Según Eurostat, el
gasto en pensiones supuso en España el 10,8% del PIB en 2010, claramente por
debajo de la media europea, en torno al 13% en la UE-27, lo cual significa que
habría que incrementar alrededor del 20% las prestaciones españolas para
equipararnos a la media de nuestros socios europeos.
Un sistema saneado de
pensiones dependen de dos factores principalmente: el envejecimiento de la
población y el aumento de la esperanza de vida. Ambos actúan en contra de la
sostenibilidad, porque con el
envejecimiento se reduce la población en edad de trabajar, y al aumentar la esperanza de vida, se cobra
la pensión durante más años. España es la que tiene mayor esperanza de vida en
Europa, que llega a los 82,5 años.
El nivel de empleo
existente es también un factor que influye decisivamente en el sistema de
pensiones. La tasa de empleo en España, en el año 2011, en la población entre
16 y 64 años era del 57,7%, casi 8 puntos por debajo de la media de la UE y 15
con respecto a un país de referencia como Alemania.
El desempleo y el nivel
de ocupación son factores sobre los que habrá que actuar para garantizar las
pensiones del futuro. Pero con la presión que introduce la crisis entre los
gobernantes, en lugar de ir a las raíces de los problemas, se atacan aspectos
más bien derivados de la situación estructural, como la reducción de la cuantía
de las pensiones, el retraso de la edad de jubilación y la ampliación de los
años necesarios para acceder a la pensión completa.
Como el método elegido
por el sistema para financiar las pensiones es el denominado “de reparto”, las
pensiones de cada año se pagan con los ingresos por cotizaciones de
trabajadores y empresas del mismo año.
Por tanto, la salud
financiera del sistema de pensiones depende del número de cotizantes por cada
pensionista y los estudios realizados bajo la situación de ingresos y gastos en
España determinan que hacen falta, por lo menos, dos afiliados a la Seguridad
Social por cada pensionista
Como se observa en el
siguiente gráfico, la crisis económica ha dejado la proporción entre afiliados y pensionistas en 1,96, muy
cercana a la que se situó en la crisis de 1993-1996
La Seguridad Social española ha cambiado debido a la evolución dinámica de algunos parámetros importantes del sistema, tales como las bases de cotización máxima y mínima y las pensiones correspondientes, debido a los topes que se aplican a la base de cotización en el período de trabajo y a la pensión en el momento de la jubilación.
La política seguida
muestra un aumento de la pensión correspondiente a la base mínima de cotización
y una reducción del 10% en la pensión máxima sobre el nivel de cotización. Se
mantiene constante en términos reales la pensión máxima, mientras que aumenta su
base de cotización. Por tanto, se reduce la tasa de sustitución, reflejado en
el ratio pensión/sueldo de los trabajadores con la base máxima, al tiempo que
aumenta el número de personas que alcanzan la misma.
Con ello el sistema está reduciendo el ratio
pensión media/productividad media, con lo que la reforma se orienta hacia la contención del gasto en pensiones.
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