La productividad laboral o simplemente productividad es la cantidad de Producto Interior Bruto (PIB) generado por hora de trabajo y se calcula dividiendo el PIB real entre las horas de trabajo agregadas. Si el trabajo es más productivo, las empresas estarán dispuestas a pagar más y se elevará la demanda de trabajadores, que de no alterarse su oferta, dará lugar al aumento tanto de los salarios como del empleo.
En consecuencia, el incremento de la productividad laboral impulsa el crecimiento del PIB potencial de un país por dos motivos: el trabajo es más productivo y el nivel de empleo aumenta.
A corto plazo, una economía puede lograr crecimientos de producción por habitante incrementando el porcentaje de la población que trabaja, pero a largo plazo el aumento de empleo no suele ser diferente del agrandamiento de la población, lo cual convierte a la productividad en el factor clave del desarrollo económico.
La productividad en España, calculada en el gráfico como cociente entre el PIB real y el número de trabajadores equivalentes a tiempo completo, avanzó entre 2010 a 2013 a tasas del 2% y 3% anuales, descendió en 2014 y 2015 hasta el 0,3% y quedó prácticamente estancada a partir del 2016.
España es una de las pocas economías desarrolladas en las que la productividad laboral crece más durante las recesiones que cuando está en expansión, debido a la disfuncionalidad del mercado de trabajo, la cual hace que la productividad crezca fundamentalmente por los despidos de trabajadores
Otra característica diferenciadora de la economía española es el tamaño de las empresas. El país cuenta con cierto número compañías grandes y medianas, pero las pequeñas y las microempresas suman mayor proporción en el tejido empresarial español que en otros países europeos. Tampoco ayuda a mejorar la productividad los déficit de formación de los empleados, como consecuencia de la poca efectividad de las políticas activas de empleo.
Al crecimiento de la productividad contribuyen tanto el capital físico (instalaciones y equipamientos) como el capital humano (conocimientos y habilidades) por trabajador, al tiempo que se implantan avances tecnológicos.
Junto a la productividad laboral, otra medida de interés es la “Productividad Total de los Factores” (PTF), que es la producción que puede lograrse con una cantidad determinada de recursos. Si una economía consigue producir más con la misma cantidad de capital físico, capital humano y horas de trabajo, decimos que aumenta la PTF. Este incremento productivo, que suele atribuirse en su mayor parte al progreso tecnológico, resulta fundamental para el crecimiento económico de un país.
La contabilidad del crecimiento muestra que desde mediados del siglo XIX la inversión de capital por trabajador contribuyó con el 50% a la productividad laboral; los aumentos en la eficiencia (PTF) aportaron el equivalente al 33% y el 17% es atribuible a la calidad del trabajo.
A largo plazo, la tasa anual de crecimiento de la PTF suele situarse entre un 0,5% y el 0,6%, con crecimientos elevados en épocas de innovaciones tecnológicas, cambios estructurales y reasignaciones de trabajadores a sectores más avanzados. El incremento de la eficiencia productiva es el principal determinante de la mejora en el nivel de vida material de una sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario