martes, 1 de octubre de 2013

LAS ECONOMIAS EMERGENTES SE RALENTIZAN


Se denominan economías emergentes a los países en vías de desarrollo de tamaño grande  en proceso de industrialización y con una tasa de crecimiento económico elevada.

Los principales países emergentes son los que componen el grupo conocido por BRIC (Brasil, Rusia, India y China), pero también se consideran como emergentes a Sudáfrica y México, entre otros.

El crecimiento de los países emergentes se ha ralentizado y algunos de ellos están sufriendo fuertes devaluaciones de sus divisas  en los últimos meses. Una característica de estos países es que los ciclos políticos y sociales tienen impactos de gran calado en sus fluctuaciones económicas y  financieras. Brasil, por ejemplo, ha visto cómo se depreciaba su moneda, el real, frente al dólar  en más de un 20% en los últimos dos años.

Ocurre que los capitales especulativos están saliendo de los países emergentes para volver a Estados Unidos, invirtiéndose en bonos del Tesoro a 10 años, que han mejorado su rendimiento.  Se piensa que, con la economía norteamericana recuperándose, no se alargará durante mucho tiempo la inyección de estímulos monetarios de la Reserva Federal y  llegará el esperado aumento de tipo de interés.

En el siguiente gráfico del Banco de España se recoge la participación de los diferentes bloques de países en el PIB mundial en paridad de poder de compra, es decir, eliminada la influencia de los precios, y en dólares corrientes, siempre en porcentaje sobre el total:
Vemos que los cuatro países que conforman el grupo BRIC alcanzaban, en términos de paridad de poder compra (PPC), la manera más correcta de comparar las economías de los países, la cuarta parte del PIB mundial, superando a EE.UU, que llegaba al 20,2%, y al conjunto de la Unión Europea, que se quedaba en el 20,6%.  La participación española en el PIB mundial era del 1,9%.

La tasa de crecimiento de las economías emergentes ha sido muy elevada en comparación con los países desarrollados, pero se está reduciendo y, además, aparecen en Brasil y Turquía movimientos sociales preocupantes para los inversores, que optan por vender las acciones de las empresas y las deudas públicas de los  gobiernos.

Al desprenderse de los activos de esos países y comprar dólares o euros, sus monedas se deprecian. Las autoridades pueden tomar  medidas para tratar de contrarrestar la depreciación vendiendo activos en dólares que tienen en reservas, pero la operación acaba reduciendo su cotización y, al tiempo, aumentando la rentabilidad de los títulos.

Otros inversores se mostrarán así interesados en deshacerse también de activos de los emergentes para comprar los títulos en dólares que han aumentado su rentabilidad. Mientras los fondos se muevan libremente, continuará el movimiento internacional de capitales en busca de mejores combinaciones de rentabilidad y riesgo, provocando inestabilidad en las economías. Los países ya saben que los capitales especulativos son como las  golondrinas: llegan  en masa y  se van en cualquier momento

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