Los excesos en la
concesión de créditos al sector inmobiliario en la década 1998-2007 acabaron
volviéndose en contra de las propias entidades financieras. Ante el cambio en las condiciones económicas del
país en estos años de crisis, fueron muchos los promotores y las familias
hipotecadas que no han podido hacer frente a la devolución de los préstamos
recibidos.
La morosidad en los
créditos a promotoras e inmobiliarias subió en el segundo trimestre hasta el
31% y se situó en el entorno del 5% en los créditos concedidos a las familias para comprar viviendas. Como consecuencia
de la persistencia del alto nivel de desempleo, los impagos siguen aumentando a
pesar de que desciende el volumen de dinero prestado.
La tasa global de
morosidad (línea roja), como se aprecia en el siguiente gráfico, ha subido ininterrumpidamente
a partir de febrero de este año:
Ha
pasado del 8% a comienzos del año pasado al 11,9% en julio de 2013, tras tomar en consideración la orden
del Banco de España de reclasificar como morosos créditos que hasta ahora se
consideraban como refinanciaciones. En cambio, el crédito en circulación (barras
azules en el gráfico) ha descendido en el mismo período de 1,8 billones de
euros a 1,5 billones.
Como la tasa de mora es
el cociente entre créditos dudosos y créditos totales, el incremento viene
motivado por dos factores: el aumento de los créditos dudosos y la contracción
del crédito en circulación.
Ante un sector bancario
con problemas de solvencia, empresas y familias con deudas elevadas, además de un
sector público con dificultades para reducir su déficit anual y el sistema
productivo perdiendo competitividad, a los largo de 2011 comenzaron movimientos
de salida de capitales de España, sobre todo fondos de no residentes, movimientos
que el discurso de Draghi, Presidente del Banco Central Europeo (BCE), calmó en parte.
Ha sido precisamente la
actuación del BCE desde 2011, inyectando cantidades importantes de liquidez, la
que ha logrado evitar el colapso financiero, una situación de insolvencia
generalizada del sector público y privado.
Estos créditos han
acumulado un endeudamiento total con el Eurosistema que superaba los 700.000
millones de euros en julio pasado. En el caso de España, la deuda ha ido descendiendo en el último
año: en agosto de 2012, alcanzaba la cifra de 388.736 millones de euros y en julio
de 2013 había descendido a 248.293 millones.
La preocupación se centra en la morosidad bancaria. Descendió a finales del 2012 por los efectos contables del traspaso de activos tóxicos a SAREB, la sociedad gestora de activos procedentes de la reestructuración bancaria, pero continúa incrementándose y, en estas circunstancias, refinanciar la deuda resulta complicado. Algunos dudan de que sea suficiente el rescate bancario de los 100.000 millones de euros aportados por la Unión Europea.
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