Si deducimos de la
renta nacional los beneficios no distribuidos de las empresas, los impuestos
sobre los beneficios y las cotizaciones sociales, y añadimos las transferencias
recibidas del Estado por las personas (pensiones y subsidio de desempleo),
obtenemos la renta personal
A la renta que queda para
consumir o ahorrar denominados renta
personal disponible, que resulta de deducir a la renta personal los
impuestos directos (IRPF).
El ahorro de las
familias suele tener carácter preventivo. Tratan de acumular un patrimonio que
les permita hacer frente a las incertidumbres del futuro y a la posibilidad de
sufrir disminuciones de ingresos como consecuencia del desempleo o de una
próxima jubilación.
También el tipo de
interés y el nivel de precios influyen en el ahorro, porque si el IPC es mayor
que el rendimiento que dan las cuentas bancarias, como ocurre en estos
momentos, se reduce el poder de compra de la renta y, por lo tanto, se
desincentiva el ahorro.
Según Inverco
(asociación de fondos de inversión y de pensiones), el ahorro financiero de las familias españolas
se ha ido desplazando de los fondos de inversión a los depósitos en los últimos
5 años, lo cual es lógico teniendo en cuenta el comportamiento de la Bolsa. Al
terminar 2012, el 51,6% el ahorro estaba depositado en cuentas bancarias y antes
de la caída de Lehman Brothers no llegaba al 39%. En marzo continuó el trasvase
hacia los depósitos, que tienen la garantía del Estado hasta 100.000 euros por
titular y entidad.
Pero la limitación de
las remuneraciones de los “superdepósitos”, impuesta por el Banco de España,
está motivando ahora el trasvase de dinero otra vez a productos como los fondos
de inversión.
En la siguiente figura
observamos la evolución del porcentaje de ahorro sobre el PIB, con una
pronunciada caída en los últimos tres años, desde el 17,8% en 2009 al 8,2% en
2012.
El principal motivo
para esta caída brusca del ahorro es el descenso de la renta disponible de las
familias, ocasionada por el aumento del desempleo y la disminución de los
salarios.
Y seguimos en la senda de la recesión porque, según los datos del cuadro macroeconómico presentado por el Gobierno el pasado viernes, el PIB volverá a caer este año un 1,3% . El desempleo, la variable clave para evaluar la situación económica y social del país, no se conseguirá que baje del 24,8% ni en el año 2016, horizonte de las previsiones realizadas
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