martes, 29 de octubre de 2019

CONFLICTOS ARANCELARIOS


Pese a las argumentadas opiniones de que los Gobiernos no deberían entorpecer el libre flujo de bienes que surge de la oferta y la demanda en el comercio internacional, muchos países utilizan impuestos y otras restricciones, así como subvenciones, para limitar las importaciones o favorecer las exportaciones.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) es la institución a la que compete resolver los enfrentamientos comerciales a través de las reglas aceptadas por sus 164 países miembros. Las decisiones se adoptan por consenso entre ellos y después son ratificadas por los Parlamentos estatales.

La decisión de la OMC de permitir a Estados Unidos imponer aranceles a más de 1.500 productos europeos para compensar las ayudas públicas a la Aeronáutica Airbus ha abierto la puerta a una guerra comercial que va a afectar también a las exportaciones españolas de productos, como vino, queso, aceite de oliva, productos porcinos y licores.

Las guerras comerciales entre países son habituales en la historia económica. En esta ocasión, Trump ha reivindicado que EE.UU está siendo tratado injustamente en sus relaciones comerciales, en un proceso que comenzó hace 15 años, con la disputa entre las aeronáuticas Boing y Airbus, que es considerado como el contencioso más largo de la historia de la OMC y el que ha generado las mayores medidas compensatorias.

El Presidente norteamericano comenzó en enero de 2018 a imponer una serie de aranceles sobre diversos productos, como el acero y el aluminio, los paneles solares y las lavadoras, que afectaron a mercancías procedentes de la Unión Europea (UE), China, Canadá y México. Como sucede en todas las guerras comerciales, algunos países afectados anuncian que tomarán represalias.

Parece que el objetivo prioritario de Trump es reducir el enorme déficit comercial de EE.UU con China, que alcanzó el año pasado un incremento del 8%. Los chinos negocian con los norteamericanos, pero siguen poniendo aranceles a sus importaciones de productos agrícolas, que socavan la base de la masa de votantes del presidente norteamericano.

En esta batalla arancelaria, en lugar de aplicar sanciones, la Comisión Europea se muestra partidaria de promover acuerdos entre los países para cerrar el contencioso de las ayudas y propone la fijación de un nuevo sistema internacional de subsidios en el sector aeronáutico, teniendo muy en cuenta el desafío que supone la entrada en el mercado de “competidores fuertemente subvencionados”, en referencia a China, con lo que el duopolio entre Aibus y Boing puede tener los días contados.

El siguiente gráfico (Krugman), con datos de la Comisión de Comercio Internacional norteamericano, ofrece una perspectiva de la evolución de los aranceles.



Se puede observar el descenso del arancel medio a las importaciones en EE.UU, del 3,5% en 1993 al 1,5% en 2011, así como de su efecto sobre el PIB, con ganancias de los productores nacionales y de los Gobiernos y pérdidas de los consumidores.

Se viene observando que las fricciones comerciales y el avance de las tecnologías, junto con el incremento de los salarios en China, están afectando también al planteamiento de las estrategias de deslocalización. Una encuesta de la Cámara de Comercio de EE.UU en China señala que el 41% de las empresas estadounidenses implantadas en China están considerando mover su producción: un 25% llevaría la fabricación a otros países del sureste asiático; el 10% elegiría México y un 6% volvería a EE.UU.

En cualquier caso, con la visión aislacionista de Trump y su afán de saltarse la normas, la peor amenaza actual para la estabilidad del comercio mundial es que se rompa el equilibrio comercial logrado en las últimas décadas.














martes, 22 de octubre de 2019

EL INCREMENTO DE LA PRODUCTIVIDAD

El término productividad del trabajo o, sin más, productividad hace referencia a la producción por trabajador o a la producción por hora trabajada, que posibilita el crecimiento económico sostenido.

La producción de los trabajadores ha ido aumentando debido a la utilización de más capital físico (maquinaria y equipamientos), al incremento de capital humano (formación y habilidades) y al mayor nivel de progreso tecnológico (acumulación de avances técnicos).

A partir de los años 60, la contabilidad del crecimiento muestra la importancia del progreso tecnológico o productividad total de los factores (PTF) en el crecimiento de la producción agregada de los países, que resulta en muchos casos superior al efecto conjunto de la acumulación de capital y de trabajo.

Según el Informe Anual 2018 del Banco de España, la PTF ha crecido un 0,4% promedio anual en España entre 2013 y 2018, frente a un 0,6% en la Eurozona (UEM), lo cual significa que se ha seguido ampliando, aunque a menor ritmo, el diferencial desfavorable respecto al promedio de los demás países europeos.



