Aunque el enfoque habitual define a la pobreza como la falta de ingresos, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la sitúa en el ámbito de las necesidades básicas, incluyendo la salud, la educación, el saneamiento…,como mínimos necesarios para una calidad de vida digna.
El bengalí Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, introdujo la visión de la pobreza como privación de desarrollo individual, definiéndola como la constricción de las capacidades básicas que impiden a los individuos llegar a ser o realizarse en la comunidad en que viven.
El denominado “riesgo de pobreza” es un concepto de pobreza relativa, que viene a reflejar la desigualdad en la distribución de ingresos de una población. Se entiende que está en riesgo de pobreza un colectivo con ingresos inferiores al 60% de la renta disponible mediana de la comunidad.
Añadiendo al riesgo de pobreza la exclusión social surge la tasa AROPE (At-Risk-Of Poverty and Exclusión), que se creó en 2010 a efectos de medir la pobreza relativa en Europa. Se construye con la población de insuficientes ingresos o con carencias materiales o con baja intensidad en el empleo.
La visión estereotipada tiende a confundir la pobreza con las situaciones más extremas de miseria, pero la realidad social es que una parte importante de la población pobre está constituida por personas españolas adultas, con nivel educativo medio o alto y, además, con trabajo.
El riesgo de pobreza afectaba en España en 2020 al 27,4 % de la población menor de 18 años, al 14,6 % de las personas ocupadas, al 36,3 % de la población extranjera proveniente de la UE y al 9,9 % de las personas con educación superior.
En el estudio “Estado de la pobreza”, elaborado por la sección española de la plataforma “Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social”, al abordar la distribución de la riqueza, se resalta el significativo aumento de la población pobre mayor de 65 años que se ha producido en los años de recuperación y que afecta, fundamentalmente, a mujeres.
Las personas mayores pasaron progresivamente de ser el 9,1% del total de personas pobres en el año 2014, a ser el 17,1% en el 2020, lo cual implica que en los últimos seis seis años 700.000 personas mayores cayeron al nivel de pobreza.
Es de destacar el incremento de las mujeres mayores en el año 2020, al pasar en un solo año del 7,4% al 10,5%.En términos absolutos ingresaron este último año en la pobreza 416.000 personas mayores, de las cuales 329.000 eran mujeres y 87.000 hombres.
Otro colectivo golpeado por la pobreza es el comprendido entre 45 y 64 años, en el que el porcentaje de los afectados llega al 25%. Esta sobrerrepresentación de la pobreza está relacionada con la segregación laboral que soportan las personas de este grupo de edad, que tienen muchas dificultades para reintegrarse al mercado de trabajo una vez que ha perdido el empleo.
La pobreza está aun más extendida en la edad infantil. En el año 2020, el 31,1% de los niños, niñas y adolescentes se encontraban en situación AROPE, y sufrían pobreza severa el 14,1%. En el caso de las niñas y niños con al menos un progenitor migrante, el riesgo de pobreza o exclusión social llegaba al 49 %. En este último valor, España ocupa el lugar más alto de la Unión Europea desde el año 2014 (Eurostat)