martes, 27 de octubre de 2015

EL COMERCIO INTERTEMPORAL

Además de las transacciones comerciales de productos y servicios, los países vienen realizando de hecho un  tipo de comercio que se caracteriza por ejecutarlo a lo largo del tiempo, representado por los préstamos y el endeudamiento internacionales. Es el denominado “comercio intertemporal”.

Recordemos que la condición de equilibrio de la balanza por cuenta corriente de un país establece que el conjunto de las exportaciones (X) menos las importaciones (M ) -con el añadido de servicios, rentas y transferencias- es igual al ahorro privado (S) más el ahorro público (T-G) menos las inversiones (I). Es la conocida expresión  X - M = S + (T-G) – I, siendo (T-G) el ahorro público.

Por tanto, el saldo de la balanza por cuenta corriente (primer miembro de la ecuación)  es igual a la diferencia entre el  ahorro y la inversión (segundo miembro), lo que implica, si esa diferencia es negativa, un endeudamiento neto del país con el resto del mundo. En el caso contrario, un país que invierte menos de lo que ahorra tiene una balanza excedentaria y concede préstamos al exterior.

Los préstamos y las deudas pueden considerarse, por lo tanto, como otro tipo de comercio, con la diferencia de que, en lugar de intercambiar bienes en un momento dado, se intercambian “bienes hoy” a cambio de “bienes en el futuro”.

Cualquier país tiene que elegir entre el consumo actual de la renta y el ahorro de una parte para realizar inversiones (edificios, equipos productivos, etc.), a fin de aumentar la capacidad productiva e incrementar así el consumo en el futuro. La elección es, por tanto, entre “consumo presente” y  “consumo futuro”.

Un país comercia de hecho a través del tiempo aceptando un préstamo o prestando a otros países. En el primer caso podrá gastar más de lo que produce, pero como tendrá que devolver el préstamo con intereses, en el futuro consumirá menos que la renta generada. Si consideramos a “r” el tipo de interés real del préstamo,  una unidad de consumo presente equivaldrá a (1+r) unidades en el futuro.


Centrándonos en el caso de la economía española, el gráfico muestra que  el país tuvo  en el período 2000-2011 elevados déficits en la balanza por cuenta corriente+capital. España no fue capaz de reducir el consumo y ahorrar lo suficiente para financiar la enorme inversión, por lo que tuvo que endeudarse con el resto del mundo.

Una parte importante de las inversiones  españolas no se orientaron a instalaciones y equipamiento para mejorar la capacidad productiva, sino que se centraron en el sector de la construcción.  El pinchazo de la burbuja inmobiliaria se llevó por delante gran parte de los frutos del esfuerzo inversor y el PIB llegó a descender en torno al 8%.

El exceso de inversión en el período de la burbuja inmobiliaria, al no compensarse con suficiente ahorro interno (menor consumo), está suponiendo de hecho una reducción del consumo (más dedicación al ahorro) en los años siguientes. Con rentas en descenso, una parte del ahorro se ha dedicado a reducir el endeudamiento de familias y empresas.

Como vemos en el gráfico, en los años 2013 y 2014 se consiguieron  superávits de financiación, lo que quiere decir que ha sido posible comenzar a devolver la deuda externa española. Este año continúa el superávit, puesto que en el segundo trimestre se había logrado una capacidad de financiación del 1,8% del PIB.


Harán falta muchos años de ahorro (menor consumo) para reducir de modo significativo  la deuda externa del 93,5% del PIB actual, al menos hasta el nivel admitido por la Comisión Europea (35%).  

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