martes, 5 de abril de 2022

LAS CRISIS DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA

 


La Guerra Civil produjo en España la mayor contracción económica de la historia moderna del país. En 1936, el Producto Interior Bruto (PIB) español cayó un 26,8% y otro 7,4% en el año siguiente La consecuencia del conflicto bélico fue la pérdida de la tercera parte de la producción.

En 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, el PIB del país descendió de nuevo un 8,1%, en esta ocasión por la debilidad del socio alemán y el establecimiento de una autarquía con la intención de proteger la industria nacional. Pero un férreo intervencionismo estatal lo que trajo fue mercado negro y racionamiento.

En la década de los 70, la decisión de los países árabes de no vender petróleo a los que apoyaron a Israel en la guerra del Yom Kippur provocó subidas del precio del crudo, dando comienzo a la denominada crisis del petróleo.

La inflación se disparó y el desempleo aumentó. El país sufrió una crisis industrial y energética, que se agravó por la tardanza en reaccionar, ante el ocaso de la dictadura. Por fin, en 1977 se afrontó la situación con la firma de los Pactos de la Moncloa, con medidas para controlar la inflación y el déficit público.

Entre 1992 y 1995, tras los Juegos de Barcelona y la Expo de Sevilla, con las Administraciones Públicas y empresas muy endeudadas, fueron necesarias cuatro devaluaciones de la peseta, la moneda nacional en la época, para afrontar la crisis de competitividad a consecuencia de la inflación, que se saldó con una caída del 1,1% en el producto del país.

Con el derrumbe de las hipotecas “subprime” y la caída de Lehman Brothers estalló en 2008 la conocida como Gran Recesión. Al reventar la burbuja financiera, los mercados entraron en pánico, cerrando el acceso a la liquidez.

Bajo la creencia asentada de que el precio de la vivienda siempre iría subiendo, los españoles se habían endeudado con el extranjero en cantidades elevadas a través de la banca. La entrada de dinero extranjero en abundancia encareció el país. La pérdida de competitividad hizo que se aumentara le compra de bienes y servicios del exterior. En las crisis anteriores, la evaluación de la moneda servía de correctivo, pero con el euro no era posible la devaluación. Empezaron los ajustes y la destrucción de empleo.


Como se consumía mucho más de lo que se producía, en plena burbuja inmobiliaria, en 2007, se necesitaron 100.000 millones de euros para financiar las cuentas públicas. El endeudamiento fue posible por la garantía que daba el euro. En el verano de 2012 se tuvo que pedir fondos a la Unión Europea para financiar el rescate de la banca.

La crisis de la pandemia Covid-19 ha sido otro mazazo para la economía española, que en 2020 se desplomó un 11% a causa de las restricciones que impusieron las autoridades para controlar la expansión del coronavirus.

El sector de servicios y la hostelería han sido los más castigados. Junto al sector exterior, ha caído la demanda interna y se ha desplomado la inversión. El sector público ha podido compensar una parte de la caída de las rentas de familias y empresas con la financiación del Banco Central Europeo.

La crisis de la pandemia ha supuesto una desviación de la senda de crecimiento que se había iniciado tras superar la crisis financiera. Esperemos que el conflicto bélico ucraniano que ahora nos preocupa no impida la reanudación de una nueva fase de crecimiento sostenible.

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