martes, 12 de agosto de 2014

DEMANDA Y OFERTA DE DINERO


Es frecuente confundir los términos renta, riqueza y dinero. La renta es el ingreso que se recibe en un período de tiempo por el trabajo realizado, los fondos prestados o la posesión de una propiedad. La riqueza, en cambio, indica el conjunto de bienes poseídos en un momento determinado.

El dinero no es más que una de las formas en las que las personas pueden guardar su riqueza y, como apenas produce intereses, la gente sólo mantiene en reserva lo que necesita para sus transacciones habituales. Por ejemplo, si una persona tiene un sueldo neto mensual de 2.000 euros, deposita 500 en una cuenta de ahorro a plazo y gasta los 1.500 restantes regularmente durante el mes, sus reservas medias de dinero serán de 750 euros.

El dinero en metálico y las cuentas corrientes bancarias son las principales formas de dinero que se utilizan. Si, para simplificar, reducimos la demanda de dinero a la necesidad de transacciones, se puede relacionar la cantidad de dinero que tienen las familias con el valor nominal de la renta real, es decir, con P*Y, siendo P el nivel de precios e Y la renta real.

Si sube la renta real de toda la economía o aumentan los precios, subirá la renta nominal y se necesitará mayor cantidad de reservas de dinero para realizar las transacciones.

Estas relaciones configuran la ecuación cuantitativa: M*V=P*Y, es decir, la cantidad de dinero (M), multiplicada por la velocidad de circulación (V) es igual a la renta nominal (P*Y).

Podemos utilizar el ejemplo anterior para calcular la velocidad. Si se mantiene habitualmente una resera de dinero  equivalente al gasto de 15 días, la velocidad de circulación anual será de 24 aproximadamente (365/15), es decir, que una unidad monetaria se utiliza 24 veces en el año en la compra de bienes y servicios.

Despejando la cantidad de dinero, M = PY/V. Por lo tanto, si la renta y la velocidad de circulación no se alteran en el corto plazo, la demanda de dinero varía con el nivel de precios.

Respecto a la oferta de dinero, sabemos que  depende de la política monetaria, que es responsabilidad de los bancos centrales, en nuestro caso del Banco Central Europeo. En la medida en que actúan para influir en el tipo de interés nominal, sus políticas influyen en el sector bancario y provocan cambios en la oferta monetaria.

En el siguiente gráfico podemos observar las consecuencias de una variación de la oferta monetaria


Vemos que la demanda de dinero (D) es igual a P*Y/V. Si la oferta nominal de dinero es O1, el nivel de precios de equilibrio será P1. Al incrementar la oferta monetaria de O1 a O2, el nivel de precios tiende a P2. Las personas necesitarán guardar más dinero para realizar transacciones.  El nuevo equilibrio entre la demanda y la oferta se consigue cuando los precios alcanzan el nivel P2

Se suele admitir que el aumento de la oferta de dinero acompañada de una variación proporcional del nivel de precios no tiene efectos reales, a largo plazo, en la economía. De ahí viene la expresión “neutralidad del dinero”, un principio que se cumple siempre que la economía funciona al nivel de producción potencial y con precios y salarios perfectamente flexibles. Es la llamada “dicotomía clásica”: independencia de las variables reales respecto de las nominales, estas últimas afectadas por los precios.

Si el incremento de oferta monetaria tiende a impulsar subidas de precios, ¿por qué no se incrementa la inflación  ahora que los bancos centrales están aumentando la liquidez notablemente?

Quizás porque en época de crisis no se cumple la hipótesis de que se mantiene constante la velocidad de circulación del dinero: aumenta en las épocas de expansión y disminuye en las recesiones.

El siguiente grafico del Banco de España muestra la caída del crédito en España, que es uno de los motivos del  descenso de la velocidad de circulación:

 

Vemos la disminución del crédito a familias y empresas desde mediados de 2012, que se mantiene en 2014 al ritmo del 5% de caída interanual.

Ocurre también que, con los tipos de interés a niveles muy bajos, la velocidad de circulación tiende a disminuir, dada la tendencia de empresas y consumidores a mantener dinero líquido en su poder.

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