martes, 17 de marzo de 2020

IMPACTO DEL CAMBIO TECNOLÓGICO


Al analizar la oferta y la demanda de un bien o servicio, se suele afirmar que el aumento de la oferta en sentido estricto, que supone un incremento de la cantidad ofrecida a cada precio, se debe, entre otros factores, al estímulo que suscita en las empresas el cambio tecnológico.

En términos económicos, se entiende por tecnología cualquier método que se puede utilizar para convertir los inputs en bienes y servicios útiles. Las mejoras tecnológicas hacen posible que los productores gasten menos en inputs aunque produzcan la misma cantidad. Así, por ejemplo, las investigaciones en energía solar están consiguiendo que el rendimiento de los componentes de un sistema fotovoltaico sea más eficiente y ayude a reducir los costes de producción.

Cualquier avance tecnológico, al disminuir los costes del proceso productivo, otorga ventaja económica a las primeras empresas que aplican la innovación, aunque a largo plazo la extensión de la tecnología a mayor número de productores puede anular la ventaja competitiva

Uno de los pilares del avance tecnológico es la inteligencia artificial (IA). Concebida en los años 1950 en la Universidad de Dartmouth, la investigación de las distintas técnicas de IA se ha desarrollado sobre todo desde comienzos de este siglo, aunque ya en 1997 había marcado un hito al derrotar un ordenador al campeón de ajedrez Gary Gasparov

A la IA, un sistema de software que trata de reflejar la inteligencia humana, se le atribuyen tres cualidades básicas: la capacidad de responder en tiempo real a través del uso de sensores; la aptitud para el análisis de datos y toma de decisiones, y la competencia para aprender a medida que adquiere más información, adaptando las respuestas con lo aprendido.

El siguiente cuadro de CaixaBank Research resume las vías de impacto de las nuevas tecnologías:


Avances tecnológicos como los robots y la inteligencia artificial mejoran la productividad, aumentando la eficiencia y la calidad de los bienes y servicios obtenidos, pero pueden dejar sin empleo a muchos trabajadores, aunque se logre ampliar el empleo de ciertos sectores tecnológicos.

Algunos expertos manifiestan que el desarrollo tecnológico no ha provocado destrucción neta de empleo a lo largo de la historia. Hay ocupaciones que se han transformado o desaparecido, liberando trabajo de unas actividades para realizar otras con las que atender bienes y servicios, pero insisten en que el desarrollo técnico no ha destruido empleo a nivel agregado.

Aunque el papel de las nuevas tecnologías en las economías es cada vez más importante, no en todos los países ni en todos los sectores tienen la misma relevancia ni están avanzando con el mismo dinamismo. El nivel de impacto en cada país depende tanto de las tasas de crecimiento económico como del grado de inclusión de este crecimiento.

Ante la necesidad de adaptación y de cambio, los países miembros de la Unión Europea debatieron en 2006 la flexiseguridad, una estrategia integradora destinada a mejorar al mismo tiempo la flexibilidad del mercado laboral, la organización del trabajo y las relaciones laborales, por una parte, y la seguridad del empleo y de los ingresos, por otra.

La flexiseguridad pretende garantizar que los ciudadanos de la UE puedan disfrutar de un elevado nivel de seguridad en el mundo del empleo y no exclusivamente en un puesto de trabajo. Conlleva un fuerte énfasis en la eficacia de políticas activas de empleo (de formación continua y búsqueda de empleo) realizadas tanto por parte de organismos del sistema público como de agencias privadas de empleo.

En España, tras la reforma laboral de 2012, con la caída drástica de las indemnizaciones por despido, las empresas contrataron más fácilmente, sobre todo con contratos temporales y de jornada parcial, con lo que el desempleo se ha ido reduciendo en los años recientes, pero ha sido a cambio de una gran precariedad.

Si con el cambio tecnológico las empresas van a requerir menos trabajadores, como la cobertura sanitaria y las pensiones están ligadas al empleo, tendrán que existir en el futuro prestaciones no ligadas a la ocupación laboral para las personas que estén desempleadas o subempleadas durante prolongados períodos de tiempo.




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