martes, 23 de julio de 2019

LA COMPETITIVIDAD EN LA EUROZONA


La competitividad de un país en la Eurozona, en la que sus miembros no pueden recurrir a la devaluación monetaria, depende en gran parte de los costes laborales unitarios (CLU), que se obtienen por el cociente entre la remuneración real por asalariado y la productividad aparente del trabajo.

A su vez, la productividad laboral se mide dividiendo el valor añadido bruto en términos constantes (eliminada la inflación) y el empleo equivalente a tiempo completo.

Un país de la Eurozona en el que, con respecto al resto, crezcan menos los salarios o aumente más la productividad, mejorará la competitividad, al reducirse comparativamente los CLU. Es lo que ha ocurrido con España a partir de 2008, como podemos observar en el gráfico



En el período 2001-2008, con el desarrollo de la burbuja inmobiliaria, se deterioró la competitividad española por el incremento de las remuneraciones laborales y la escasa mejora (0,3% anual) de la productividad.

En cambio, en la última década ha mejorado la competitividad por la reducción de los CLU, como consecuencia del estancamiento salarial, y el avance de la productividad ligada a los despidos, que supuso un incremento cercano al 2% anual.

En el período de recuperación, el crecimiento del PIB está siendo intensivo en empleo, introduciendo parados en el mercado de trabajo, lo que supone escaso margen para aumentar la productividad, es decir, el valor añadido por empleado.

Entre 2013 y 2017, la productividad ha crecido entre el 0,1% y el 0,3% anual. En 2018, el crecimiento ha sido nulo, según el INE, es decir, que se estancó la capacidad de generar más bienes y servicios con el mismo número de trabajadores y demás recursos. Si se toma por hora efectivamente trabajada, el dato fue incluso negativo (-0,25%)

Se confirma así el típico comportamiento de la productividad en España: escaso avance en los períodos de crecimiento y, a base de despidos, notable impulso en las recesiones. En otros países europeos, el comportamiento habitual es que en las recesiones se reduzcan las horas trabajadas y caiga la productividad

El aumento acelerado del nivel de empleo y la reducción del elevado paro, ambos deseables, están suponiendo una salida de la crisis con menor productividad. Ganan peso relativo sectores menos productivos, como la construcción y la Administración Pública, en detrimento de otros más eficientes, como la industria.

Los organismos económicos internacionales ya avisan que el crecimiento de la ocupación se está produciendo en sectores de baja cualificación de empleo. También el Banco de España advierte que no se observa un cambio de modelo productivo en el empleo y recomienda diversificar sectores y favorecer el acceso a más educación.

Aunque España es homologable a los países del entorno en inversiones en activos tangibles, como maquinaria y equipamientos, tiene un desfase en activos intangibles, como I+D+i, bases de datos y software. Por otra parte, las PYMES españolas pueden equipararse a las extranjeras, pero el problema es que España tiene mucha mayor proporción de PYMES que otros países desarrollados.
















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