martes, 9 de noviembre de 2021

CAMBIOS DEMOGRÁFICOS

 

Hacia el siglo segundo a.C., un escritor cartaginés afirmaba que “la naturaleza ya no nos sustenta, la pestilencia y el hambre, las guerras y las crecidas deben considerarse, ciertamente, una solución para las naciones, como poda de la especie humana cuyo número se está volviendo excesivo”.

La cuestión de cuántas personas puede sustentar el mundo, que es objeto de investigación desde hace mucho tiempo, resulta también importante cuando se examinan los problemas del cambio climático.

La población mundial, que aumentó en el año 2020 en 82,3 millones, alcanzó al comienzo de este año 7.837 millones de habitantes, distribuidos del modo siguiente: Asia (59%), África (17%), Europa (10%), Latinoamérica (8%), América del Norte (5%) y Oceanía (1%).


Podemos observar en el gráfico el notable incremento poblacional de China e India, que juntos alcanzan cerca de 2.800 millones de habitantes, más del doble del conjunto de los cinco grandes países siguientes en el ranking (EE.UU, Indonesia, Pakistán, Brasil y Nigeria)

El crecimiento de la población suele analizarse a través de la denominada “transición demográfica”, que es el proceso por el que las características demográficas se transforman a medida que el país se desarrolla.

Los cambios del crecimiento de la población resultan de la interacción de la transición de la mortalidad y de la transición de la fecundidad, procesos ambos que han concluido en gran medida en lo países desarrollados, pero prosiguen en los que están en vías de desarrollo.

El elevado crecimiento de algunos países se debe a que las tasas de mortalidad han descendido más deprisa que las de fecundidad, lo cual significa que la transición demográfica no ha concluido.

Los demógrafos miden la mortalidad calculando la “esperanza de vida al nacer”, los años que viviría un recién nacido si los patrones de mortalidad vigentes al momento de su nacimiento se mantuvieran durante su vida. Estos patrones apenas cambiaron hasta el siglo XVIII y han mejorado mucho en las últimas décadas, sobre todo en el mundo desarrollado. Hoy día, la esperanza de vida al nacer en la población española está en torno a 82 años.

La disminución de la mortalidad se debió a tres factores: la mejora del nivel de vida, sobre todo de la alimentación; las mejoras de las medidas de salud pública, como el suministro de agua potable, alimentos sanos y drenaje de ciénagas infestadas de mosquitos, y los tratamientos médicos en la cura de las enfermedades.

La tasa de fecundidad (número de nacidos dividido entre mujeres en edad fértil), ha descendido aceleradamente en el mundo desarrollado en el último siglo. En España ha pasado de 2,77 en 1975 a 1,18 en 2020. El mantenimiento poblacional requiere una tasa de 2,1.

La “tasa neta de reproducción” (TNR) es la medida que combina los efectos de la fecundidad y la mortalidad en el crecimiento de la población. Se define como el número de hijos que cabe esperar que tenga una niña que nace, suponiendo que mantenga durante su vida la mortalidad y la fecundidad de la población existente en ese momento.

Esta tasa indica la importancia del descenso de la mortalidad en el crecimiento de la población, al hacer posible que las mujeres vivan más años de su vida fértil y, por tanto, puedan aumentar la tasa de fecundidad, incrementándose así la tasa neta de reproducción.

En los países europeos, el descenso de mortalidad desde mediados del siglo XIX hizo aumentar la TNR. Después, tanto la mortalidad como la fecundidad redujeron más la tasa. Finalmente, a mediados del siglo XX, las mejoras de la mortalidad habían perdido su capacidad de influir en la TNR, ya que casi todas las niñas llegaban a los años fértiles, por lo que las nuevas reducciones fueron ocasionadas por la caída da la fertilidad

Los flujos de migración sirven de ajuste a los países específicos. En el caso de España, la población aumentó en 61.609 personas durante 2020 y se situó en 47.394.223 habitantes a 1 de enero de 2021. El saldo migratorio positivo de 216.244 personas compensó con creces el saldo negativo vegetativo de 153.167 personas (incluida una corrección estadística de -1.468)

Expertos en demografía aseguran que el colapso de la fertilidad puede ocasionar, a partir de la década de 2050, una caída sistemática y prolongada de la población en casi todo el planeta, salvo que reaccionen los Gobiernos implantando programas de ayudas sociales y fiscales a la maternidad, y facilitando la conciliación laboral y familiar.

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