Los indicadores institucionales de coyuntura en España siguen mostrando una senda expansiva. Los datos macroeconómicos señalan un crecimiento anual del PIB en el segundo trimestre del 2,3%, más del doble de la media de los países europeos, impulsado por la elevada creación de empleo y el incremento del consumo privado y público, pero se espera una desaceleración en la segunda mitad del año.
Además de los índices oficiales de coyuntura publicados por los organismos públicos, los países utilizan el Purchasing Manager Index (PMI), un indicador avanzado de actividad, muy cercano a la evolución del PIB en la crisis financiera y la posterior recuperación. Se calcula en más de 30 países y su homogeneidad hace posible realizar comparaciones.
El Indice viene elaborado por Markit Economics desde abril de 2008 y su principal característica es que no se trata de una encuesta de opinión ni de expectativas, sino que se basa en datos reales, aunque las encuestas no preguntan cifras concretas.
En el caso de España, para la confección del Indice PMI se cuenta con la colaboración de la Asociación Española de Profesionales de Compras, Contratación y Aprovisionamiento (AERCE). Comenzó a realizarse en 1998 para la industria manufacturera y en 1999 para el sector de servicios.
El índice PMI es compuesto, dado que se calcula a partir de cinco indices ajustados estacionalmente, según la siguiente ponderación de las variables: Nuevos pedidos (30%), Producción (25%), Empleo (20%), Plazo de entrega de proveedores (15%) e Inventario de materias primas (10%).
Cada variable puede oscilar entre 0 y 100. Si se sitúa en torno a 50 indica que no se ha producido ningún cambio significativo respecto al mes anterior. Cuando el resultado es mayor que 50, ha habido cambios favorables y, si es menor de 50, señala deterioro respecto al mes precedente.
En el gráfico tenemos la evolución del indicador de los sectores (industria y servicios) en los últimos seis años.
El sector de servicio mantiene sus tendencia expansiva, aunque con menor intensidad, favorecido también por el incremento de gasto medio por visitante extranjero.
La industria parece que está cayendo en un estancamiento como consecuencia de la ralentización del comercio internacional, con una reducción de la cartera de pedidos, sobre todo en el ámbito del automóvil. La guerra comercial entre las grandes potencias provoca una pérdida de confianza de las empresas, porque la escalada arancelaria hace que el entorno global se torne cada vez más incierto.
Dado el carácter global de los cambios, los países europeos están pidiendo a las autoridades de Bruselas, quizás demasiado centradas en vigilar la ortodoxia contable, una mayor atención al planteamiento de estrategias innovadoras para el complicado escenario mundial.
El Indice viene elaborado por Markit Economics desde abril de 2008 y su principal característica es que no se trata de una encuesta de opinión ni de expectativas, sino que se basa en datos reales, aunque las encuestas no preguntan cifras concretas.
En el caso de España, para la confección del Indice PMI se cuenta con la colaboración de la Asociación Española de Profesionales de Compras, Contratación y Aprovisionamiento (AERCE). Comenzó a realizarse en 1998 para la industria manufacturera y en 1999 para el sector de servicios.
El índice PMI es compuesto, dado que se calcula a partir de cinco indices ajustados estacionalmente, según la siguiente ponderación de las variables: Nuevos pedidos (30%), Producción (25%), Empleo (20%), Plazo de entrega de proveedores (15%) e Inventario de materias primas (10%).
Cada variable puede oscilar entre 0 y 100. Si se sitúa en torno a 50 indica que no se ha producido ningún cambio significativo respecto al mes anterior. Cuando el resultado es mayor que 50, ha habido cambios favorables y, si es menor de 50, señala deterioro respecto al mes precedente.
El sector de servicio mantiene sus tendencia expansiva, aunque con menor intensidad, favorecido también por el incremento de gasto medio por visitante extranjero.
La industria parece que está cayendo en un estancamiento como consecuencia de la ralentización del comercio internacional, con una reducción de la cartera de pedidos, sobre todo en el ámbito del automóvil. La guerra comercial entre las grandes potencias provoca una pérdida de confianza de las empresas, porque la escalada arancelaria hace que el entorno global se torne cada vez más incierto.
Dado el carácter global de los cambios, los países europeos están pidiendo a las autoridades de Bruselas, quizás demasiado centradas en vigilar la ortodoxia contable, una mayor atención al planteamiento de estrategias innovadoras para el complicado escenario mundial.