martes, 29 de octubre de 2013

DESCENSO DE LA POBLACIÓN ACTIVA


Según la Encuesta de Población Activa (EPA), en el tercer trimestre de 2013 el número de parados en España ha descendido en 72.800, pero la ocupación subió sólo en 39.300, lo cual quiere decir que ha vuelto a descender la población activa

El incremento de la ocupación en el período no debe interpretarse como una tendencia creciente de la ocupación. No son comparables los trimestres, porque en el tercero ha influido la contratación temporal del verano. Según el Ministerio de Economía, la población ocupada en España, descontada la estacionalidad, ha descendido en 35.800 personas.

La población activa incluye tanto a las personas de más de 16 años que están ocupadas como a las que buscan empleo. Al resto se denomina población inactiva. 

En el siguiente gráfico observamos la evolución de la población activa española:


Observamos en el gráfico la caída de la población activa desde el segundo trimestre del 2012 en tasas anuales ligeramente ascendentes.  

En  el descenso de la población activa española, que se situó en un 59,5%, está influyendo fundamentalmente la reducción de la población en edad de trabajar, debida a la emigración, además de la falta de expectativas, que lleva a algunos a abandonar la búsqueda de trabajo

Este descenso poblacional supone un problema en el crecimiento potencial de la economía española. El número de ocupados respecto de la población en edad de trabajar (16 a 64 años) no pasa del 60,4%, cuando en Francia alcanza el 65% y en los países nórdicos, como Noruega y Dinamarca,  supera el 70%.

martes, 22 de octubre de 2013

REFORMAS EN EL SECTOR ENERGÉTICO

El sector de la energía tiene estrecha relación con la industria de un país, puesto que resulta esencial para su desenvolvimiento. Es, además, un recurso limitado y, en muchas ocasiones, no renovable, que llega en una parte importante a través del comercio internacional.

Las empresas vascas han acogido con preocupación la reforma presentada por el Ministerio de Industria para terminar con el déficit de tarifa en España. Plantea equilibrar la diferencia entre los costes y los ingresos del sistema energético español, que ha acumulado en la última década un déficit de 28.000 millones de euros.

Hay que constatar que la mayoría de las actividades del sector energético se gestionan en mercados no competitivos, regulados estatalmente, o bien, con intervención directa de empresas públicas

Los sectores energéticos españoles de red (petróleo, gas y electricidad) están liberados, pero continúa la concentración empresarial. Las privatizaciones de la década de 1990 transfirieron las posiciones de dominio de manos públicas a privadas, con escaso beneficio para los consumidores.


En el gráfico se observa el carácter predominante del petróleo en el consumo de fuentes primarias en España en el 2012, con el 42%, seguido del gas natural, un 22%. Las restantes fuentes se sitúan a distancia en el panorama energético. El nivel de autoabastecimiento español alcanzó el 26,2% del consumo total.

El resultado de todo este entramado oligopolístico es una electricidad más cara que en cualquier otro país y la reforma planteada puede añadir sobrecostes que resten competitividad a la industria.

Sectores de alto consumo de electricidad, como la Siderurgia y el Papel, importantes en el sector industrial del País Vasco, apuntan el riesgo de cierres y deslocalizaciones a países con energía más barata.

El problema se centra para algunos en el exceso de oferta (estimado en un 35%) y en cierta ineficiencia: demasiadas fuentes de generación eléctrica, que resultan caras de mantener.

Como ha ocurrido en otros sectores, en años de bonanza todo era soportable, pero la reducción del consumo de energía tiene que llevar a disminuir la actividad de muchas instalaciones. Las bonificaciones al carbón y a las energías renovables también han incrementado el gasto de un sistema que tiene que pagarse entre todos.

Se admite que no pueden continuar los déficits de tarifa, pero hay desavenencias en los criterios impuestos para  repartir la carga entre empresas energéticas, consumidores y Administración Pública.

La última medida del Gobierno fue aprobada el viernes pasado. Es un crédito extraordinario, con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, para financiar los costes del sistema eléctrico ocasionados por los incentivos económicos para el fomento a la producción de energía eléctrica a partir de fuentes de energía renovable.

