martes, 25 de enero de 2022

VEINTE AÑOS DE EURO

 

Tras una década de preparativos, el euro nació como moneda electrónica el 1 de enero de 1999 y tres años más tarde entraron en circulación los billetes y las monedas. Por tanto, en este primer día de enero se han cumplido 20 años de la utilización del euro en los 12 países que conformaban la Unión Económica y Monetaria (UEM), entre ellos, España. Hoy es la moneda de 19 Estados miembros de la Unión Europea y de 340 millones de ciudadanos.

Una vez que los 7 Estados miembros de la Unión Europea que todavía quedan fuera de la Eurozona vayan cumpliendo los criterios de convergencia acordados en 1992 en el Tratado de Maastricht (Países Bajos) deberán adoptar el euro, salvo Dinamarca que optó por quedar al margen


Desde 2002, los billetes de euros se emiten conjuntamente por los bancos centrales nacionales de la zona euro, bajo la dirección del Banco Central Europeo (BCE). Cada uno es responsable de una parte de la producción total anual de diferentes tipos de billetes. La responsabilidad de la acuñación de monedas recae en los gobiernos nacionales de los países de la zona del euro.

Aunque los pagos digitales se utilizan cada vez con más frecuencia, el euro como efectivo sigue siendo necesario. Cualquier persona puede poseerlo y utilizar directamente. Resulta también menos vulnerable a la ciberdelincuencia y al fraude. Además, como lo emite el propio banco central, está a salvo de quiebras.

El largo caminar hacia el euro se inició en los años sesenta del siglo pasado. El proyecto de Unión Económica y Monetaria (UEM) ambicionaba coordinar las políticas económicas y presupuestarias, establecer una política monetaria y una moneda común.

La moneda única cuenta con algunas ventajas: el comercio transfronterizo es más fácil para las empresas, la economía obtiene mejores resultado y los consumidores tienen más dónde elegir. Pero hubieron de superarse obstáculos en el avance hacia la UEM, como la agitación de los mercados monetarios internacionales en los años 70, que amenazó el sistema de precios de la política agraria común, uno de los pilares de la Comunidad Económica Europea. La crisis del petróleo hizo fracasar también los intentos de conseguir tipos de cambio estables,

En 1979 se puso en marcha el Sistema Monetario Europeo, con tipos de cambio que mantenían las monedas participantes dentro de un estrecho intervalo. Este enfoque supuso una coordinación sin precedentes de las políticas monetarias entre los países europeos y funcionó con éxito durante una década.

El euro ha dado a España estabilidad económica y capacidad de crecimiento. Entre las sombras de la nueva moneda se encuentran el incremento de precio que provocó al entrar en circulación, la incapacidad de amortiguar la crisis financiera de 2008 y la austeridad fiscal del período recesivo por la imposibilidad de recurrir a la devaluación monetaria.

Algunos problemas de estos años son las diferencias que afloraron entre las estructuras productivas de los países miembros y la falta de movilidad de los trabajadores en comparación con la de los capitales. Como tareas pendientes a señalar se suelen citar la unión bancaria y la integración fiscal.

En cuanto a la evolución macroeconómica, durante el período de vigencia del euro España ha aumentado un 60% su PIB, desde 700.993 millones de euros a 1,12 billones. En términos per cápita, el incremento ha quedado en el 40%, desde 17.200 a 23.693 euros (la media de la Eurozona es de 33.260), debido al crecimiento de la población española.








martes, 18 de enero de 2022

CAPITALISMO NEOLIBERAL

 


El capitalismo es un sistema de organización económica descentralizado, en el que los medios de producción son privados. Utiliza el trabajo asalariado, guía las decisiones económicas con la obtención de beneficio y se vale de los precios del mercado como señal informativa.

En el capitalismo es básico el conflicto entre los dueños de las empresas y los trabajadores, que desde la Revolución Industrial se organizan en Sindicatos para la reivindicación de mejores condiciones laborales. El Estado asume un papel mediador para lograr acuerdos entre ambas partes, y ha ido tomando un rol activo en la gestión económica, con la finalidad de impulsar el desarrollo económico.


El sistema capitalista apareció en la Baja Edad Media (siglos XI al XV) con la transferencia del centro de vida económica, social y política de los feudos a las ciudades. Algunos de los detonantes del cambio fueron la situación de extrema pobreza por las graves crisis derivadas de las catástrofes causadas por la Peste Negra y las hambrunas que asolaron las regiones europeas

Con el declive de la servidumbre feudal y la mejora de las manufacturas y el comercio, se inició la etapa del capitalismo comercial o mercantil, que se extendió en Europa entre los siglos XVI y XVIII, con el auge de las expansiones marítimas a las colonias europeas en busca de especias y materias primas

La doctrina mercantilista proponía aumentar la riqueza de la nación, estimulando la producción, aumentando las exportaciones y reduciendo el consumo interno del país. Mantenían bajos salarios, a fin de proporcionar a las empresas ventajas competitivas en el mercado internacional.

