Las economías de la Eurozona han conseguido en los últimos años cierto crecimiento sostenido, favorecidas, entre otros vientos de cola, por la política monetaria de acceso fácil a la liquidez y de tipos de interés muy bajos, pero el año 2019 trae nuevas directrices.
En un intento de normalizar la política monetaria, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), anunció en la última rueda de prensa la suspensión del programa de compra masiva de deuda pública y privada, pero aceptando el nivel actual de endeudamiento, es decir, reinvirtiendo el importe de los bonos que vayan venciendo, durante un tiempo prudencial, una especie de “respiración asistida” temporal.
La medida excepcional de expansión monetaria mantenida desde 2015 ha inyectado 2,6 billones de euros y ha conseguido que desciendan las primas de riesgo de los países de la Eurozona, contribuyendo a la recuperación de sus economías.
El BCE se prepara para subir los tipos de interés, que se mantienen en un histórico 0% desde marzo de 2016. El incremento se anuncia para después de este verano. Va a coincidir con un momento en que el crecimiento de las economías europeas tiende a ralentizarse y puede llegar a afectar a la prima de riesgo.
En el mercado de deuda pública, la prima de riesgo, también conocida como diferencial de tipo de interés, es el sobreprecio que paga un país para financiarse en los mercados en comparación con la nación de referencia (Alemania en la Eurozona).
Tenemos en el gráfico la evolución de la prima de riesgo española, que fue muy baja hasta el 2008, subió de modo acelerado entre 2010 y 2013, hasta alcanzar los 503 punto básicos (5,03% más de interés que la deuda alemana) y desde 2015, tras la intervención del BCE, ha oscilado en torno a los 125 puntos básicos.
Recordemos que la expansión monetaria excepcional del BCE ha sido una reacción de las autoridades a las consecuencias de la recesión que se inició en 2008, caracterizada por el estrangulamiento del crédito y el excesivo endeudamiento, que llevaron a la disminución de la disponibilidad de crédito y a la elevación de los tipos de interés. En tales circunstancias, empresas y consumidores quedaron con deuda excesiva y activos depreciados, situación que derivó en la reducción del gasto, empujando a la economía hacia un recesión.
En una crisis financiera, los bancos temen retiradas de depósitos de sus clientes o pérdidas de confianza de sus acreedores y deciden guardar sus recursos en lugar de prestarlos. Al mismo tiempo, empresas y consumidores con dificultades financieras pueden decidir no endeudarse a pesar del descenso de los tipos de interés, con lo que la bajada de los tipos no suele servir para mejorar el nivel de actividad económica. En un entorno así decidió el BCE, junto a otros bancos centrales, lanzar la excepcional expansión monetaria.
Si una desaceleración severa y baja inflación no aconsejan aplazarlo, el aumento de los tipos de interés que va a provocar la normalización de la política monetaria supondrá una atención más rigurosa de los mercado financieros a los países altamente endeudados, entre los cuales se encuentra España con cerca del 100% de deuda sobre el PIB, a fin de conocer la sostenibilidad de la trayectoria fiscal cuando tengan que pagar intereses más altos.
La medida excepcional de expansión monetaria mantenida desde 2015 ha inyectado 2,6 billones de euros y ha conseguido que desciendan las primas de riesgo de los países de la Eurozona, contribuyendo a la recuperación de sus economías.
El BCE se prepara para subir los tipos de interés, que se mantienen en un histórico 0% desde marzo de 2016. El incremento se anuncia para después de este verano. Va a coincidir con un momento en que el crecimiento de las economías europeas tiende a ralentizarse y puede llegar a afectar a la prima de riesgo.
En el mercado de deuda pública, la prima de riesgo, también conocida como diferencial de tipo de interés, es el sobreprecio que paga un país para financiarse en los mercados en comparación con la nación de referencia (Alemania en la Eurozona).
También puede afirmarse que la prima de riesgo es la rentabilidad (interés) que exigen los inversores a un país para comprar su deuda soberana en comparación con la que se requiere a la nación de referencia. Refleja así la confianza de los inversores en la solidez de una economía.
Tenemos en el gráfico la evolución de la prima de riesgo española, que fue muy baja hasta el 2008, subió de modo acelerado entre 2010 y 2013, hasta alcanzar los 503 punto básicos (5,03% más de interés que la deuda alemana) y desde 2015, tras la intervención del BCE, ha oscilado en torno a los 125 puntos básicos.
Recordemos que la expansión monetaria excepcional del BCE ha sido una reacción de las autoridades a las consecuencias de la recesión que se inició en 2008, caracterizada por el estrangulamiento del crédito y el excesivo endeudamiento, que llevaron a la disminución de la disponibilidad de crédito y a la elevación de los tipos de interés. En tales circunstancias, empresas y consumidores quedaron con deuda excesiva y activos depreciados, situación que derivó en la reducción del gasto, empujando a la economía hacia un recesión.
En una crisis financiera, los bancos temen retiradas de depósitos de sus clientes o pérdidas de confianza de sus acreedores y deciden guardar sus recursos en lugar de prestarlos. Al mismo tiempo, empresas y consumidores con dificultades financieras pueden decidir no endeudarse a pesar del descenso de los tipos de interés, con lo que la bajada de los tipos no suele servir para mejorar el nivel de actividad económica. En un entorno así decidió el BCE, junto a otros bancos centrales, lanzar la excepcional expansión monetaria.
Si una desaceleración severa y baja inflación no aconsejan aplazarlo, el aumento de los tipos de interés que va a provocar la normalización de la política monetaria supondrá una atención más rigurosa de los mercado financieros a los países altamente endeudados, entre los cuales se encuentra España con cerca del 100% de deuda sobre el PIB, a fin de conocer la sostenibilidad de la trayectoria fiscal cuando tengan que pagar intereses más altos.
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