En el preámbulo de la ley se reconoce que el aumento del coste de las primas al régimen especial, en el que figuran las renovables, y un descenso de la demanda, han motivado un nuevo desajuste en el sistema eléctrico. Ante estas dos circunstancias, se habilita el crédito para evitar un "nuevo esfuerzo" a los consumidores de luz


Lo cierto es que, sin un marco regulatorio estable y con estructuras de financiación que se alargan hasta 20 años, resulta difícil pensar que inversores internacionales del sector energético apuesten por España.

 

 

 

martes, 15 de octubre de 2013

LA FINANCIACIÓN DE LAS INVERSIONES


Aunque la movilidad internacional de capitales ayuda temporalmente a cubrir las necesidades de financiación de los países, la formación bruta de capital se encuentra a largo plazo vinculada a la capacidad de ahorro propio.

En los últimos decenios, el porcentaje de ahorro bruto español respecto del PIB ha tenido oscilaciones cíclicas. En la década que va de 1997 a 2007, creció ininterrumpidamente, y ha descendido en los últimos cinco años, período de la crisis financiera.

El ahorro interior tiene tres procedencias: las familias, las empresas y las Administraciones Públicas. Los dos primeros conforman el ahorro privado y el tercero es el ahorro público.

En el ahorro familiar influyen las expectativas de renta, la riqueza neta y el tipo de interés real. Las empresas ahorran en función de la demanda esperada, los costes de financiación y de otros factores productivos. En cuanto al sector público, su ahorro viene condicionado por la fase del ciclo económico en que se encuentra el país.

La diferencia entre la formación bruta de capital y el ahorro nacional determina la necesidad o la capacidad de financiación de la economía.

Vemos en el gráfico que, a partir de 1999 España tuvo necesidad de financiación (barras azules), es decir, que la inversión superó al ahorro interior de modo creciente,  hasta que la diferencia se hizo máxima en 2007 (9,6% del PIB), último año de la burbuja inmobiliaria. Son años en los que hubo necesidad de dinero extranjero, que ha dado lugar a la enorme deuda exterior del país en estos momentos.

El gráfico que recogemos  de la Fundación de Estudios Financieros incorpora también el tipo de interés real de los últimos 25 años (línea roja), medido en la parte derecha.  Vemos que en los años de abundancia de crédito (2004-2008) el tipo de interés real (descontada la inflación) no superó el 1%.

A partir del comienzo de la crisis, la necesidad de financiación extranjera ha ido descendiendo y a mediados del 2013 la cuenta corriente de la Balanza de Pagos indica que se están cubriendo las necesidades financieras con el ahorro interior, tras la continua caída de la inversión en los últimos cinco años.

La liberalización de los movimientos de capital, los bajos tipos de interés real y la internacionalización de las empresas vinieron a facilitar el acceso de España al ahorro del resto del mundo, pero la crisis ha desmontado el modelo de crecimiento económico desequilibrado que esos recursos ayudaron a fraguar en los años de bonanza.

martes, 8 de octubre de 2013

LA FORMACIÓN DE CAPITAL PRODUCTIVO


En el Cuadro Macroeconómico que ha presentado el Gobierno español, la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF), presenta la siguiente evolución: -6,1% en 2013 y 0,2% en 2014.  Según estas previsiones, las inversión cae con fuerza este año y continuará a nivel bajo en el próximo.

La FBCF o inversión  de un país está constituida por el conjunto de activos materiales producidos por la actividad humana. No se incluyen, por tanto, las tierras, los bosques y las reservas minerales. Quedan a un lado también los movimientos de existencias de los productos empresariales.

Las familias invierten en la compra de viviendas; las administraciones públicas,  en infraestructuras viarias y edificios de escuelas y hospitales, y las empresas, tanto en edificios industriales como en equipamientos, que incrementan la productividad. La inversión empresarial privada es el mayor componente de la FBCF y su impulso suele ser relevante en el crecimiento económico.

Las inversiones pueden ser de reposición, para compensar el proceso de depreciación del capital físico ocasionado por el uso y la obsolescencia (envejecimiento), y de incremento del stock de capital.

Vemos en el gráfico izquierdo el PIB (azul) y la evolución tan distinta de sus dos componentes: la demanda interna (rojo), que ha ido descendiendo en los últimos años, y la demanda exterior neta (verde), en continuo avance.

