El Gobierno español espera que sus recientes medidas sobre el mercado eléctrico alivien la factura final de los consumidores, pero los mercados de futuros están alejando cualquier señal de que el precio mayorista pueda relajarse.
Los mercados de futuros de la energía, los del precio del gas y los del CO2, son equivalentes a lo que podría ser el "mercado de la bolsa de la energía" y muestran predicciones para los período siguientes.
El gráfico permite comparar los precios de la luz entre los años 2020 y 2021 en el período enero-agosto. En mayo comenzó la escalada de la tarifa eléctrica, que continúa aún en octubre.
Uno de los sistemas de obtención de electricidad es la central térmica de “ciclo combinado”, en el que coexisten dos ciclos termodinámicos en un mismo sistema, con una turbina de gas y otra de vapor de agua.
En el funcionamiento del mercado eléctrico español, las centrales entran en la subasta en orden creciente a sus ofertas, y son retribuidas todas al precio más alto, el de los costes de producción de los ciclos combinados de gas.
Este diseño ha generado unos ingresos extraordinarios a las centrales nucleares e hidroeléctricas (representan una tercera parte de la oferta total de electricidad), que tienen unos costes muy inferiores a las que utilizan el gas.
Por tanto, el sistema marginalista hace que el gas marque el precio del resto de componentes del sistema eléctrico. Se calcula que un 50% de la subida en el precio mayorista de la luz es la debida al precio del gas y un 20% a los derechos de emisión del CO2.
El Gobierno está revisando la fiscalidad sobre el precio de la luz y se propone alterar el modelo en el que se fijan los precios que pagamos los consumidores minoristas. Trata de cambiar la tarifa del pequeño consumidor con un promedio de precios futuros, como hacen en Reino Unido o Portugal
Se han aprobado también medidas para permitir que las centrales eólicas, solares, nucleares e hidráulicas puedan cerrar contratos con grandes consumidores a precios por debajo del resultante en la subasta general.
A corto plazo, el Gobierno apuesta por reducir las cargas que recaen sobre el sector eléctrico y trata de apropiarse de los beneficios extraordinarios y totalmente injustificados que el sistema de fijación del precio marginalista proporciona a las empresas hidroeléctricas y nucleares, para dedicarlos a la reducción de la factura eléctrica de los consumidores.
Los proveedores de gas respondieron al frío del pasado invierno vaciando las instalaciones de almacenamiento y posteriormente se han mostrado reacios a rellenarlas con gas de alto precio. Como resultado, las instalaciones de almacenamiento europeas no se encuentran en los máximos habituales de otoño de otros años.
El aumento de los precios está alimentando la inflación y amenaza con entorpecer la recuperación económica, puesto que la factura eléctrica reduce el presupuesto de las familias para otras compras y aumenta los costes de las empresas
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