martes, 3 de noviembre de 2015

LA CONVERGENCIA REAL EN EUROPA

Dadas las grandes diferencias que había en las variables macroeconómicas entre los países europeos en los años 1990, especialmente en cuento a inflación y déficits públicos, en el Tratado de Maastricht se establecieron algunos criterios de convergencia que tenían que cumplir los países que deseaban integrarse en la Unión Económica y Monetaria (UEM).

Los criterios que se adoptaron fueron de convergencia nominal y se referían a la estabilidad del tipo de cambio, a los tipos de interés a largo plazo, a las tasas de inflación, al déficit y a la deuda pública.

El Banco Central Europeo (BCE) se ha fijado ahora en la convergencia real, la que se mide con la renta por habitante, en términos de paridad de poder adquisitivo, entre los doce países que adoptaron el euro en los primeros años. El BCE constata la falta de convergencia, que lo atribuye al escaso crecimiento de la productividad en algunos países, a las rigideces estructurales y a la ausencia de políticas para atajar los incrementos de precios de los activos.

Recordemos que uno de los argumentos que más se utilizaron para crear el euro fue precisamente que la nueva moneda impulsaría la convergencia,  pero se reconoce que no se han conseguido corregir las diferencias de rentas medias entre los países fundadores de la Eurozona.

Sin embargo, en el conjunto de la Unión Europea (UE-28) ha habido un acercamiento en la renta por habitante en términos de paridad de poder adquisitivo. Las economías de renta más baja han crecido más rápidamente que las de renta alta.
La línea verde del gráfico representa la desviación en la renta por habitante respecto a la media del conjunto de la UE-28. Observamos que en el año 2000 la desviación estándar alcanzó los 38.000 euros y que ha ido descendiendo hasta quedar cerca de 25.000 en el año 2014.

En cambio, en los 12 países que comparten el euro desde 2001 (línea azul), con una  desigualdad mucho menor que en el conjunto de la UE-28, se ha mantenido la desviación en torno a 19.000 euros y llegó a superar los 20.000 en el año 2014. Por lo tanto, el euro no ha favorecido la convergencia, sino que ha producido una ligera divergencia.

En el siguiente gráfico presentamos el caso de España, comparando el PIB por habitante en términos nominales en relación con la UE-28

Como muestra el gráfico, el PIB per cápita se encontraba en el año 2001 al 99% de la media y fue ascendiendo hasta superar a la europea (105%), pero tras la crisis del euro de 2010, con el alto nivel de deuda y la política económica de austeridad, volvió a caer por debajo de la media europea. 





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