Aunque el precio del trabajo, como el de cualquier bien o servicio, se dice que está sujeto a las leyes del mercado, lo cierto es que el Estado influye en el coste laboral al intervenir regulando las condiciones de contratación y protegiendo al trabajador ante contingencias individuales, tales como enfermedad, accidente y vejez, así como auxiliándole en las oscilaciones económicas coyunturales con la prestación de desempleo.
La Constitución alemana de Weimar (1919) sentó las bases del Estado de Bienestar, que se extendió por Europa tras la Segunda Guerra Mundial, garantizando a los sindicatos la negociación colectiva, para que el trabajador no se enfrente directamente al empresario. El Estado reconoció también formalmente el derecho al trabajo, asumiendo cierto compromiso de crearlo para todos.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) viene publicando cada año el Indice de Precio del Trabajo (IPT), con las variaciones debidas exclusivamente a las presiones del mercado laboral. Se realiza a partir de los datos proporcionados por las Encuestas de Estructura Salarial.
El IPT se calcula como una agregación ponderada de índices simples, cada uno de los cuales es una agrupación representativa de los puestos de trabajo existentes en la economía. El conjunto de estas agrupaciones de características comunes constituye la base para el cálculo del IPT.
El objetivo es medir la variación salarial en el tiempo, sin que dicha medida esté afectada por cambios en la calidad y cantidad de trabajo realizado (por ejemplo, por cambios en la composición de la fuerza de trabajo, en el número de horas trabajadas, en el tipo de contrato, en las características de los asalariados, etc.)
Por tanto, el cálculo del precio del trabajo elimina los cambios de composición del empleo, que han sido elevados en los últimos años por un aumento del peso relativo de los trabajadores con mayor formación y experiencia que, en promedio, perciben salarios más elevados.
Hace unos días se publicó el IPT español correspondiente a 2016. Para sorpresa de muchos, el índice cayó respecto del año anterior un 1,3%, cuando el empleo crecía un 3% anual. Las alteraciones varían mucho entre Comunidades Autónomas, desde un incremento del 0,6% en Extremadura hasta una caída del 2,4% en la Comunidad Autónoma del País Vasco
En el siguiente gráfico tenemos la evolución del Indice de Precio del Trabajo en España:
Tras la caída salarial de los peores años de la crisis financiera, 2011 a 2013, con la recuperación económica el índice del precio del trabajo había subido, pero de nuevo descendió en 2016, último año con datos.
La actividad económica con mayor aumento en el precio del trabajo en 2016 respecto a 2015 fue la Administración Pública, al serles devuelta a los funcionarios parte de una paga extraordinaria retenida anteriormente. Por el contrario, el mayor descenso se dio en Información y Comunicación (–3,6%).
La variación anual fue más negativa en las mujeres (-2,2%) que en los hombres (-0,7%). En cuanto a los grupos de edad, el mayor descenso se registró en los menores de 25 años (-5,3%) y el menor en los mayores de 55 ños (-0,3%)
La OCDE advierte de un estancamiento salarial inaudito en España pese al empleo creado. Según el último informe, es el segundo país del grupo de 37 Estados (sólo ligeramente por detrás de Grecia) con un mayor nivel de pobreza en el segmento de población en edad de trabajar, debido al descenso en el salario real y a la creación de puestos de trabajo de mucha peor calidad que antes de la recesión.
La situación laboral debería mejorar en los próximos meses, dado que la reciente negociación colectiva entre los sindicatos y las organizaciones patronales ha pactado una subida salarial fija anual del 2% más otro 1% variable en función de la productividad, la situación de las empresas y el absentismo injustificado. Pero la variación del IPC puede convertir este incremento en meramente nominal, sin aumento de capacidad adquisitiva, puesto que la inflación a nivel de junio de 2018 acumula ya una subida interanual del 2,3%.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) viene publicando cada año el Indice de Precio del Trabajo (IPT), con las variaciones debidas exclusivamente a las presiones del mercado laboral. Se realiza a partir de los datos proporcionados por las Encuestas de Estructura Salarial.
El IPT se calcula como una agregación ponderada de índices simples, cada uno de los cuales es una agrupación representativa de los puestos de trabajo existentes en la economía. El conjunto de estas agrupaciones de características comunes constituye la base para el cálculo del IPT.
El objetivo es medir la variación salarial en el tiempo, sin que dicha medida esté afectada por cambios en la calidad y cantidad de trabajo realizado (por ejemplo, por cambios en la composición de la fuerza de trabajo, en el número de horas trabajadas, en el tipo de contrato, en las características de los asalariados, etc.)
Por tanto, el cálculo del precio del trabajo elimina los cambios de composición del empleo, que han sido elevados en los últimos años por un aumento del peso relativo de los trabajadores con mayor formación y experiencia que, en promedio, perciben salarios más elevados.
Hace unos días se publicó el IPT español correspondiente a 2016. Para sorpresa de muchos, el índice cayó respecto del año anterior un 1,3%, cuando el empleo crecía un 3% anual. Las alteraciones varían mucho entre Comunidades Autónomas, desde un incremento del 0,6% en Extremadura hasta una caída del 2,4% en la Comunidad Autónoma del País Vasco
En el siguiente gráfico tenemos la evolución del Indice de Precio del Trabajo en España:
Tras la caída salarial de los peores años de la crisis financiera, 2011 a 2013, con la recuperación económica el índice del precio del trabajo había subido, pero de nuevo descendió en 2016, último año con datos.
La actividad económica con mayor aumento en el precio del trabajo en 2016 respecto a 2015 fue la Administración Pública, al serles devuelta a los funcionarios parte de una paga extraordinaria retenida anteriormente. Por el contrario, el mayor descenso se dio en Información y Comunicación (–3,6%).
La variación anual fue más negativa en las mujeres (-2,2%) que en los hombres (-0,7%). En cuanto a los grupos de edad, el mayor descenso se registró en los menores de 25 años (-5,3%) y el menor en los mayores de 55 ños (-0,3%)
La OCDE advierte de un estancamiento salarial inaudito en España pese al empleo creado. Según el último informe, es el segundo país del grupo de 37 Estados (sólo ligeramente por detrás de Grecia) con un mayor nivel de pobreza en el segmento de población en edad de trabajar, debido al descenso en el salario real y a la creación de puestos de trabajo de mucha peor calidad que antes de la recesión.
La situación laboral debería mejorar en los próximos meses, dado que la reciente negociación colectiva entre los sindicatos y las organizaciones patronales ha pactado una subida salarial fija anual del 2% más otro 1% variable en función de la productividad, la situación de las empresas y el absentismo injustificado. Pero la variación del IPC puede convertir este incremento en meramente nominal, sin aumento de capacidad adquisitiva, puesto que la inflación a nivel de junio de 2018 acumula ya una subida interanual del 2,3%.
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