Hay cierta preocupación en las instituciones financieras internacionales sobre los excesos especulativos en algunos mercados financieros, en los que se están alcanzando elevados niveles de endeudamiento, que ponen en riesgo de deterioro los estándares crediticios, al conceder préstamos a grupos empresariales endeudados o con calificaciones crediticias débiles.
Algunos expertos estiman que las economías se están haciendo muy vulnerables con el aumento del nivel de deuda no financiera, que el Informe de Estabilidad Financiera Global, del FMI, estima que había alcanzado al término de 2017 un nuevo máximo histórico equivalente al 250,7% del PIB mundial.
Las economías de los países desarrollados han recuperado el crecimiento con el viento de cola de la liquidez abundante y con la ayuda de los muy reducidos tipos de interés, pero no se habrá cerrado el ciclo, ni podremos ver todas sus consecuencias, hasta que esas dos variables financieras vuelvan a sus razonables cifras.
Entre los países que han visto aumentar su endeudamiento se encuentra España. En el siguiente gráfico tenemos una perspectiva global de la evolución en las dos últimas décadas
Observamos el enorme aumento de la deuda entre 1995 y 2012. Los Hogares y Empresas han conseguido reducirlo en los últimos cinco años, en tanto que la Administración Pública no ha logrado disminuir la proporción de la carga, pese al sólido crecimiento económico, con lo que la deuda global no financiera española se sitúa en torno al 230% del PIB
Con la finalidad de prevenir el riesgo sistémico del sector financiero, el Gobierno español ha aprobado la creación de la Autoridad Nacional de Estabilidad Financiera (Anesfi), que tendrá dos Consejos: uno que emita alertas y recomendaciones públicas, y un segundo, que brinde al Banco de España instrumentos capaces para frenar un incremento excesivo de crédito. Se trata de evitar que con una supervisión individual a cada banco, como se ha realizado hasta ahora, se pierda la visión global de los riesgos.
Aunque desde Bruselas se vigile la creación de burbujas, las normas europeas dejan a cada país la posibilidad de instaurar medidas para frenar el crédito, dado que suelen dificultar el crecimiento y resultan claramente impopulares.
El Banco de España podrá establecer límites a las condiciones en que se dan los créditos, estableciendo el número de veces que un préstamo puede sobrepasar los ingresos anuales del hipotecado, así como restringir la cantidad mensual que se paga de hipoteca respecto a la renta disponible, fijar el valor del crédito respecto al de la vivienda, que ahora ha vuelto a los niveles del 80%, así como limitar el plazo de devolución del préstamo.
Además, el Banco de España podrá fijar un tope a la concesión de crédito a un sector, como el inmobiliario, o limitar el crédito al consumo. También podrá exigir a los bancos más capital para contrarrestar el crecimiento del crédito en un sector económico específico.
Con la política monetaria y la supervisión bancaria en manos del Banco Central Europeo y la política fiscal controlada por las autoridades europeas, esta nueva política llamada “macroprudencial” es la única que dispone el Banco de España para gestionar los vaivenes del ciclo económico y evitar la caída en nuevas recesiones profundas.
Las economías de los países desarrollados han recuperado el crecimiento con el viento de cola de la liquidez abundante y con la ayuda de los muy reducidos tipos de interés, pero no se habrá cerrado el ciclo, ni podremos ver todas sus consecuencias, hasta que esas dos variables financieras vuelvan a sus razonables cifras.
Entre los países que han visto aumentar su endeudamiento se encuentra España. En el siguiente gráfico tenemos una perspectiva global de la evolución en las dos últimas décadas
Observamos el enorme aumento de la deuda entre 1995 y 2012. Los Hogares y Empresas han conseguido reducirlo en los últimos cinco años, en tanto que la Administración Pública no ha logrado disminuir la proporción de la carga, pese al sólido crecimiento económico, con lo que la deuda global no financiera española se sitúa en torno al 230% del PIB
Con la finalidad de prevenir el riesgo sistémico del sector financiero, el Gobierno español ha aprobado la creación de la Autoridad Nacional de Estabilidad Financiera (Anesfi), que tendrá dos Consejos: uno que emita alertas y recomendaciones públicas, y un segundo, que brinde al Banco de España instrumentos capaces para frenar un incremento excesivo de crédito. Se trata de evitar que con una supervisión individual a cada banco, como se ha realizado hasta ahora, se pierda la visión global de los riesgos.
Aunque desde Bruselas se vigile la creación de burbujas, las normas europeas dejan a cada país la posibilidad de instaurar medidas para frenar el crédito, dado que suelen dificultar el crecimiento y resultan claramente impopulares.
El Banco de España podrá establecer límites a las condiciones en que se dan los créditos, estableciendo el número de veces que un préstamo puede sobrepasar los ingresos anuales del hipotecado, así como restringir la cantidad mensual que se paga de hipoteca respecto a la renta disponible, fijar el valor del crédito respecto al de la vivienda, que ahora ha vuelto a los niveles del 80%, así como limitar el plazo de devolución del préstamo.
Además, el Banco de España podrá fijar un tope a la concesión de crédito a un sector, como el inmobiliario, o limitar el crédito al consumo. También podrá exigir a los bancos más capital para contrarrestar el crecimiento del crédito en un sector económico específico.
Con la política monetaria y la supervisión bancaria en manos del Banco Central Europeo y la política fiscal controlada por las autoridades europeas, esta nueva política llamada “macroprudencial” es la única que dispone el Banco de España para gestionar los vaivenes del ciclo económico y evitar la caída en nuevas recesiones profundas.
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