martes, 25 de octubre de 2016

IMPACTO DEL EURO

En su reciente visita a Madrid para presentar su nuevo libro, con el título significativo “El euro. Cómo la moneda común amenaza el futuro de Europa”, Joseph E. Stiglitz planteó el dilema que tiene la Unión Europea para afrontar la incertidumbre económica: reformar la Eurozona o abandonar el euro.

Se reconoce hoy día que el euro se lanzó sin evaluar bien lo que podría ocurrir en un escenario de crisis teniendo en cuenta las notables diferencias económicas entre los países de la Eurozona. Muchos analistas recalcan la contradicción estructural del sistema: una unión monetaria sin unión fiscal, es decir, sin impuestos, pensiones y Tesoro comunes.

Aunque el libre comercio, retirando los aranceles y los cupos, puede ir acompañado del establecimiento de una moneda única, que significa operar con tasas de cambio fijas, a fin de que los precios a largo plazo resulten más predecibles para compradores y vendedores, el conflicto aflora cuando, al mismo tiempo, se permite la libre circulación de capitales entre los países.

El problema existe desde el momento en que se creó la moneda única, marcada por una gran fe en los mercados, lo que hacía pensar que todo funcionaría bien si los Gobiernos se limitaban a mantener el déficit y la deuda por debajo del 3 % y del del 60 % del PIB, respectivamente.

Pero, con moneda única, los altos tipos de interés que ofrecen los países con déficit de ahorro resultan atractivos para el excesivo dinero de los países con superávit en sus balanzas de pagos. Los países deficitarios van acumulando deudas y, al llegar períodos de recesión, la situación de sus economías empeora con rapidez y caen en insolvencias. Los prestamistas bancarios de los buenos tiempos huyen de los países con problemas, dejando atrás ruina y deudas impagables.



Vemos en el gráfico que la balanza por cuenta corriente española (linea amarilla) mejora en los últimos años, pero la deuda externa neta del país (línea azul), que se denomina también Posición Inversora Internacional Neta, se sitúa en torno al 90% del PIB, equivalente a un billón de euros, cuando la Comisión Europea considera que existe un desequilibrio excesivo si supera el 35%

Como afirma Y. Varoufakis, la libertad de movimiento de bienes y de capital sólo puede simultanearse con una moneda común si existe un sistema de “reciclaje de excedentes”, un mecanismo político que invierte en los países deprimidos, a fin de ayudarles a salir de la recesión.

Para evitar una ruptura en la Unión Europea, Stiglitz propone “más Europa”, lanzando eurobonos e introduciendo un sistema común de pensiones públicas, una seguridad social comunitaria y un fondo único de garantía de depósitos para los ahorradores.

“Tiene que haber solidaridad entre países y solidaridad política”, afirmó con rotundidad. En lugar de conducir a la prosperidad, el euro está teniendo el efecto contrario con la crisis: los países ricos  aumentan su riqueza y los pobres empeoran en su situación económica.









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