Aunque la movilidad internacional
de capitales ayuda temporalmente a cubrir las necesidades de financiación de
los países, la formación bruta de capital se encuentra a largo plazo vinculada
a la capacidad de ahorro propio.
En los últimos
decenios, el porcentaje de ahorro bruto español respecto del PIB ha tenido
oscilaciones cíclicas. En la década que va de 1997 a 2007, creció
ininterrumpidamente, y ha descendido en los últimos cinco años, período de la
crisis financiera.
El ahorro interior
tiene tres procedencias: las familias, las empresas y las Administraciones
Públicas. Los dos primeros conforman el ahorro privado y el tercero es el
ahorro público.
En el ahorro familiar
influyen las expectativas de renta, la riqueza neta y el tipo de interés real.
Las empresas ahorran en función de la demanda esperada, los costes de
financiación y de otros factores productivos. En cuanto al sector público, su
ahorro viene condicionado por la fase del ciclo económico en que se encuentra el
país.
La diferencia entre la
formación bruta de capital y el ahorro nacional determina la necesidad o la capacidad
de financiación de la economía.
Vemos en el gráfico
que, a partir de 1999 España tuvo necesidad de financiación (barras azules), es
decir, que la inversión superó al ahorro interior de modo creciente, hasta que la diferencia se hizo máxima en
2007 (9,6% del PIB), último año de la burbuja inmobiliaria. Son años en los que
hubo necesidad de dinero extranjero, que ha dado lugar a la enorme deuda
exterior del país en estos momentos.
El gráfico que
recogemos de la Fundación de Estudios
Financieros incorpora también el tipo de interés real de los últimos 25 años
(línea roja), medido en la parte derecha. Vemos que en los años de abundancia de crédito
(2004-2008) el tipo de interés real (descontada la inflación) no superó el 1%.
A partir del comienzo
de la crisis, la necesidad de financiación extranjera ha ido descendiendo y a
mediados del 2013 la cuenta corriente de la Balanza de Pagos indica que se están
cubriendo las necesidades financieras con el ahorro interior, tras la continua
caída de la inversión en los últimos cinco años.
La liberalización de
los movimientos de capital, los bajos tipos de interés real y la
internacionalización de las empresas vinieron a facilitar el acceso de España
al ahorro del resto del mundo, pero la crisis ha desmontado el modelo de
crecimiento económico desequilibrado que esos recursos ayudaron a fraguar en
los años de bonanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario