La reciente crisis financiera ha dejado al descubierto la inestabilidad de un sistema financiero que otorga a los bancos comerciales o privados la capacidad de crear dinero de la nada, conformando un sistema que funciona con dos tipos de dinero: los billetes y monedas creados por un banco central, en nuestro caso el Banco Central Europeo, y los depósitos de los clientes de bancos privados. Ambos sirven igualmente para realizar los pagos
Cuando se deposita dinero en un banco, éste reconoce su deuda con el cliente, prometiéndole que le devolverá su dinero tan pronto lo pida. Como todos los clientes no suelen retirar el dinero al mismo tiempo, la ley permite a los bancos comerciales prestar más dinero del que disponen, exigiéndoles que guarden como reserva en el banco central una fracción del total de los depósitos. En la Eurozona, la normativa establece un mínimo del 1%, pero en la práctica se suele funcionar con un porcentaje mayor.
En el siguiente ejemplo se puede observar cómo crea dinero el sistema bancario, suponiendo que guarda una reserva del 10% de los depósitos:
La persona X entrega 500 euros al Banco A (1) , que lo anota en el activo como Caja y en el pasivo como Depósito. El siguiente movimiento del Banco A (2) será guardar en Caja 50 euros (10%) y por el resto, 450 euros, conceder un crédito (ese es su negocio) a la persona Y.
Supongamos que la persona Y deposita el dinero del crédito en el Banco B (1), que lo anota en Caja y, al mismo tiempo, como Depósito. Al igual que el Banco A, guarda un 10% (45 euros) y concede crédito por el resto (405 euros) a Z, que lo anota tal como aparece en B (2)
Si sumamos los depósitos de X y de Y, observamos que el importe inicial de 500 euros se ha convertido, con el dinero bancario creado por los créditos, en 950 euros de capacidad de pago. Al avanzar el proceso, la secuencia a la que irá aumentando es 500 + 450 + 405 +… Se forma así una progresión geométrica decreciente con una acumulación de depósitos que alcanzará 5.000 euros.
Este es el sistema de “reserva fraccionaria”, que crea y expande el dinero bancario. El multiplicador monetario simple (10 en el ejemplo) ha convertido una entrada de dinero primario en oferta monetaria 10 veces mayor que el depósito inicial, utilizable en las transacciones comerciales del país.
En el sencillo supuesto se ha considerado que todo el dinero permanece en forma de depósitos a la vista, pero la realidad es que las familias guardan una parte en efectivo en sus casas, que aumenta en épocas de crisis bancarias. También las reservas que guardan los bancos aumentan en tiempos de inestabilidad financiera, temerosos de prestar dinero, como ha ocurrido en el período de la Gran Recesión. Todo ello da lugar a que se reduzca notablemente el multiplicador monetario y que tanto las empresas como las familias se encuentren con restricciones de crédito, como sucedió en el período 2010-2013.
Un sistema alternativo para crear dinero sería el modelo denominado “dinero soberano”, que únicamente utilizaría fondos del banco central, desapareciendo el creado por los bancos privados. El “sistema soberano”es más seguro, puesto que utiliza dinero del banco central, capacitado para emitir todo el dinero legal necesario en la economía, en tanto que el dinero bancario tiene como respaldo únicamente la deuda del banco, que puede caer en quiebra y necesitaría para sobrevivir un rescate aportado por los ciudadanos a través de los impuestos.
La situación actual es que el 90% del dinero en circulación lo crean los bancos privados al conceder créditos. Este predominio del dinero bancario ha suscitado debates en muchos países.
En Suiza, con su habitual sistema de referéndum por iniciativa popular, se rechazó en junio pasado, al alcanzar únicamente el 24% de votos favorables, la propuesta de dejar la creación de dinero únicamente en manos del Banco Central Suizo. No se ha querido denegar a los bancos comerciales la potestad de fabricar dinero a través de apuntes contables.
En Islandia, en 2015, también se intentó otorgar la creación de dinero únicamente a su Banco Central, tras dejar caer a los tres bancos más grandes del país y meter en la cárcel a una veintena de banqueros, pero la propuesta no salió adelante.
