Así como una familia ahorra cuando sus ingresos son mayores que los gastos de un período, un país tiene superávit en la Balanza de Pagos por cuenta corriente (ahorra) cuando exporta más bienes y servicios al exterior y recibe más transferencias que el conjunto de las importaciones que realiza.
En tal caso se dice que tiene “capacidad de financiación” e invierte en el extranjero más que los extranjeros invierten en el país. Cuando se da el supuesto contrario, el país tiene “necesidad de financiación”, como le ha sucedido a España en la última década. Por tanto, los flujos financieros, excedentes o necesarios, son la otra cara de la Balanza de Pagos por Cuenta Corriente (bienes y servicios) más Capital.
Algunos excedentes de ahorro, como el caso de España, con un saldo positivo del 1,7% del PIB en 2015, sirven para atender a la necesidad de devolver la deuda externa acumulada por los abultados déficits de la década anterior. La deuda española con el resto del mundo superaba al comienzo de este año los 900.000 millones de euros.
En el siguiente gráfico tenemos la evolución de la deuda:
Después dos décadas de subidas casi continuas, los pasivos netos de España con el exterior situaron la deuda en el 90,5% del PIB al cierre de 2015. Tras Grecia y Portugal es la más importante y supone una alta dependencia de la financiación ajena, lo cual hace que tenga que acudir a los mercados internacionales para refinanciarse cada cierto tiempo.
La Comisión Europea considera un desequilibrio excesivo cuando la deuda externa neta supera el 35% del PIB, casi la tercera parte de la que registra España.Como las Balanzas de Pagos se equilibran en el conjunto del mundo, si hay países con déficits, tiene que haber otros en el mundo con superávits.
En el ámbito de la Eurozona, el año 2015 hubo superávit en la Balanza por cuenta corriente con el resto del mundo que suponía el 3,2% del PIB y los mayores niveles de excedentes estaban concentrados en Holanda (9,6%), Irlanda (9,1%) y Alemania (7,6%). En estos países los ahorros internos fueron superiores a las inversiones, es decir, que tuvieron exceso de ahorro o escasez de inversión.
Al igual que los déficits, los superávits persistentes por cuenta corriente incumplen también el Procedimiento de Desequilibrios Macroeconómicos de la Eurozona y afectan al resto de los países que comparten el euro.
Se prevé que el conjunto de la Eurozona, impulsada sobre todo por Alemania, se acerque este año a un superávit por cuenta corriente equivalente al 5% del PIB, lo cual significa ser prestamista de fondos netos a otros países, adquiriendo activos, tales como acciones, bonos y deuda pública, cuando se podrían haber incrementado las inversiones en los propios países y facilitar así una recuperación económica más rápida de la Eurozona.
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