martes, 1 de julio de 2014

UNA RENTA BÁSICA PARA EXISTIR


Una idea que comenzó a debatirse en los años ochenta del siglo pasado vuelve a estar de actualidad. Se reivindica la introducción de una renta básica garantizada de carácter universal, unos ingresos mínimos que permitan llevar una vida digna a todas las personas.

La red mundial que se creó en 1986 está presente en España desde 2001 con el nombre de Red Renta Básica (RRB). Los defensores de la propuesta sostienen que es factible y que sería la mejor manera de desterrar la pobreza. En cambio, los detractores afirman que no es posible financiarla y, además, que no es deseable desde el punto de vista social.

La Renta Básica se suele definir como una asignación monetaria incondicional a toda la población. Es diferente a los subsidios condicionados por alguna circunstancia, como estar en riesgo de pobreza o en desempleo.

Un estudio realizado en Cataluña por el profesor Raventós y dos colaboradores, en base a datos del Impuesto sobre la Renta (IRPF) del año 2010, señala que podría financiarse una Renta Básica (RB) de 7.968 euros anuales (664 euros mensuales) por habitante para mayores de 18 años, y de una quinta parte para los menores de esa edad. 

La cantidad de renta básica pagada, que se sitúa por encima del umbral de la pobreza, no está sujeta a la imposición del IRPF y viene a sustituir a toda prestación pública monetaria de cantidad inferior.

Según la simulación catalana, la implantación de la RB se conseguiría mediante un tipo impositivo único en el IRPF del 49,57%, que permitiría financiarla y mantener todas las partidas públicas hoy existentes (sanidad, educación…).

Aunque los tipos únicos se consideran regresivos, cuando se combinan con RB se convierten en muy progresivos. Hay que tener en cuenta que el tipo 49,57% es nominal, distinto del efectivamente a pagar.

Así, cuando la RB representa una parte importante de los ingresos recibidos, como se descuenta del total de ingresos para el cálculo de la base imposible, el tipo efectivo sobre el ingreso total es mucho menor que el nominal. Por ejemplo, una persona con ingresos de 400 euros al mes, más la RB de 664, ingresaría 1.064, pagaría 198,28 (400*49,57%), con lo que sus ingresos netos subirían de 400 a 865,72 euros. El IRPF efectivo pagado habrá sido del 18,6% (198,28/1.064)

En cambio, si la RB representa una parte pequeña de los ingresos, el tipo efectivo se acerca al nominal. Unos ingresos mensuales de 5.000 euros, por ejemplo, más la RB de 664, menos el 49,57% de 5.000 llevan a unos ingresos netos de 3.185,5 euros. El tipo efectivo de IRPF sobre el ingreso total de 5.664 euros habrá sido del 43,7%, próximo al nominal.

La consecuencia es que, si el primer 70% de declarantes, el colectivo de ingresos más bajos, aportan actualmente un 20% de la recaudación y el 10% más rico el 52%, tras la reforma propuesta, el primer 40% de declarantes cambia a receptor neto (la transferencia de RB es mayor que la cuota aportada) y el 10% de declarantes más ricos aporta el 80% de la nueva recaudación.

La gran mayoría de la población declarante en el IRPF y no declarante quedaría mejorada respecto a la situación actual. Solamente un porcentaje que oscilaría entre el 10 y el 15% de la población más rica saldría perdiendo con la reforma propuesta

En opinión de los profesores catalanes que han realizado la simulación, se produciría una gran redistribución de la renta de los sectores más ricos al resto de la población. De hecho el índice de Gini en Cataluña pasaría de 0,36 a 0,24, situándose al nivel de Noruega, el país europeo que presenta la menor desigualdad.

Las dificultades para poner en práctica la RB, que las hay, parece que no están tanto en el ámbito económico como en el político, porque actualmente los objetivos de política económica tanto de Cataluña, como de España y de la Unión Europea no están orientados a la finalidad que persigue la RB: garantizar la existencia material de toda la población, apostando por los colectivos desfavorecidos económicamente.

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