El Instituto Nacional de Estadística (INE) publica desde 2016 el Índice de Precios del Trabajo (IPT), un indicador anual que, al evitar el efecto que produce el cambio de composición de los puestos de trabajo, puede medir la evolución real de los salarios.
La medida no está afectada por cambios en la calidad y cantidad de trabajo realizado y ofrece datos de la ganancia por hora de los asalariados por cuenta ajena. El INE selecciona una “cesta” de puestos de trabajo representativa, al estilo del Indice de Precios de Consumo (IPC), pero referido al empleo, y sigue su comportamiento a lo largo del tiempo. Con esta metodología, el salario bruto medio anual en España fue de 24.009,12 euros por trabajador en el año 2018, un 1,5% superior al del año anterior.
El IPT supone una mejora en el cálculo retributivo, porque medir los salarios en términos promedios, sin previos ajustes, no refleja fielmente su evolución. El salario medio anual en una empresa puede aumentar respecto del año anterior, por ejemplo, como consecuencia de una disminución de la plantilla, pero en realidad haberse reducido para los trabajadores de la empresa
Así, por ejemplo, una empresa con 6 trabajadores, 4 de ellos indefinidos, con 2.500 euros de sueldo bruto mensual cada uno, y 2 temporales, que perciben cada uno 1.000 euros, tendría un salario promedio de 2.000 euros mensuales.
Si se dan de baja los dos temporales y se recorta el salario en 250 euros a los indefinidos, el salario promedio aumentará a 2.250 euros, un 12,5% más. Con este dato estadístico parece que ha habido un incremento salarial, pero lo cierto es que los trabajadores que quedan en la empresa pierden un 10% de su retribución. El aumento aparente se debe al efecto composición, a la alteración del grupo analizado.
El INE ha publicado en septiembre los resultados del IPT de 2018.
Vemos en el gráfico que la tasa de incremento en el año fue la mayor de las registradas en toda la serie. Tras ligeras reducciones en 2016 y 2017, el índice aumentó en 5,8% en 2018.
El informe del INE destaca que el tipo de ocupación es una de las variables que más influye en el cambio del precio del trabajo. En 2018, los mayores aumentos se dieron en los grupos de Directores y Gerentes (8,1%) y Técnicos y profesionales (7,3%). En cambio, no pasaron del 2,3% los aumentos entre los trabajadores cualificados del sector primario, artesanos, trabajadores de manufacturas y de construcción.
Según el tipo de contrato, el IPT subió un 8,7% en los temporales y un 5,1% en los indefinidos. Por grupo de edad, el mayor aumento del precio del trabajo se registró en los menores de 25 años (10,2%) y el incremento más bajo en los trabajadores de 55 y más años (4,4%).
El Indice de Precio del Trabajo proviene de la Encuesta de Estructura Salarial, que proporciona estimaciones de la ganancia bruta anual por trabajador, clasificada por tipo de jornada, sexo, actividad económica y ocupación.
En el siguiente gráfico tenemos la distribución del salario bruto anual de 2018 en España:
La diferencia entre el salario medio (24.009,12 €) y el más frecuente o modal (18.468,93 euros) superó los 5.500 euros, lo cual significa que había pocos trabajadores con retribuciones muy altas, pero que influyeron notablemente sobre la media. Por otra parte, el salario mediano (que divide al número de trabajadores en dos partes iguales, los que tienen un salario superior y los de salario inferior) presentó un valor de 20.078,44 €
Las diferencias por el género continúan en las retribuciones laborales. El número de mujeres que ganaron menos de 16.000 euros fue mayor que el de hombres. En cambio, a partir de esa retribución, en todas las categorías era mayor el número de hombres que el de mujeres. La brecha salarial entre hombres y mujeres se situaba en un 11,3% en 2018.
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