Podemos observar que en el conjunto de la UEM (Union Económica y Monetaria) la productividad acumulada en el conjunto del período llega al 13% (línea azul) , en tanto que en España no supera el 6% (linea roja).

El informe atribuye el modesto incremento en España a uno de los componentes de la PTF: la calidad en la asignación de los recursos. Mientras que en el período anterior a la Gran Recesión la asignación de recursos, inversiones fundamentalmente, estuvo orientada hacia proyectos con productividad reducida, en los años recientes una mayor proporción fue utilizada por empresas con mejor nivel de productividad.

Desde 2013, la inversión en equipo y en activos intangibles ha aumentado proporcionalmente respecto a la inversión total y se ha reducido la participación de los activos inmobiliarios. Hay que contar también con el efecto de la reasignación positiva de factores, que ha supuesto el cierre de empresas con muy bajos niveles de productividad en el período de crisis.

En el siguiente gráfico tenemos la productividad media aparente del trabajo en empresas españolas y la media del conjunto de Francia, Alemania e Italia (promedio=1) en 2016




Podemos observar que la productividad media en España se sitúa en el 60% en las microempresas y entre el 78% y 87% en empresas medianas y grandes respecto de las entidades europeas

Los analistas señalan que existe en España cierto déficit de capital humano y tecnológico. Se reconoce la mejora educativa de la población en las últimas décadas, aunque persiste el reto del elevado abandono escolar (18,3% entre 18 y 24 años). La inversión en I+D continua siendo reducida, tanto el componente público (0,8%) como el privado (1,4%), ambos sobre el PIB, por lo que la brecha tecnológica respecto a los países europeos es amplia.

La situación del mercado laboral, con marcada dualidad de contratos indefinidos y temporales, limita el crecimiento de la productividad, debido al efecto negativo de la elevada temporalidad, al desincentivar la inversión en la formación de los trabajadores.














martes, 15 de octubre de 2019

CONDICIONES ECONÓMICAS DE VIDA

Diversas organizaciones internacionales, como las Naciones Unidad, la OCDE y la Comisión Europea, que analizan el progreso de las sociedades y el bienestar de las personas, han estimado la conveniencia de ampliar los indicadores de desarrollo económico que vienen utilizándose, superando el tan socorrido PIB por habitante.

Se ha optado por una perspectiva multifuncional de la calidad de vida, que incluye un conjunto de indicadores agrupados en dimensiones: Condiciones materiales de vida, Trabajo, Salud, Educación, Ocio y relaciones sociales, Seguridad física y personal, Gobernanza y derechos básicos, Entorno y medioambiente y Experiencia general de la vida. Estos indicadores se desagregan según ciertas características, como sexo, edad, nivel de renta, ámbito geográfico y otros aspectos.

El siguiente gráfico nos muestra la evolución de 7 de los indicadores, así como el global, en el último decenio en España



El indicador global de calidad de vida en el decenio muestra un incremento de 1,38%. Las mejoras más importantes se han obtenido en las dimensiones “Educación” (+4,49%) y “Salud” (+4,71%), en tanto que “Trabajo”(-2,81%) y “Condiciones materiales de vida”(-0,35%) han sufrido empeoramientos respecto de 2008.

Centrándonos en la dimensión ”Condiciones materiales de vida”, el indicador económico proviene de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV), que se realiza con criterios armonizados desde 2004 en todos los países de la Unión Europea.

La Encuesta proporciona información sobre la renta disponible final neta anual del hogar, formada por los ingresos totales percibidos por la familia durante el año, una vez deducidos el impuesto sobre la renta, el impuesto sobre el patrimonio y la cotización a la Seguridad Social e incluidas las transferencias recibidas.

La renta que se refleja en la encuesta corresponden a los ingresos recibido en el año anterior, que se componen fundamentalmente de retribuciones al trabajo por cuenta ajena, beneficios o pérdidas del trabajo por cuenta propia, prestaciones sociales y rentas del capital y de la propiedad.

Con el fin de poder comparar familias de distinto número de componentes se utiliza el concepto de “renta equivalente del hogar”, que estandariza las familias en función del número de “unidades de consumo equivalente” Se tiene así en cuenta la economía de escala que se da al compartir los ingresos.

Según las reglas de la OCDE, una persona viviendo sola constituye una unidad de consumo y se le asigna el peso de 1, dado que ha de afrontar todos los gastos del hogar; a los demás adultos, un peso de 0,5, y a los menores de 14 años, 0,3 de peso.

La renta equivalente del hogar se calcula dividiendo la renta disponible total entre el número de unidades de consumo equivalente que lo componen, asignándola por igual a todos los miembros que forman parte del hogar. Se obtiene así el indicador de los ingresos equivalentes disponibles de las personas en un hogar estandarizado.

