martes, 16 de abril de 2013

LA DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA: SALARIOS Y BENEFICIOS


La distribución de la renta en los países es uno de las cuestiones que han preocupado a los economistas a lo largo de la historia, en particular el reparto funcional de la riqueza generada entre salarios y beneficios empresariales.

Aunque el contexto político y económico en el que se conformaban las clases sociales de dueños del capital y trabajadores ha cambiado desde la época de los economistas clásicos, la distribución funcional de la renta tiene interés para analizar los procesos de acumulación de capital y la evolución de los salarios, al ser éstos últimos la fuente básica de ingresos de gran parte de las familias.

En el reparto de las rentas tiene notable importancia la productividad, la relación entre la producción obtenida y los factores de capital y trabajo empleados

En el año 2012, la productividad por hora trabajada aumentó en España un 2% más que la media en la Zona Euro, claro que a costa de destruir empleo.

Los costes laborales unitarios disminuyeron un 3,5% frente a los países de la Eurozona, con lo que se ha ido corrigiendo la desviación en costes laborales por unidad de producto que se acumuló en la década pasada.
El gráfico muestra la distribución funcional de la renta en los dos últimos años. Las columnas azules representan el porcentaje sobre el PIB de las remuneraciones de los asalariados,  y las rojas, los excedentes de explotación más las rentas mixtas.

Observamos que va disminuyendo la participación del trabajo en el producto total español, con lo que se confirma que el peso de la crisis cae con mayor intensidad sobre los trabajadores. Teniendo en cuenta que el aumento medio anual del IPC fue del 2,4%, los asalariados perdieron un 3% de poder adquisitivo durante 2012

Mientras existan incrementos de productividad y se mantenga o crezca el empleo pueden aumentar al mismo tiempo salarios y beneficios. Es en los períodos de crisis cuando suele desequilibrarse el reparto, tal como lo confirma la evolución reciente de la distribución de la renta española.

En el proceso de devaluación interna actual, con recortes y ajustes, hay necesidad de producir más de lo que consumimos, para atender a la deuda externa. La producción y los beneficios son mayores que la demanda de consumo y la diferencia va al exterior vía exportaciones.

Las rentas empresariales cayeron en 2008, debido al descenso de la inversión y el consumo, pero volvieron a aumentar en el 2010, al mejorar la competitividad en el mercado externo.

Con el paro a nivel muy alto y  los sindicatos perdiendo poder, hace tres años que comenzó el descenso de las rentas salariales. Si aumenta la productividad, pero no lo salarios, la participación del trabajo en la renta del país tiene que descender.  

En la próxima entrada comentaremos otra perspectiva: la distribución personal de la renta.

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