Según las estimaciones
del Banco de España, el PIB cayó en el segundo trimestre del año un 0,1% en
tasa trimestral y el 0,5% en el primero. Van ya dos años seguidos de una
recesión que comenzó en el tercer
trimestre de 2011.
Supera ya a la crisis
del 2008-2009, que duró siete trimestres, aunque tuvo una intensidad mayor.
Entre ambos procesos de recesión hemos tenido año y medio de reducido
crecimiento económico (período 2010-2011).
Cuando los consumidores
perciben el futuro con optimismo, mejoran sus expectativas y, en consecuencia,
aumentan el gasto. Cuando temen por el futuro, como sucede actualmente, reducen
el consumo y aumentan el ahorro por precaución.
La demanda interna
creció en la época final de la burbuja más que la capacidad de producir bienes
y servicios y el incremento acelerado de las importaciones causó déficits
continuados por cuenta corriente con el
exterior, que han llevado a que la deuda externa neta se sitúe en el 97% del
PIB.
Aunque se suelen
escuchar críticas, la deuda moderada no es mala en sí misma, siempre que el
rendimiento que se obtenga de las inversiones realizadas con ella supere el
coste de la financiación.
El problema es que, por
una parte, la prima de riesgo ha aumentado los costes de utilizar el dinero y,
por otra, las inversiones en el sector inmobiliario han resultado ruinosas,
puesto que se han construido viviendas en
cantidades que no responden a la demanda actual.
Un tercio de las
familias españolas se endeudaron en la compra de viviendas y ahora tienen
dificultades para atender los vencimientos. Los bancos también se
encuentran con problemas para conseguir financiación en los mercados.
Los datos de la Contabilidad
Nacional Trimestral que facilita el Instituto Nacional de Estadística (INE)
indican que la renta de las familias ha disminuido un 0,5% en tasa interanual
durante el primer trimestre de 2013, con un descenso de la remuneración de los
asalariados del 6,1%, también en términos interanuales.
El gasto en consumo
final de los hogares disminuye un 2,1% con respecto al mismo período del año
anterior y la tasa de ahorro se sitúa en el 1,2% de la renta disponible, aumentando
1,6 puntos respecto de hace un año.
Si pasamos a períodos
móviles de cuatro trimestres, desde el segundo trimestre de 2012 al primero de
2013 la tasa de ahorro de las familias alcanza el 8,5% de su renta disponible,
0,3 puntos más que en el período anual precedente
Parece que mejoran las
expectativas de las familias, según la información que facilita el Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS), que elabora la encuesta “Indicador de confianza
del consumidor” (ICC) recogiendo mensualmente la valoración de la evolución
reciente y las expectativas de los consumidores españoles.
El indicador alcanzó en
junio 61,8 puntos frente a los 50,8 en el mes anterior y volvió a la senda del
crecimiento iniciada en marzo e interrumpida en mayo. Pero pese al crecimiento,
el indicador sigue estando alejado de los 100 puntos, que marcan el comienzo de
la percepción favorable u optimista.
Se aprecian mejoras en
las expectativas, pero un 30% de los consumidores creían en junio que su
familia iba a empeorar en los próximos seis meses y los que vaticinaban una
mejora no pasaban del 12,4%. Aún sigue predominando el pesimismo.