martes, 23 de marzo de 2021

RENTA PER CAPITA


La renta per cápita o renta por habitante indica la relación entre el Producto Interior Bruto (PIB) de un país y su población. Es la cantidad anual de ingreso bruto medio por ciudadano. Se expresa muchas veces en términos nominales, es decir, sin eliminar el efecto de las variaciones de precios, y sirve para conocer las diferencias económicas entre los países.


En el año 2000, la renta media española representaba el 65% del promedio de la Zona Euro (19 países). Cinco año más tarde, en plena burbuja inmobiliaria, ascendía al 76% y se mantuvo en este nivel, hasta que en 2020 cayó al 71%

La renta por habitante puede descomponerse en dos factores: productividad laboral y tasa de empleo. La productividad se calcula por el cociente entre el PIB y el número de empleados (equivalentes a tiempo completo) o el número de horas trabajadas. El segundo de los factores, la tasa de empleo, es la proporción de empleados respecto de la población en edad de trabajar.

La productividad española se situaba en la cola de los países europeos en 2019. Mientras que en el conjunto de la Unión Europea la productividad creció el 1,1%, en España no pasó del 0,4%,, sólo por encima de Italia y Luxemburgo. El mayor problema es que sigue perdiendo terreno respecto de los países del Este del continente. Por ejemplo, en 2007, el PIB por ocupado de España superaba al de Polonia en un 39%, y en 2018 descendió hasta el 22%.

Se puede decir que el crecimiento económico español en los años anteriores a la pandemia fue extensivo más que intensivo. El PIB de Epaña aumentó porque se incorporaron más trabajadores al mercado laboral, no porque los ocupados aportaran mayor producción. La recuperación en esos años se apoyó en sectores de escaso valor añadido.

En España no se han dado pasos para consolidar el tamaño empresarial. El tejido productivo sigue atomizado, con mucha proporción de pymes y microempresas. La consecuencia es una menor ratio de capital por trabajador, lo cual lleva a mantener bajos los salarios para no perder competitividad.

El segundo de lo factores que influyen en la renta per cápita, la tasa de empleo, muestra el porcentaje de personas en edad de trabajar que tienen empleo. El siguiente gráfico recoge la evolución comparativa entre España y la media europea en el colectivo de 20 a 64 años.


En 2005, España tenía la misma tasa de empleo que la media europea, pero la crisis financiera fue introduciendo un desfase que en 2013 alcanzaba cerca de 10 puntos porcentuales. Ha ido disminuyendo la diferencia, pero en 2019 España tenía la tasa del 68% y la media europea (EU27) llegaba al 73,1%. La tasa de empleo es quizás la que mejor explique la diferencia de renta per capita entre España y la media europea.

La renta per cápita no puede considerarse como un indicador de bienestar social. Al ser una media, no tiene en cuenta las desigualdades económicas entre los individuos, engloba algunos gastos que no influyen en el bienestar, no considera la destrucción de recursos naturales y subestima la producción real de un país por no tener en cuenta los bienes y servicios que no pasan por el mercado, tales como el trabajo doméstico, el cuidado de familiares y el trabajo voluntario.


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