Por ejemplo, un hogar que ingresa al año 36.000 euros, habitado por una sola persona, constituye una unidad de consumo; si viven dos adultos, asciende a 1,5 unidades, con lo que la renta por unidad de consumo equivalente desciende a 24.000 euros; con dos adultos y un menor de edad, las unidades de consumo llegan a 1,8 y la renta equivalente cae a 20.000; con un menor más las unidades suman 2,1 y la renta equivalente queda en 17.143 euros.

El Instituto Nacional de Estadística, que adoptó en 2013 una nueva metodología para el cálculo de los ingresos del hogar, combinando la información de las encuestas con los ficheros de las administraciones tributarias, publica cada año la información sobre los ingresos medios anuales (renta media) y los ingresos medianos anuales (renta mediana) de los hogares estandarizados, tanto por persona como por unidad de consumo.

Para la encuesta de 2018, el INE establece una renta media por persona, dividiendo los ingresos totales del hogar entre el numero de miembros, en 11.412 euros anuales, (con alquiler imputado, 13.223), en tanto que la renta media por unidad de consumo, al dividir los ingresos entre el número total de unidades de consumo, asciende a 16.937 euros (con alquiler imputado, 19.479)

El método de las unidades de consumo que estandariza los hogares permite fijar los ingresos equivalentes por familia, con lo cual posibilita conocer mejor que la renta por habitante el nivel de vida material comparativa de las familias.





































martes, 8 de octubre de 2019

TRANSICIÓN HACIA LA ECONOMÍA VERDE


El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) considera como Economía Verde a la que conjuga el bienestar humano y la igualdad social, al tiempo que reduce significativamente los riesgos medioambientales y la escasez ecológica. Refleja el cambio de paradigma hacia un enfoque holístico, integrador, propugnando que empresas e inversores apuesten por un desarrollo sostenible a largo plazo.

Hay un amplio consenso entre los científicos en cuanto a que los niveles crecientes de dióxido de carbono (CO2), consecuencia sobre todo de quemar carbón y petróleo, están causando un efecto invernadero en la Tierra, al retener la mayor parte de la energía del Sol y elevar la temperatura del planeta, que puede provocar altos costes humanos y económicos.

En el siguiente grafico de la Agencia Estatal de Meteorología se representan con barras de colores las variaciones medias de la temperatura en España de 1901 a 2018


Cada línea indica la temperatura media de un año. Las líneas azules son los años en los que la temperatura media fue menor que la media del período 1901-2018. Las rojas representan los años en los que la media fue mayor. A mayor intensidad del color, más elevada variación respecto a la media. Los colores más intensos señalan una variación de 1,2ºC respecto a la temperatura media

La reducción de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global es posible usando energía de fuentes no fósiles, como la eólica, la solar y la nuclear. La cuestión es que los problemas medioambientales no ofrecen automáticamente incentivos para cambiar los comportamientos. Como la contaminación es una externalidad negativa que las personas y las empresas imponen a otras sin tener que dar a cambio ninguna compensación, se hace necesaria la intervención pública para regular el cambio climático y llegar a consensos políticos sobre el reparto internacional de los costes a través de las reuniones denominadas “cumbres climáticas”

El Acuerdo de París contra el cambio climático, firmado en 2015, ya estableció que los países debían presentar planes de recorte para las emisiones de efecto invernadero, a fin de frenar el aumento de las temperaturas.

El objetivo sigue siendo que el incremento medio de la temperatura del planeta no supere durante este siglo los 2ºC respecto a los niveles preindustriales y, en la medida de lo posible, se quede por debajo de 1,5ºC. Pero se estima que los planes presentados llevarán a un aumento de 3ºC, con grave impacto sobre los seres humanos y la naturaleza.

Así, los expertos climáticos de la ONU advierten que el aumento del nivel de mar se ha acelerado y es ya imparable por el deshielo en los extremos norte (Groelandia) y sur (Antártida) del planeta, aumentando el peligro en las zonas costeras bajas, en las que viven 680 millones de personas, (10% de la población mundial), tanto por ciclones como inundaciones,

Como el Acuerdo de París establece que cada 5 años los países deben revisar sus planes para comprobar el avance de las realizaciones, en la reciente cumbre de Nueva York el Secretario General de la ONU ha pedido a los Gobiernos que anuncien o presenten ya sus revisiones.