En el gráfico de la derecha se desglosa la demanda interna en Consumo privado (azul) y FBCF con sus dos componentes: Construcción (rojo), en niveles negativos, y Equipos (verde), que apunta claramente hacia una recuperación.

La evolución de la FBCF en España ha tenido las mismas oscilaciones que el crecimiento económico. Aumentó durante la fase alcista del boom inmobiliario y ha ido descendiendo en los últimos cinco años, hasta caer en conjunto en el 2012 un 6,9%. La inversión es el componente de la demanda interna que suele tener mayores fluctuaciones cíclicas, condicionando tanto la demanda agregada como el empleo.

El nivel de la FBCF  ha descendido desde el 29% del PIB en 2008 al 19% el año pasado. Diez puntos de caída, que representan un tercio del esfuerzo inversor realizado antes del comienzo de la crisis.

El informe del Gobierno señala que en 2014 será el consumo privado el que experimente un ligero crecimiento (0,2%), sustituyendo a la aportación del sector exterior (1,2%), en descenso en los dos últimos años. Unos repuntes tanto del consumo como de la inversión privada que se espera que sean suficientes para detener el proceso recesivo en el que aún nos encontramos.

martes, 1 de octubre de 2013

LAS ECONOMIAS EMERGENTES SE RALENTIZAN


Se denominan economías emergentes a los países en vías de desarrollo de tamaño grande  en proceso de industrialización y con una tasa de crecimiento económico elevada.

Los principales países emergentes son los que componen el grupo conocido por BRIC (Brasil, Rusia, India y China), pero también se consideran como emergentes a Sudáfrica y México, entre otros.

El crecimiento de los países emergentes se ha ralentizado y algunos de ellos están sufriendo fuertes devaluaciones de sus divisas  en los últimos meses. Una característica de estos países es que los ciclos políticos y sociales tienen impactos de gran calado en sus fluctuaciones económicas y  financieras. Brasil, por ejemplo, ha visto cómo se depreciaba su moneda, el real, frente al dólar  en más de un 20% en los últimos dos años.

Ocurre que los capitales especulativos están saliendo de los países emergentes para volver a Estados Unidos, invirtiéndose en bonos del Tesoro a 10 años, que han mejorado su rendimiento.  Se piensa que, con la economía norteamericana recuperándose, no se alargará durante mucho tiempo la inyección de estímulos monetarios de la Reserva Federal y  llegará el esperado aumento de tipo de interés.

En el siguiente gráfico del Banco de España se recoge la participación de los diferentes bloques de países en el PIB mundial en paridad de poder de compra, es decir, eliminada la influencia de los precios, y en dólares corrientes, siempre en porcentaje sobre el total:
Vemos que los cuatro países que conforman el grupo BRIC alcanzaban, en términos de paridad de poder compra (PPC), la manera más correcta de comparar las economías de los países, la cuarta parte del PIB mundial, superando a EE.UU, que llegaba al 20,2%, y al conjunto de la Unión Europea, que se quedaba en el 20,6%.  La participación española en el PIB mundial era del 1,9%.

La tasa de crecimiento de las economías emergentes ha sido muy elevada en comparación con los países desarrollados, pero se está reduciendo y, además, aparecen en Brasil y Turquía movimientos sociales preocupantes para los inversores, que optan por vender las acciones de las empresas y las deudas públicas de los  gobiernos.

Al desprenderse de los activos de esos países y comprar dólares o euros, sus monedas se deprecian. Las autoridades pueden tomar  medidas para tratar de contrarrestar la depreciación vendiendo activos en dólares que tienen en reservas, pero la operación acaba reduciendo su cotización y, al tiempo, aumentando la rentabilidad de los títulos.

Otros inversores se mostrarán así interesados en deshacerse también de activos de los emergentes para comprar los títulos en dólares que han aumentado su rentabilidad. Mientras los fondos se muevan libremente, continuará el movimiento internacional de capitales en busca de mejores combinaciones de rentabilidad y riesgo, provocando inestabilidad en las economías. Los países ya saben que los capitales especulativos son como las  golondrinas: llegan  en masa y  se van en cualquier momento