martes, 8 de enero de 2013

IMPULSO CIENTÍFICO-TECNOLÓGICO Y CRECIMIENTO


Ante la persistencia de la recesión en algunos países de la Europa periférica, tanto el Fondo Monetario Internacional como la Comisión Europea han acabado reconociendo que sus economías  necesitan más tiempo para ajustar los déficits fiscales y que es preciso impulsar el crecimiento económico.

En el gráfico siguiente observamos las previsiones recesivas en los países europeos del sur para el 2013:
¿Cuáles son las variables fundamentales para que pueda darse en los próximos años el despegue económico, que acerque el nivel de producción a la capacidad potencial de nuestra economía?

El análisis del crecimiento económico que se inició en el siglo XVIII se ha sustentado en dos tipos de modelos: el neoclásico  o exógeno y el endógeno o de las externalidades

Los modelos neoclásicos tradicionales consideran que la acumulación de capital es el motor del crecimiento económico de un país y que su financiación fundamental viene del ahorro interno, aunque circunstancialmente haya que recurrir a endeudarse con otros países. Por lo tanto, el nivel de ahorro propio resulta determinante en el ritmo del crecimiento. Un mayor ahorro permite invertir más  y crecer más rápido.

Para los neoclásicos, los rendimientos de la inversión son decrecientes con el aumento de capital, de tal manera que disminuyen a medida que un país se va desarrollando. Por ello, apuntan hacia la convergencia de renta por habitante entre todos los países a medida que avance el nivel económico. Pero también advierten que la convergencia a largo plazo puede no darse debido a las diferencias entre los países tanto en productividad como en rentas.

La mayor productividad proviene del aumento de cualificación de los trabajadores, consecuencia de niveles más altos de educación y capacitación profesional. Otros elementos que influyen en el crecimiento son el gasto público en infraestructuras y una menor tasa de inflación

Por otra parte, la renta por habitante  aumenta directamente con la intensidad del capital físico e indirectamente con la tasa de ahorro. El ahorro interno de algunos países pobres no alcanza el 10% de la renta,  en tanto que hay países emergentes que superan el 40%.

En un caso muy estudiado, como el de EE.UU., se evidencia que el 50% del crecimiento ha venido del aumento del capital físico invertido y el incremento de empleo. El restante  50% ha sido consecuencia del llamado “progreso técnico”, compuesto por innovaciones tecnológicas, mejoras organizativas y aumento de la eficiencia de los trabajadores.

A partir de los años 80, con la aparición de modelos de crecimiento endógeno,  se introdujeron varios cambios en los supuestos que hacían  los neoclásicos.

En primer lugar, mientras en los neoclásicos el progreso técnico no es explicado por el modelo, se considera exógeno, en los nuevos modelos se trata como endógeno, es decir, se considera que el desarrollo y la difusión de nuevas tecnologías responde a incentivos económicos, por lo que no cabe considerar el estado de la técnica como un dato. Se defiende que el aumento de productividad de los factores productivos debe entenderse como un proceso económico que viene influido por el mercado.

Un segundo cambio fue considerar que los rendimientos de la inversión aumentan más que proporcionalmente con el incremento del volumen de capital físico y el potencial del trabajo.

Por último, los nuevos modelos introducen el supuesto de que el conocimiento científico-tecnológico, además de beneficiar a los factores de producción, genera un rendimiento cada vez mayor.

Algunos modelos de crecimiento endógeno llegan a considerar a la inversión en investigación, desarrollo e innovación, una parte importante del llamado progreso técnico,  como motor principal del crecimiento, que el comercio internacional puede estimular ayudando a que se difunda la tecnología,  el conocimiento y los procesos de aprendizaje.

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