Apoyándose en la meta más ambiciosa (quedarse por debajo de 1,5ºC), el máximo dirigente de la ONU, Antonio Guterres, reta a los Estados a que asuman cuatro compromisos concretos: a) no construir nuevas centrales de carbón a partir de 2020, b) acabar con los subsidios a los combustibles fósiles que frenan la expansión de las renovables, c) elaborar planes para 2030 que recorten las emisiones un 45% respecto de 2010 y d) que en 2050 se logre la neutralidad del carbono, igualando el expulsado a la atmósfera con el capturado.

Movimientos como “Fridays for the Future”, movilizando a jóvenes en Europa, y “Green New Deal”, con debates de los candidatos demócratas en EE.UU. suponen avances hacia la sensibilización ante el cambio climático. Pero los expertos señalan que serán necesarios planes y regulaciones para promover una transición decidida hacia las energías renovables, lo cual supone que los Estados tendrán que adoptar un papel más activo en la economía.















martes, 1 de octubre de 2019

EL DECLIVE DE LA CLASE MEDIA


La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que reúne a los 36 países más desarrollados, ha presentado en la Organización de Naciones Unidas (ONU) un informe para advertir que el nivel de vida de la clase media se estanca o está en declive, lo cual supone que va reduciéndose el grupo social que sirvió de cohesionador durante la segunda mitad del siglo XX.

La clase media suele describirse como aquella parte de la sociedad que posee relativa estabilidad financiera y calidad de vida. Se señalan como rasgos característicos de este grupo social: cierto nivel educativo, disfrute de ocio, buena atención sanitaria o una jubilación decente.

Aunque la imagen popular viene a asociarlo a “vivir de forma bastante confortable”, un estudio reciente de CaixaBank Research señala que el 20,3% de los miembros de la clase media española admiten dificultades para llegar a fin de mes, lo cual evidencia que en este grupo existen compartimentos estancos: clase media-baja y clase media-alta.

De una manera más precisa, la OCDE define la clase media como el conjunto de personas cuyos ingresos están entre el 75% y el 200% de la renta mediana, que es el valor central (no el promedio) del conjunto de las rentas una vez ordenadas.


En España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) la renta mediana en 2017 (último dato disponible) era de 14.203 euros anuales, con lo cual una persona que vivía sola era clase media con una renta después de impuestos y transferencias sociales entre 10.652 y 28.406 euros anuales.

En el siguiente gráfico tenemos la distribución de los colectivos de rentas en el conjunto de la OCDE y en España


Observamos que en el conjunto de la OCDE (azul) el 61% de la población pertenece a la clase media, un 29% (18+11) se sitúan entre las rentas bajas y el 9% integran el nivel de renta alta. En los últimos 30 años, la proporción de la clase media dentro de la población en la OCDE ha descendido 3 puntos porcentuales.

Para el caso de España (rojo), el estudio sitúa el 55% de la población en la clase media, un 33% entre las renta bajas y el 12% como rentas altas, con lo cual la clase media representa 6 puntos porcentuales menos que el promedio del colectivo de países. En las tres últimas décadas, la proporción de la clase media ha caído en España 3,7 punto porcentuales, de los cuales 3,6 han pasado al grupo social bajo y 0,1 al más alto.

El siguiente gráfico permite conocer la evolución de la clase media a través de las generaciones:



Tanto en el conjunto de la OCDE como en España va descendiendo la clase media con las nuevas generaciones. En el caso de España (rojo), entre los “Baby boomers” (nacidos entre 1941 y 1964) alcanzaban a los 20 años la clase media un 60%, entre la “Generacion X” (1965-1982) bajan al 58% y entre los “Millennials”(1983-2002) caen al 50%. Se extiende así el pensamiento de que las generaciones venideras vivirán peor que sus padres.

Esta evolución supone que la clase media ha envejecido a un ritmo mayor que el conjunto de la población. En España, entre 1985 y 2015, el porcentaje de jóvenes que forman parte de la clase media se ha reducido 10,4 puntos porcentuales y entre los mayores de 65 años ha aumentado en 5,5 p.p.

Cada nueva generación tiene mayor dificultad para alcanzar la clase media. Puede ser debido a que les resulta más costoso lograr la formación y las habilidades profesionales requeridas, cada vez más exigentes, y también a que se ha incrementado notablemente el coste del acceso a la vivienda, quizás el principal gasto de la clase media.

La dificultad añadida en España es la situación del mercado laboral, con la lamentable dualidad entre trabajadores temporales e indefinidos. Sin duda alguna, la tasa promedio de temporalidad española del 26,8% (14,5% en la UE) dificulta mucho contar con empleos estables para asentar proyectos de vida. En cualquier caso, serán las instituciones y las políticas de cohesión social que se apliquen las que moldearán el modelo económico y social de los próximos años.