martes, 19 de octubre de 2021

ESCALADA INFLACIONARIA

 

En vista de los niveles que han alcanzado las deudas de ciertos países, algunos analistas económicos alertan de que nos encaminamos hacia un escalonamiento inflacionario. El economista Nourel Roubini, profesor en la Universidad de Nueva York, es contundente: “En el medio plazo temo que haya una estanflación total con crisis de deuda"

En España, el indicador de precios (IPC) sitúa su variación anual al final de septiembre en el 4%. Aunque desde el inicio de la pandemia la inflación se mantuvo negativa durante el 2020, el índice no ha dejado de crecer desde comienzos de este año.

En los períodos de estanflación van de la mano el incremento del coste de la vida y el estancamiento económico, con el resultado de un aumento del desempleo.

En 1973, una guerra de tres semanas provocó una de las mayores crisis energéticas y económicas del mundo. Es conocida como la guerra del Yom Kippur, nombre de la festividad judía del perdón, en la que Siria y Egipto, junto con una coalición de países islámicos, atacaron a Israel.

La respuesta de los israelíes, apoyada por EE.UU, fue inmediata y desmesurada. A modo de represalia, los países árabes de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petroleo) impusieron subidas del precio del petróleo que acabaron con el acceso al combustible barato. El barril de crudo pasó de 1,89 dólares antes de la guerra a 3,39 al final de 1973 y subió hasta 11,6 dólares en 1974. Hoy supera los 80 dólares.

La crisis energética y económica golpeó a España a lo largo de las décadas de los años 70 y 80. El crecimiento del PIB fue nulo en 1979 y la inflación del año llegó al 15,8%, cifras que vienen a señalar que el país estaba inmerso en plena estanflación.

El alto desempleo y la elevada inflación desmoronaron la teoría keynesiana. Desde las filas del monetarismo, con Friedman a la cabeza, surgió una teoría que puso de manifiesto el papel de las expectativas de inflación. Señalaba que las empresas y los trabajadores tienden a anticipar una futura inflación mayor, que se incorpora a sus negociaciones de precios y salarios

En un entorno escasamente competitivo y con mercado laboral poco flexible, el proceso provoca el alza de los precios y salarios, que suele derivar en una espiral inflacionaria.

Es evidente que la aceleración de la inflación de las décadas 70 y 80 se debió sobre todo al crecimiento espectacular de los precios de las materias primas y la energía, así como el alza de los salarios nominales por encima de la inflación.

Las políticas de estímulo de la demanda resultaron imprescindibles para luchar contra el paro, pero algunos economistas aconsejaban añadir medidas más selectivas y desagregadas con apoyos del lado de la oferta.

Para luchar contra la inflación se confía en una coordinada actuación mixta fiscal y monetaria, con políticas de rentas, particularmente las basadas en acuerdos de empresarios y sindicatos sobre bases permanentes.

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