Según la Encuesta de Población Activa (EPA), el número de personas ocupadas en el tercer trimestre de este año en España ha aumentado en 359.300, rebasando los 20 millones, una cifra que no se había alcanzado desde finales de 2008. En términos desestacionalizados (eliminados los efectos estacionales y de calendario), el empleo ha crecido en 854.100 personas (4,45%) en los últimos 12 meses.
Al mismo tiempo, el desempleo ha descendido en el trimestre en 127.100 personas y la cifra acumulada de parados es de 3.416.700. Con datos desestacionalizados, la reducción en los últimos doce meses ha sido de 306.200 personas (-8,23%). La tasa de desempleo se sitúa en 14,57%.
Ha sido la campaña de verano la que ha impulsado el mercado de trabajo. El sector servicios ha generado 377.200 empleos en el trimestre. La industria ha dado ocupación a 63.000 más y el empleo ha descendido en la construcción en 31.300. El sector privado generó la mayor parte del nuevo empleo, con 314.800 puestos, frente a los 44.500 creados en el sector público.
Aunque parece que la actividad creciente continuará en los próximos meses, los retrasos en el transporte y la falta de algunos componentes, unido al incremento del coste de la energía, podrían ralentizar la recuperación económica.
En el mercado laboral está aflorando otro elemento que va a ocasionar dificultades al crecimiento económico: el desajuste entre la demanda y la oferta de trabajo, que aumentó durante 2020. El nivel de vacantes alcanzó cerca de 120.000 en el segundo trimestre de 2021.
Como vemos en el cuadro del INE, la escasez de oferta de trabajo afecta sobre todo al sector Servicios, con 105.605 vacantes, pero tampoco se cubren las necesidades de las empresas en los sectores Industria y Construcción.
Aunque las vacantes son en España muy inferiores a las de otros países europeos, la cifra llama la atención porque nuestro país tiene uno de las mayores tasas de desempleo de las economías desarrolladas.
Resulta habitual que se produzcan ciertos niveles simultáneos de paro y vacantes, debido a que se requiere un período de búsqueda para conseguir un empleo y llegar a cubrir la vacante. A lo largo del ciclo económico se puede observar la relación inversa entre paro y vacantes. Así, en una recesión aumenta el número de personas buscando empleo y existen menos vacantes disponibles.
Pero el desajuste del mercado laboral se debe en buena medida al desfase que existe entre la formación de los demandantes de empleo y los perfiles que necesitan las empresas. Los responsables de algunas empresas advierten de la dificultad para encontrar personal adecuado para algunas ramas del sector terciario (información y comunicación, transporte y hostelería) y la construcción. En los próximos años puede incrementarse el desajuste, porque se requerirán especialistas en logística, análisis de datos y otros perfiles técnicos que están aflorando.
El mejor remedio para ajustar las demandas y ofertas de empleo es mejorar la empleabilidad de los trabajadores, haciendo un esfuerzo para orientar la oferta académica a las necesidades cambiantes de las empresas. También son importantes las políticas activas de empleo, un conjunto de servicios y programas de orientación y formación dirigidas a mejorar las posibilidades de acceso al empleo, fomentando el espíritu empresarial y la economía social.
Según se ha avanzado en los Presupuestos Generales del Estado para 2022, la partida de las políticas activas de empleo superará los 7.648 millones de euros, un 3,3% más que este año, y será cada Comunidad Autónoma la que apruebe y desarrolle los cursos de formación para desempleados y las acciones personalizadas de orientación laboral.
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