martes, 25 de noviembre de 2014

LOS TIPOS DE CAMBIO

Cuando un país está abierto a los mercados financieros internacionales, la inversión nacional ya no está limitada por el ahorro interior, porque puede captar ahorro extranjero contratando préstamos.  Pero sucede también que el país se ve afectado por  los flujos de capital, movimientos de entradas y salidas de fondos, capaces de influir en su estabilidad financiera.

El eje del sistema financiero internacional es el mercado de divisas, conocido como FOREX (Foreing Exchange), en el que se compran y se vender las monedas de los distintos países, a través de terminales informáticos en todo el mundo, con tres centros principales: Londres, Nueva York y Tokio.

El tipo de cambio nominal

El tipo de cambio nominal, que es el precio de la moneda del país expresado en la moneda extranjera, indica el importe al que una moneda se puede intercambiar por otra. Es el precio relativo entre ellas. Si se dice que 1€=1,30$,  se está afirmando que para comprar un euro se tienen que pagar 1,30 dólares. A veces se utiliza también la expresión inversa: 1$ = 0,77€.

Cuando los tipos de cambio vienen fijados por la oferta y demanda, sin intervención de los Gobiernos, se llaman sistemas de tipos de cambio flexibles. Las variaciones de las monedas reciben el nombre de apreciación y depreciación. Pero, en algunos casos,  los Gobiernos suelen tratar de suavizar las fluctuaciones del mercado de divisas interviniendo en la compra o venta de  monedas. Tal intervención da lugar al denominado “sistema de flotación sucia”.

Hay también países que utilizan un sistema de tipos de cambio fijos, en los cuales las variaciones únicamente se producen por decisiones del Gobierno. En este caso, las variaciones de los tipos de cambio se denominan revaluación y devaluación. Así, como ejemplo cercano, podemos citar la creación de la Unión Económica y Monetaria (UEM), al comienzo de 1999, que supuso fijar de modo permanente los tipos de cambio entre las monedas. A partir del 2002, las monedas nacionales se sustituyeron por el euro, que funciona como un sistema de tipos de cambio flexibles en relación a las demás divisas.


En el gráfico tenemos la cotización del dólar en la segunda quincena de octubre y a comienzos de noviembre. Se observa una tendencia a la depreciación del euro, puesto que su cotización ha descendido de 1,28 dólares a mediados de octubre a cerca de 1,24 un mes más tarde.

Hay tres motivos para que los ciudadanos y empresas de la Eurozona quieran comprar moneda extranjera y, por tanto, facilitar euros al mercado de divisas: a) adquirir productos fabricados en otros países (importaciones), b) realizar inversiones fuera del país y c) especular con las variaciones en los precios relativos entre monedas.

El primer motivo se refiere al comercio internacional de bienes y servicios, es decir, las importaciones y exportaciones, que obliga, por ejemplo, a los países de la Eurozona a convertir sus euros en dólares para adquirir productos de países del área del dólar. A los países extranjeros les corresponderá comprar euros para importar productos europeos.

El segundo motivo que influye el tipo de cambio es, como hemos indicado, el flujo que resulta de recibir y prestar fondos, movimientos habituales en el mercado financiero global, para tratar de maximizar los beneficios a base de trasladar el dinero allí donde la rentabilidad sea mayor.

Si las inversiones en la Eurozona dan mayor rendimiento, los extranjeros desearán comprar, por ejemplo, bonos del Tesoro de países europeos y, por ello, necesitarán nuestra moneda, con lo que aumentará la demanda de euros. Una mejora en la rentabilidad de los fondos americanos hará  que inversores europeos compren títulos en EE.UU, ofreciendo euros para hacerse con dólares. Con tales operaciones, el tipo de cambio euro/dólares irá fluctuando según sean los volúmenes de contratación.

El tercer elemento que incide en el tipo de cambio es la especulación, porque la demanda de un activo está en función de las expectativas acerca de su precio en el futuro. Tengamos en cuenta que el dinero de cualquier país es un activo. Si, como ocurre ahora, se espera que el dólar siga aumentando su valor respecto del euro, los inversores tenderán a comprar dólares para conservarlos durante un tiempo y obtener una rentabilidad al venderlos.  Por tanto, las expectativas sobre los tipos de cambio futuros inciden en la cotización actual a través de las contrataciones de divisas. Es la especulación cambiaria.

El tipo de cambio real

Para elegir entre los bienes interiores del país y los bienes extranjeros no es suficiente el tipo de cambio nominal. Necesitamos saber el tipo de cambio real, que es el valor de los bienes del país expresado en  bienes extranjeros. Se calcula multiplicando el tipo de cambio nominal por el cociente entre el nivel interior de precios y el nivel de precios del país extranjero, expresados estos últimos en  números índices, que  son medidas estadísticas utilizadas para analizar variaciones de magnitudes.

Por ejemplo, aunque la cotización oficial sea de 1€=1,25$, sucede muchas veces que no podemos comprar lo mismo con un euro en España que con 1,25 dólares en EE.UU. Por eso se dice que la cotización oficial es un tipo de cambio nominal. Si, en un momento dado, el nivel de precios es en EE.UU. un 5% superior al de España, compraremos de hecho el 95% (1/1,05) de lo que podríamos adquirir en nuestro país, lo cual quiere decir que el tipo de cambio real es 1€=1,19$ (1,25/1,05, o bien, 1,25x0,95), aproximadamente.  


Los niveles de precios se suelen calcular con los deflactores del PIB de cada país (números índices), es decir, los resultantes de calcular los valores medios de las variaciones de todos los precios de los bienes y servicios  (consumo e inversión) producidos dentro de cada país, aunque también pueden utilizarse los índices de precios de consumo. 

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