EL Boletín Económico del Banco Central Europeo, en su número de marzo pasado, reconoce que, a pesar de la recuperación económica y el descenso de las tasas de desempleo en la Eurozona, el crecimiento de los salarios continúa siendo débil. En el caso de España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el coste salarial por trabajador y mes fue de 2.010,73 euros en el cuarto trimestre de 2016, lo cual supone una caída interanual del 0,8%
Señala el BCE que la escasez de mano de obra ha provocado habitualmente en la Eurozona un incremento de las presiones salariales, pero la correlación parece haberse interrumpido en el transcurso de la recuperación, lo cual hace sospechar que la definición de desempleo está siendo demasiado estricta.
Según el indicador de desempleo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) los demandantes de empleo se consideran desempleados si cumplen tres condiciones: a) no trabajar, b) estar disponibles para empezar el trabajo en un plazo de dos semanas y c) buscar empleo activamente.
Para evaluar bien la oferta de trabajo habría que ir a una definición más amplia del desempleo que incluyera a otros dos grupos: en primer lugar, sacando de inactivos, a los que no trabajan ni buscan empleo, desanimados por la falta de oportunidad de acceder a un trabajo en cierto momento, y en segundo término, a las personas ocupadas a tiempo parcial involuntariamente.
El trabajo a tiempo parcial no ha sido en España una alternativa buscada, como en Holanda por ejemplo, donde el 67% de las mujeres tienen este modelo de contrato y únicamente el 13,4% se considera subempleada, quizás porque en ese país se puede vivir con un contrato parcial. El salario mínimo en Holada pasa de 1.500 euros al mes, el doble que en España.
Voluntario o no, el trabajo a tiempo parcial se ha impuesto también en España en los recientes años y alcanza a cerca de 3 millones de trabajadores, en torno al 16% de los ocupados. Pero la mitad no es que hayan elegido un trabaja parcial porque quieran más tiempo para estudiar o cuidar a la familia, sino porque no encuentran un empleo mejor. Así, el desempleo que oculta el trabajo a tiempo parcial puede situarse en torno al 8% de los ocupados.
Si con esta definición más amplia del desempleo se llega en la Eurozona a una tasa de paro real del 18%, en España pasaríamos del 18,75% de tasa de desempleo oficial al entorno del 35% en 2013 y al 30% en 2016, como se observa en el gráfico.
La evolución del mercado laboral ha dado lugar a que algunos organismos internacionales, entre ellos la OCDE, comiencen a medir el mercado de trabajo con indicadores de desempleo más amplios, ya que ofrecen una perspectiva más ajustada a la realidad.
En EE.UU. la Oficina de Estadísticas Laborales elabora cuatro tasas de desempleo, desde el equivalente al de la OIT, denominada “U3”, que está en el 4,4%, hasta la más amplia (“U6”), que se sitúa en el entorno al 8,6%. Esta última es la que más observan los inversores cuando tratan de conocer la evolución económica.
Como señalan algunos analistas, la consecuencia inmediata de la inadecuada información estadística es que ha provocado fallos en las previsiones de comportamiento de los salarios en los últimos años. Muchas entidades anticiparon que entre 2013 y 2016 aumentarían los salarios y, sin embargo, han ido más bien estancándose.
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