La segunda etapa fue el capitalismo industrial. Comenzó con la Revolución Industrial del siglo XVIII. Se había acumulado gran cantidad de riqueza, proveniente del comercio exterior. La utilización de las máquinas movidas a vapor permitió aumentar la capacidad para transformar la naturaleza.

En la tercera fase prevalece el capitalismo financiero, que surgió tras la Segunda Guerra Mundial. Se dio un crecimiento acelerado de la economía, que produjo una gran concentración del capital. Aparecieron las grandes empresas transnacionales, mediante fusiones, que han desembocado en la oligopolización de amplios sectores de la economía.

El término neoliberalismo hace referencia al giro de política económica de algunos países desde los años ochenta del siglo pasado. El objetivo fue restablecer la rentabilidad del capital, que había ido descendiendo en los años sesenta y setenta.

Se modificó de modo radical el modelo económico vigente desde la Segunda Guerra Mundial, mediante la desregulación de los mercados, privatización de empresas estatales y apertura externa tanto comercial como financiera de las economías, al tiempo que se tendía a la precarización laboral y la moderación salarial.

El neoliberalismo hoy vigente se caracteriza por preferir los mercados sobre el Gobierno, los incentivos económicos sobre las normas culturales y el emprendimiento privado sobre la acción colectiva. Está asociado también a la desregulación financiera y la globalización económica.

Con el capitalismo neoliberal de las última décadas algunos aprecian que se está favoreciendo un proceso de redistribución perversa de riqueza y poder desde los trabajadores hacia los dueños del capital y desde los Estados hacia las grandes empresas y grupos de presión.















martes, 11 de enero de 2022

LA CARGA DEL OLIGOPOLIO ELÉCTRICO


El oligopolio es un tipo de mercado en el que un pequeño grupo de productores y/o distribuidores se reparten la fabricación y la comercialización de ciertos bienes o servicios, estableciendo los niveles de producción y la forma de distribución, así como los precios de mercado.

Puede considerarse al oligopolio como un punto intermedio entre el mercado de competencia perfecta, en el que existen muchos compradores y vendedores de un producto, y el monopolio, donde se concentra toda la producción y comercialización en un solo productor o vendedor.

Tanto en el monopolio como en el oligopolio existen fuertes barreras de entrada (patentes, costes de puesta en marcha...) de nuevos competidores en el mercado. Los productos fabricados y comercializados son homogéneos o poco diferenciados y, dada la interdependencia estratégica, las acciones de un componente del grupo suele beneficiar a todos.

Uno de los motivos para aflorar un oligopolio es la existencia de las denominadas “economías de escala”. Al producir mayores cantidades de un producto o servicio, el coste de producción unitario se reduce y pueden obtenerse mayores márgenes de resultados. Algunos factores refuerzan el oligopolio, como la capacidad tecnológica, la reputación y la confianza de los consumidores.

Con el aumento de tamaño, las empresas tratan de generar un círculo virtuoso: menores costes unitarios, mayor posibilidad de liderazgo ante los cliente y desarrollo de ventaja competitiva frente a grupos más pequeños.

En algunos sectores, el tamaño otorga mayor capacidad en las compras a proveedores y en la negociación con los clientes. Permite también atraer talento y tener acceso a los mercados de capitales, mejorando las posibilidades de financiación.

Son muy conocidas situaciones oligopolísticas como la de Coca-Cola y Pepsi-Cola, la oferta concentrada de tres o cuatro operadoras en de telecomunicaciones y telefonía móvil, las aerolíneas y las marcas de comida rápida (Mac Donald´s, Burger King…)

La lista de grandes conglomerados en sectores como la tecnología, la energía, la salud y la defensa es tan amplia que, en opinión de Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales,“No existe ningún sector en la economía que funcione bajo la libre competencia”

El sector eléctrico español es un ejemplo paradigmático de oligopolio, Tres grandes empresas controlan el mercado eléctrico. Pese a la llegada de nuevos actores de pequeña dimensión, el oligopolio gestiona el 71% del ciclo combinado (turbinas de gas y de vapor): Iberdrola (32%), Endesa (26%) y Naturgy-Gas Natural (13%)


El oligopolio eléctrico, que funciona cobrando el coste marginal (el de la última unidad vendida), hace que su suministro sea mucho más caro de lo que se pagaría en un entorno competitivo.

