martes, 5 de febrero de 2013

CAÍDA DE LA RECAUDACIÓN FISCAL


La política fiscal influye sobre la demanda agregada a través de los gastos y los ingresos públicos. Mientras el gasto público es un componente de la misma demanda, los impuestos influyen indirectamente. Al disminuir la renta disponible de las familias reducen el consumo, que es también un componente de la demanda.

La necesaria regulación de la demanda agregada viene de la obra del economista británico J.M.Keynes, el fundador de la macroeconomía, quien construyó el armazón que establece la intervención del Estado para suplir la demanda privada en momentos en que no alcanza a mantener el nivel de PIB próximo a su potencial.

Desde muy antiguo se han utilizado programas de infraestructuras públicas para aliviar situaciones de paro temporal. En la Gran Depresión de 1929,  el presidente Roosevelt utilizó un amplio programa de gasto público para hacer frente al derrumbe de la actividad económica

El pensamiento dominante en Europa viene sosteniendo desde el inicio de la crisis que hay que conseguir el equilibrio fiscal, la reducción del déficit presupuestario, cueste lo que cueste, y atender a la deuda pública acumulada.

Pero conseguir tales objetivos viene condicionado, además de los niveles de reducción de gastos y subida de impuestos, por el valor del multiplicador fiscal, que establece la relación entre la reducción del déficit y, al disminuir la demanda, la caída PIB, que va seguida de menor recaudación de impuestos.

El FMI reconoció  en octubre pasado que el valor del multiplicador fiscal esperado (repercusión en el  PIB de la reducción del déficit) de 0,5 no es el que se ha venido dando en la economía en los últimos meses. La crisis se ha elevado notablemente en países con restricciones financieras para las familias y las empresas, de tal modo que un euro ahorrado en el presupuesto público reduce el PIB entre 1,5 y 1,9 euros.

Con un multiplicador tan elevado, las política fiscales contractivas empeoran, en lugar de mejorar, los déficit presupuestarios de los países, generando encima una caída mayor de la actividad y continuando con el aumento del desempleo.

En el siguiente gráfico podemos observar el efecto que está teniendo sobre los ingresos públicos la política de consolidación fiscal en España, en comparación con  la evolución de la recaudación  en el conjunto de Europa.
Mientras que los países de la Unión Europea (UE-27) tienen un promedio de ingresos por impuestos, incluyendo las cargas sociales, en torno al 40% del PIB, España ha reducido la recaudación desde el 38% al comienzo de la crisis al 32,4% en el 2011.

Se puede ver en el grafico que va a continuación el detalle de los ingresos fiscales por países en Europa:
Subir los tipos impositivos no significa que aumente la recaudación, porque la caída de actividad afecta a los impuestos. En concreto,  la subida del IVA de septiembre pasado ha encarecido los bienes y servicios, por lo que está disminuyendo el consumo, y no es difícil prever que animará a que alguna actividad más se sumerja y engrose la economía informal, de la cual la Administración Pública no recibirá ni un céntimo de euro.

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