Aunque seguramente la decisión de limitar la función de los bancos comerciales a simples intermediarios financieros, sin capacidad para crear dinero, puede mejorar la estabilidad financiera del país, supone dar un vuelco total al sistema financiero vigente desde el siglo XVIII. Parece que es necesario continuar con los debates para profundizar en las consecuencias de abolir el sistema actual y concentrar la creación de dinero en un ente financiero público.
En el siguiente ejemplo se puede observar cómo crea dinero el sistema bancario, suponiendo que guarda una reserva del 10% de los depósitos:
La persona X entrega 500 euros al Banco A (1) , que lo anota en el activo como Caja y en el pasivo como Depósito. El siguiente movimiento del Banco A (2) será guardar en Caja 50 euros (10%) y por el resto, 450 euros, conceder un crédito (ese es su negocio) a la persona Y.
Supongamos que la persona Y deposita el dinero del crédito en el Banco B (1), que lo anota en Caja y, al mismo tiempo, como Depósito. Al igual que el Banco A, guarda un 10% (45 euros) y concede crédito por el resto (405 euros) a Z, que lo anota tal como aparece en B (2)
Si sumamos los depósitos de X y de Y, observamos que el importe inicial de 500 euros se ha convertido, con el dinero bancario creado por los créditos, en 950 euros de capacidad de pago. Al avanzar el proceso, la secuencia a la que irá aumentando es 500 + 450 + 405 +… Se forma así una progresión geométrica decreciente con una acumulación de depósitos que alcanzará 5.000 euros.
Este es el sistema de “reserva fraccionaria”, que crea y expande el dinero bancario. El multiplicador monetario simple (10 en el ejemplo) ha convertido una entrada de dinero primario en oferta monetaria 10 veces mayor que el depósito inicial, utilizable en las transacciones comerciales del país.
En el sencillo supuesto se ha considerado que todo el dinero permanece en forma de depósitos a la vista, pero la realidad es que las familias guardan una parte en efectivo en sus casas, que aumenta en épocas de crisis bancarias. También las reservas que guardan los bancos aumentan en tiempos de inestabilidad financiera, temerosos de prestar dinero, como ha ocurrido en el período de la Gran Recesión. Todo ello da lugar a que se reduzca notablemente el multiplicador monetario y que tanto las empresas como las familias se encuentren con restricciones de crédito, como sucedió en el período 2010-2013.
Un sistema alternativo para crear dinero sería el modelo denominado “dinero soberano”, que únicamente utilizaría fondos del banco central, desapareciendo el creado por los bancos privados. El “sistema soberano”es más seguro, puesto que utiliza dinero del banco central, capacitado para emitir todo el dinero legal necesario en la economía, en tanto que el dinero bancario tiene como respaldo únicamente la deuda del banco, que puede caer en quiebra y necesitaría para sobrevivir un rescate aportado por los ciudadanos a través de los impuestos.
La situación actual es que el 90% del dinero en circulación lo crean los bancos privados al conceder créditos. Este predominio del dinero bancario ha suscitado debates en muchos países.
En Suiza, con su habitual sistema de referéndum por iniciativa popular, se rechazó en junio pasado, al alcanzar únicamente el 24% de votos favorables, la propuesta de dejar la creación de dinero únicamente en manos del Banco Central Suizo. No se ha querido denegar a los bancos comerciales la potestad de fabricar dinero a través de apuntes contables.
En Islandia, en 2015, también se intentó otorgar la creación de dinero únicamente a su Banco Central, tras dejar caer a los tres bancos más grandes del país y meter en la cárcel a una veintena de banqueros, pero la propuesta no salió adelante.
Aunque seguramente la decisión de limitar la función de los bancos comerciales a simples intermediarios financieros, sin capacidad para crear dinero, puede mejorar la estabilidad financiera del país, supone dar un vuelco total al sistema financiero vigente desde el siglo XVIII. Parece que es necesario continuar con los debates para profundizar en las consecuencias de abolir el sistema actual y concentrar la creación de dinero en un ente financiero público.
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