar de producir únicamente bienes de consumo, dedicará fondos a bienes de capital (instalaciones y equipamientos). En caso contrario, el sector empresarial no equilibrará sus cuentas y acabará en pérdidas, que pueden llevar a reducir la producción y emplear a menos trabajadores, para volver a un nuevo equilibrio.

Añadiendo ahora al modelo la intervención del Estado, el flujo de fondos que entra en el Sector Público por impuestos y contribuciones sociales debe ser igual, al menos a medio plazo, al que sale cuando compra bienes y servicios, otorga subvenciones y paga tanto a funcionarios como a pensionistas.

Los años en los que los ingresos no compensen a los gastos, se quiebra el equilibrio y el Estado incurre en déficit, dando lugar a la deuda pública, que se financia emitiendo títulos suscritos por familias y empresas. Es el caso del Estado español, al que los déficit anuales han llevado a un endeudamiento importante, que representa actualmente el 98% del PIB, muy superior al que aconsejan no sobrepasar las autoridades económicas europeas (60%).














martes, 4 de junio de 2019

LA INVERSIÓN EN CAPITAL FÍSICO

Las economías con mayor crecimiento suelen ser las que más aumentan su capital físico (edificios, instalaciones y equipamientos productivos), mejoran el potencial (capital) humano o logran mayores avances tecnológicos. Tenemos el ejemplo de China que, profundizando en los tres aspectos citados, ha logrado en la última década tasas de crecimientos anuales del PIB entre el 6% y 9%, impensables en países desarrollados, sacando de la pobreza a millones de ciudadanos.

Cuando se incrementa el nivel de inversión en bienes de capital con respecto al Producto Interior Bruto (PIB) aumenta también el capital físico por persona ocupada. Se dice que hay una intensificación del capital en equipos productivos. Como cada persona ocupada dispone de más capital físico con el que operar, su producción se incrementa, es decir, que tiende a aumentar la productividad.

Algunos países aumentan su capital con mayor ritmo que otros, a través de elevadas tasas de inversión. China ha llegado a invertir cerca del 40% de su PIB, en tanto que muchos países industrializados occidentales no suelen alcanzar un 25% anual.


Como vemos en el cuadro, la tasa de inversión media anual de España se situó en el último quinquenio (2014-2018) en el entorno de la media europea.

Conviene distinguir entre la inversión de Formación Bruta de Capital, que es la tratamos en este escrito, y la inversión financiera. Esta última se realiza, por ejemplo, cuando se compran acciones y bonos.

La inversión empresarial es la que acumula capitales que permiten incrementar y mejorar el equipo productivo. Es, por tanto, una variable fundamental para el funcionamiento económico, con un efecto multiplicador sobre la renta, de tal modo que los fondos invertidos consiguen, con el transcurso del tiempo, que la renta total aumente en mayor cantidad.

Las empresas invierten para aumentar su capacidad de producción de bienes y servicios, esperado que los rendimientos derivados de la venta de la nueva producción cubran tanto los costes operativos como los de financiación de la inversión y aporten un beneficio.

La inversión tiene dos claves decisivas: las expectativas de las empresas sobre la evolución de la demanda y el tipo de interés real (eliminada la inflación) del mercado financiero. Cuanto más elevada sea la tasa de interés real, menor será el número de proyectos de inversión que se considerarán rentables.

Las expectativas y la confianza de la empresas constituyen un elemento determinante, dado que la inversión supone arriesgar cierta cantidad de dinero esperando recuperarlo en el futuro. Si los inversores temen que tiendan a empeorarse las condiciones económicas, se mostrarán reacios a llevar a cabo nuevos proyectos. La confianza en la mejora económica, con incrementos de demanda y perspectivas de rentabilidad, es la que impulsa la expansión de las plantas y equipos.

En cuanto al tipo de interés real, su importancia radica en que se convierte en el coste de oportunidad del dinero líquido que puede disponer la empresa, puesto que viene a ser el rendimiento que habría obtenido si, en lugar de realizar la inversión, hubiese optado por otra alternativa, por ejemplo, prestar los fondos en el mercado financiero.

Un peligro para la inversión puede venir del crecimiento de la economía financiera, al desviar importantes fondos, que antes se dedicaban a la actividad productiva, hacia la especulación, en busca de rentabilidades a corto plazo.

La propia banca, que tradicionalmente ha financiado grandes proyectos empresariales, actúa en muchos casos como inversora en busca de rápidos beneficios, lo cual supone que una parte del ahorro no se dedica a financiar proyectos de inversión que generen empleo y bienestar social.