Una de las variables
que definen la estabilidad financiera de un país es la deuda pública, que en
España sigue subiendo hasta alcanzar cerca del 84% del PIB. El objetivo del
déficit para 2012 (6,3% del PIB) no se ha cumplido y ello acarreará un
incremento mayor del previsto en el endeudamiento público
Pero el mayor problema
no es la deuda pública, sino la privada, como podemos observar en el gráfico
siguiente:
El endeudamiento de las
familias (azul) representa en torno al 87% del PIB y el de las empresas no
financiera (verde) se acerca al 130%. El endeudamiento conjunto de los dos
sectores multiplica por 2,5 el nivel de la deuda pública (rojo). ¿Cómo creó el
sistema financiero español una deuda de tal dimensión?
Llamamos sistema
financiero al conjunto de agentes económicos que se dedican a recoger el ahorro
de las familias y empresas para inverirlo en diferentes actividades económicas.
En el sistema
financiero se pueden distinguir dos componentes bancarios: el Banco Central, que regula el sistema y aplica la política
monetaria, y los intermediarios
financieros bancarios, (bancos, cajas de ahorro y cooperativas de crédito),
que tienen la capacidad de crear dinero y conceder préstamos.
Los bancos centrales
son los que crean el dinero básico
denominado masa monetaria, compuesta
por el efectivo en circulación y los depósitos de los bancos en el Banco
Central.
Los bancos y otras
entidades de crédito crean dinero cuando conceden préstamos o créditos a sus
clientes con los recursos que depositan los ahorradores. Si, por ejemplo, los bancos guardan un 10% en reservas (el coeficiente
de caja obligatorio es el 1%), cuando reciben 100 de los ahorradores pueden
prestar de inmediato 90 a otros clientes. Con ello se inicia un proceso en el
que, al final, la cantidad por la que resultan multiplicados los depósitos
iniciales es de 10 (1/0,10). Este efecto multiplicador (ver la entrada
“Creación de dinero bancario”, del 20-11-2011) hace que la mayor parte del
dinero en circulación esté creado actualmente no por el Banco Central, sino por
los bancos privados.
Gran parte de la
desregulación financiera de la década de los 80 consistió en dar a los bancos
mayor libertad para la estimación de las reservas líquidas que debían mantener.
De ese modo, las reservas fueron reduciéndose hasta el 1% y, en ciertos momentos, algunos grandes bancos reconocieron operar con un
coeficiente del 0,50%, con multiplicador de 200 (1/0,005), que permitía crear
200 millones con 1 millón de depósitos. Y, en el período de la burbuja, el
coeficiente llegó a descender al 0,10%.
Con ello, el multiplicador pasó a 1.000. Es decir, que 1 millón de euros en
depósito de ahorradores permitía a los bancos y otras entidades de crédito crear
1.000 millones en préstamos y créditos.
Fue la gallina de los
huevos de oro de la banca privada, que provocó el aumento exponencial del
dinero en circulación. A este crecimiento insostenible se le atribuye una
influencia decisiva en la creación de los ciclos económicos de auge, con la
expansión del crédito y de la deuda, y de
caída tras su colapso, momento en el que no se puede pagar la deuda.
En la próxima entrada, que debido a un viaje se demorará hasta el 19 de marzo, como explicación complementaria al tema
aquí tratado, abordaremos una aproximación a la interpretación del balance de
un banco y comentaremos el riesgo inherente a la actividad bancaria.
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