España tuvo en 2016 una presión fiscal del 34,1%, cuatro décimas menos que en el año precedente, según Eurostat. En comparación con los países europeos, la tasa resulta reducida y supone una recaudación de 7,2 puntos porcentuales sobre el PIB menor que la media de la Eurozona.
En el siguiente cuadro tenemos los datos del año 2016 de varios países europeos representativos
También en las cotizaciones sociales hay diferencias, porque en España la base de cotización esta topada para las rentas altas, mientras que en otros países europeos no existe tal límite.
En cuanto al IVA , España aplica el tipo reducido de impuesto (10%) en lugar del general (21%), a la hostelería y a los hoteles. Desde la Comisión Europea se viene aconsejando que se disminuya el volumen de bienes y servicios gravados al tipo reducido.
Como la presión fiscal se calcula en función del pago efectivo de impuestos y no según la obligación establecida en las leyes, la evasión impositiva reduce el porcentaje de presión fiscal. El Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha) señala que sólo en IRPF, una mayor eficacia en la recaudación podría aportar al Estado más de 23.000 millones de euros anuales.
Otro indicador tributario es la “cuña fiscal”, que refleja el efecto de la presión impositiva sobre el trabajo. Se calcula como porcentaje que representan los impuestos y las cotizaciones sociales sobre el coste laboral, incluyendo la Contribución a la Seguridad Social, que realiza la empresa, y la que recae sobre el trabajador, más el IRPF. La carga total supone un 39,5% del coste laboral.
Este porcentaje de cuña fiscal vendría a señalar la brecha entre el coste laboral y el salario neto real de consumo, es decir, la diferencia entre lo que un trabajador gana (su salario bruto) y lo que realmente se lleva a casa.
El porcentaje de España (39,5%) se sitúa por encima de la media (36%) de las naciones industrializadas del mundo (OCDE), pero alejado de los grandes países de la Eurozona, tales como Alemania (49,4%), Francia (48,1%) o Italia (47,8%)
Es evidente que sin una presión fiscal suficiente, la Administración Pública no puede atender las demandas que plantea la población. Podemos observar que los ciudadanos de los países nórdicos europeos, que soportan mayor presión fiscal, son los que disfrutan de mejores prestaciones sociales.
Como afirma el Secretario General de Gestha, combatiendo la economía sumergida y la evasión fiscal, también “habría margen para mejorar el déficit público, el endeudamiento y el Estado de Bienestar”.
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