Las reservas internacionales son
depósitos de capital controlados por lo bancos centrales y las autoridades
monetarias de cada país. Están compuestas por oro, Derechos Especiales de Giro
(DEG) y divisas extranjeras, en su mayor parte dólares.
Como activos externos, las
reservas disponibles sirven para financiar las necesidades de la balanza de
pagos, intervenir sobre el tipo de cambio y mantener la confianza en la propia moneda.
El indicador económico de las
reseras mide la capacidad del país para hacer frente a sus pasivos u
obligaciones generadas por las compras en el extranjero.
Observamos en el gráfico la
evolución favorable de las reservas internacionales españolas, que alcanzaban
al final de 2020 la cifra de 81 billones de dólares americanos (810.000
millones en versión europea).
La financiación internacional
constituye para muchos países uno de los pilares centrales para poder abordar planes
de inversión a largo plazo, unos proyectos que generen rentas futuras con las
que atender los compromisos adquiridos.
Para paliar los efectos en las
reservas internacionales de la crisis sanitaria del coronavirus, el Fondo
Monetario Internacional (FMI) ha aprobado una nueva asignación de Derechos
Especiales de Giro (DEG) por valor de 650.000 millones de dólares
El DEG es la unidad de cambio del
FMI, respaldada por una cesta de monedas: dólares, euros, yenes, libras
esterlinas y yuanes. Los DEG serán repartidos entre los paises miembros de
acuerdo con sus participaciones en la institución, en función del PIB y de otros
factores.
Fue en 1969 cuando se creó el DEG
como una reserva internacional complementaria en el contexto de paridades fijas
de los acuerdos de Bretton Woods. Las asignaciones de los DEG pueden desempeñar
un papel crucial al proporcionar liquidez y complementar las reservas oficiales
de los países miembros, como ocurrió en medio de la crisis financiera de 2008.
El DEG, que es utilizado como
unidad de cuenta por el FMI y otros organismos internacionales, no es ni una
moneda ni un crédito frente al FMI. Más bien representa un derecho potencial
frente a las monedas de libre uso. El DEG, que equivale en torno a 1,20 euros, se
puede canjear por dólares, euros y otras monedas.
Hay situaciones en las que un
país cae en impago de manera prolongada, dejando de satisfacer los intereses o
el principal de la deuda. La consecuencia inmediata suele ser el endurecimiento
de las condiciones de financiación.
A veces se llega a excluir de la
financiación internacional al pais moroso, o bien, se abre un proceso de
reestructuración de la deuda entre deudor y acreedor, que merma la confianza en
el país.
Es el caso, por ejemplo, de
Argentina, que despues de la crisis de diciembre de 2001, tardó 14 años en
poder acceder de nuevo a los mercados internacionales. Los acreedores
extranjeros no le prestaban dinero al Gobierno argentino, con lo que el país se
encontró con menor capacidad de gasto y de inversión, que afectó al nivel de vida de sus ciudadanos.