En las subastas diarias, las centrales hidráulicas, eólicas y solares ofertan precios bajos para asegurarse de que captan demanda, pero cuando la suma de todas ellas no alcanza el volumen requerido de electricidad, hace falta recurrir a la energía producida por los ciclos combinados que utilizan también gas, con mucho mayor coste.

El absurdo del sistema es que este último aporte de energía (gas), con precio más elevado que el resto de las centrales, sirve como precio para el total de la subasta. Es decir, aunque nuclear, hidráulica, eólica y solar sean baratas, sus suministros se pagan al mismo precio que el ciclo combinado que utiliza gas natural.

El oligopolio eléctrico es un claro ejemplo de la fricción entre el objetivo empresarial de asegurar a toda costa la rentabilidad y la defensa del interés general. Sólo nos queda confiar en que la opción de producir electricidad de forma deslocalizada usando espacios libres y tejados de edificios, que empieza a extenderse en algunos territorios, logre reducir la pesada carga que supone hoy día la factura eléctrica para las familias













 

martes, 4 de enero de 2022

DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA

 


A pesar de que renta y riqueza se utilizan con frecuencia de forma indistinta, en realidad responden a conceptos diferentes. Mientras la renta es un ingreso que corresponde a un período (sueldo anual, por ejemplo), la riqueza o patrimonio incluye activos financieros, inmuebles, vehículos...de los que se es propietario en una fecha determinada.

Para determinar la riqueza neta o patrimonio neto hay que restar las deudas (obligaciones, préstamos, …) pendientes de pago en la misma fecha.

Según el informe de World Inequality Lab, un centro de estudios francés encabezado por el economista Thomas Piketty, el 10% más rico de la población de España absorbe el 34,5% de los ingresos totales, en tanto que el 50% de los ciudadanos con menos recursos no disponen más que del 21%. La concentración en la riqueza es aún mayor, porque el 1% es propietario del 25% de la riqueza del país y el 10% tiene en sus manos el 60% de todo el patrimonio.

El macroestudio citado señala que en los últimos dos años, en tiempos de pandemia, se ha producido una aceleración del proceso de concentración de la renta y la riqueza, que se había iniciado en la década de los años ochenta del pasado siglo.

El siguiente gráfico se representa la evolución de la participación en la riqueza del 1% más rico de España

Podemos observar en el gráfico que la concentración de riqueza en el 1% más rico de España se incrementa del 20% en el año 2000 al 25% en 2017. En el mismo período, la riqueza del 50% más pobre cayó del 10,9% al 10,2%.

Las diferencias en los ingresos periódicos llevan a la acumulación desigual de riqueza de las familias. Además, ante la incertidumbre, los hogares con mayor renta tienden a acumular ahorro, que resulta un factor adicional más de desigualdad.

Más allá del diferente comportamiento en el ahorro, es perceptible la diversa composición de los activos financieros, con distinta evolución en los precios. Hasta un 94% de las familias de los dos deciles más bajos de renta poseen algún tipo de activo, pero su composición difiere de modo significativo a medida que cambia la renta de la familia.

Según el Banco de España, en los dos deciles más bajos el 89,5% de los activos totales se relaciona con propiedades inmobiliarias, en tanto que este porcentaje desciende al 57,5% en el decil más elevado.

En este segmento de ingresos destaca el peso de los negocios por cuenta propia, que contribuyen en un 15% al total de activos y las acciones y participaciones, que representan un 11,2%. La evolución más positiva del precio de estos activos financieros frente a los inmobiliarios ha contribuido también a incrementar la desigualdad de la riqueza.

A diferencia de lo que sucede en las rentas, el nivel de desigualad en la riqueza es inferior al de otros países de nuestro entorno, debido a que en España hay una concentración generalizada de ahorro en propiedades inmobiliarias, incluso en los hogares con ingresos más elevadas,

Los últimos incrementos de la tasa de inflación van provocando que el dinero pierda poder adquisitivo y que la renta y la riqueza entren en un proceso silencioso de redistribución. Algunos se enriquecen a costa de otros. Los trabajadores, pensionistas y ahorradores sufren impotentes la reducción de su capacidad adquisitiva, en tanto que los propietarios de bienes con precios en ascenso y los que piden dinero prestado se benefician de los bajos tipos de interés a pagar, negativos en términos reales, al tener en cuenta la tasa de inflación.