martes, 3 de mayo de 2022

ANALISIS DE LA DESIGUALDAD

 

Los estudios publicados por el economista francés Thomas Piketty en los últimos años han permitido profundizar en la evolución histórica de las desigualdades. En su ultimo libro “Capital e ideología”, con la figura de tipo elefante ofrece una imagen del crecimiento de la renta media por adulto entre 1980 y 2018 para cada decil en la economía mundial.

Observamos la curva dividida en tres tramos: el primero, que recoge el 50% de la población de menor renta, creció en los 38 años en torno al 80%, lo que supone un 1,56% de aumento medio anual acumulado. Se encuentran en este apartado los países emergentes (China, India, Brasil, Mexico...)

En el segundo tramo, con la población de los deciles de 50 a 90, las rentas crecieron en torno al 40%, que equivale al aumento anual medio acumulado del 0,89% En este grupo están los países desarrollados (EE.UU. Unión Europea y otros). En el tercer bloque se muestran las rentas más elevadas, sobre todo el correspondiente al 1% más rico, que capturó un 27% del crecimiento total mundial, cuando el 50% de la población de menor renta no capturó más del 12%

La categoría de regímen desigualitario más antigua y frecuente es la que se denomina “sociedad ternaria o trifuncional”, constituida por tres grupos: el clero, la nobleza y el tercer estado. El clero era la clase religiosa encargada de la dirección espiritual, que proporcionaba las normas y referencias morales. La nobleza era la clase militar, que aportaba seguridad y evitaba el bandolerismo generalizado.

El tercer estado lo constituía la clase laboriosa y plebeya, que agrupaba al resto de la sociedad, Incluía a campesinos, artesanos y comerciantes, que mediante su trabajo permitían al conjunto de la sociedad alimentarse, vestirse y reproducirse.

El clero y la nobleza eran los estamentos dominantes en Europa antes de la Revolución Francesa y concentraban una parte considerable de la riqueza, al tiempo que ejercían funciones señoriales y jurisdiccionales vinculadas a sus propiedades. Era una sociedad enormemente desigual. En Francia, por ejemplo, el 10% más rico de la población ostentaba más del 80% del total de la propiedad privada, y en España, hacia mediados del siglo XVIII, la Iglesia poseía entre el 25 y el 30% del total de las propiedades.

Con la Revolución Francesa cayó el Antiguo Régimen y se introdujeron cambios políticos importantes, pero solo se modificó ligeramente la concentración de la propiedad. El Estado asumió el monopolio de lo poderes soberanos y quedó establecido un derecho absoluto a la propiedad privada.

La segunda mitad del siglo XIX, con la gran industria y las inversiones financieras internacionales, fue el primer período de globalización financiera y comercial en el mundo. Se consolidó el capitalismo y la desigualdad alcanzó su nivel más elevado.

Las dos guerras mundiales del siglo XX llevaron al colapso a la propiedad privada. Las destrucciones materiales, junto a las nacionalizaciones, afectaron significativamente al valor y a la concentración de la propiedad.

El concepto de propiedad evolucionó hacia un carácter más social y la fiscalidad progresiva llegó a niveles elevados a mediados del siglo pasado en Europa. Al mismo tiempo, las nacionalizaciones reforzaron el papel del Estado, con un gasto público que financió sectores como la educación y la sanidad, iniciando la transformación de las sociedades propietaristas en socialdemócratas.

Piketty considera el período 1950-1980 como la edad de oro de la socialdemocracia, con un crecimiento rápido de la renta por habitante en Europa y la desigualdad anclada en niveles inferiores a los períodos anteriores. Los tipos impositivos alcanzaron valores elevados tanto en EE.UU como en el Reino Unido.

Consecuencia de la orientación conservadora de Reagan y Thatcher, que introduce la política de liberalización comercial, desregulaciones y privatizaciones, en las décadas de 1980 y 1990 se produjo un descenso de la progresividad fiscal, con aumento de la concentración de la riqueza y el crecimiento de la desigualdad

En el siglo actual prevalece una ideología conservadora, “hipercapitalismo neopropietarista” en palabras de Piketty, que proclama la autorregulación del mercado, trata de limitar el poder del Estado y cuestiona la progresividad fiscal.

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