martes, 23 de junio de 2020

ESFUERZO FISCAL EN LA PANDEMIA

Las medidas de confinamiento y de restricción a la movilidad por la pandemia han dado sus frutos, a juzgar por la evolución favorable de los contagios y fallecimientos, al tiempo que ha mejorado notablemente la presión sobre la capacidad de atención hospitalaria. Pero no se puede olvidar que el coronavirus Covid-19 azota a un país que no había cicratizado por completo las heridas de la recesión anterior, consecuencia de la crisis financiera.

Como aplicar una política de recorte de gastos y subidas de impuestos para reducir el déficit público, al estilo de la aplicada en la crisis anterior, abocaría al país a una profunda depresión económica, el Gobierno ha lanzado un amplio programa de expansión fiscal, confiando en que se aprueben definitivamente los programas de ayuda europeos aún en debate.

El plan de apoyo de la Unión Europea vendría a asegurar que la crisis sanitaria no incremente las diferencias económicas que existen ya entre los países del euro. El objetivo sería favorecer el crecimiento de las economías y reducir el desfase entre el nivel de capacidad potencial y la producción real.

La crisis sanitaria puede convertirse en una profunda recesión económica si la repuesta no es capaz de ir compensando la caída de actividad de estos meses, que puede agravarse si se produce otro brote del virus. En cualquier caso, la política fiscal española tendrá que ser contundente para ayudar al sistema productivo y evitar el desempleo que los programas ERTE pueden aflorar.

Los analistas económicos coinciden en que el déficit público español de este año va a ser muy elevado (10% al 15% del PIB), tanto por el incremento de transferencias para afrontar el parón económico como por la caída de la recaudación consecuencia de la reducción forzada de la actividad. En previsión de los efectos de la pandemia sobre las cuentas públicas de los países, la propia Comisión Europea ha puesto en entredicho la normativa del plan de estabilidad, que situaba como límite de déficit el 3% del PIB, imposible de lograr este año, al menos en los países periféricos europeos, entre ellos España.

El Banco Central Europeo manifiesta su voluntad de facilitar el crédito que necesiten los países periféricos europeos. Esperemos que este mensaje continúe tranquilizando a los mercados financieros y sostenga a bajo nivel las primas de riesgo, evitando así pesadas cargas de intereses, difíciles de soportar para los países muy endeudados.

En el siguiente gráfico (El País) tenemos los cambios de tenedor de la deuda pública española, que ha superado ya el 100% del PIB


Observamos que en el último quinquenio la participación de los residentes españoles en la compra de deuda ha descendido en un 50%, en tanto que aumentaba la de los extranjeros en un 23,7% . El dato más relevante es que la proporción de las compras del BCE se han multiplicado por 5,3 lo que confirma la política de expansión monetaria y el apoyo decidido de la institución.















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