Como comentábamos en la
entrada anterior (26-02-2013), las entidades bancarias son instituciones
financieras que tienen la capacidad de crear dinero, pero únicamente bancario.
Los billetes y monedas, únicos medios de pago de curso legal, son competencia
exclusiva del Banco Central.
La actividad de las
entidades financieras bancarias (bancos, cajas de ahorro y cooperativas de
crédito) es la intermediación financiera, que supone captar depósitos, crear
dinero y prestarlo a las empresas, las familias
y el Estado
Los recursos captados
son de tres tipos: depósitos a la vista, que el cliente puede retirar en
cualquier momento a través de cheques; depósitos a plazo, que tienen un período
de permanencia establecido por contrato, y depósito de ahorro, que se sustentan
en cartillas.
Los bancos llevan a
cabo la inversión de los recursos captados a través de la concesión de
préstamos o créditos al consumo, créditos hipotecarios para la compra de
viviendas y préstamos a las empresas
para que puedan financiar la producción futura.
El negocio bancario se
basa en la diferencia de tipo de interés entre el que perciben por los
préstamos que conceden y el que pagan a los depósitos de los ahorradores, más
las comisiones por el servicio prestado.
Analizando un típico balance
simplificado podemos concretar los rasgos que caracterizan a la economía de un
banco.
Como en todas las empresas, el balance de un banco está formado por el Activo, que recoge los bienes y derechos de la entidad; el Pasivo, en el que se incluyen las deudas con el Banco Central y otros intermediarios financieros, y el Patrimonio, con los recursos de los socios de la entidad.
Como en todas las empresas, el balance de un banco está formado por el Activo, que recoge los bienes y derechos de la entidad; el Pasivo, en el que se incluyen las deudas con el Banco Central y otros intermediarios financieros, y el Patrimonio, con los recursos de los socios de la entidad.
La diferencia principal
con otras entidades es el apartado de los depósitos de los clientes, que están
en el pasivo porque representan los ahorros que tienen derecho a recuperar en
los plazos establecidos en los contratos.
Las reservas de
liquidez del activo son los fondos que el banco tiene que mantener en forma
líquida para cumplir con el encaje o coeficiente de caja, a fin de poder atender las demandas de los
ahorradores que piden recuperar sus depósitos.
Los activos rentables
son las inversiones que corresponden a la
intermediación financiera:
préstamos y créditos concedidos a la clientela a partir de los depósitos de los
ahorradores, los recursos propios y la financiación captada en los mercados. Se trata
del típico negocio bancario y es donde las entidades obtienen la rentabilidad principal.
El patrimonio pertenece
a los socios de la entidad. Recoge los fondos
aportados por los socios y las reservas. Estas últimas provienen de los
resultados obtenidos y que han sido retenidos por la entidad.
Otras cuentas activas
son similares a las del resto de las empresas, tales como el inmovilizado (maquinaria,
inmuebles y equipos informáticos) y otras derivadas de la gestión, de menor
importancia.
El riesgo inherente al
negocio bancario es la falta de liquidez, que puede impedir en un momento
determinado realizar los pagos comprometidos, debido a que la mayor parte del
pasivo bancario está en forma de depósitos exigibles casi inmediatamente,
mientras que los activos se encuentran materializados en préstamos con
distintos plazos de vencimientos y las reservas de liquidez son una parte muy
pequeña de los depósitos.
Se está intentando
avanzar en materia de regulación financiera, en el marco de los acuerdos de
Basilea III, para conseguir un sistema bancario con más capital y de mejor
calidad (menor exigibilidad), a la vez que se afrontan los problemas de la
liquidez y la estructura de la financiación, aspectos que durante la crisis se
han manifestado como importantes flancos débiles de las entidades financieras.
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