El modelo actual de producción y gestión de recursos, bienes y servicios, que busca potenciar un consumo a corto plazo, está chocando contra el desarrollo sostenible, enfocado a largo plazo. El paradigma del actual modelo, que se puede sintetizar en producir-usar-tirar, tiende a ser sustituido por los principios de la economía circular, que se basan en reducir-reusar- reciclar.
La economía circular aboga por utilizar preferentemente materiales biodegradables en la fabricación de bienes de consumo, a fin de que puedan volver a la naturaleza sin causar daños medioambientales al agotar su vida útil.
Si los materiales no son biodegradables, es decir, no pueden descomponerse en elementos naturales por la acción de agentes biológicos (sol, agua, bacterias…), como es el caso de los componentes electrónicos, el objetivo será tratar de darles nueva vida desacoplando e incorporando al ciclo de producción para componer nuevas piezas. Cuando no sea posible, se reciclarán de una manera respetuosa con el medio ambiente.
En contraste con el sentido circulatorio del esquema, el modelo económico actual es lineal, resulta agresivo para el medio ambiente y tiende a agotar las fuentes de suministro, tanto materiales como energéticas. La economía circular trata de reducir todo lo posible la generación de residuos, de los que se procura recuperar materiales y sustancias que posteriormente se reincorporan de nuevo al proceso productivo.
El principio de circularidad en los procesos productivos ya se está aplicando en algunas empresas. Así, las botellas se convierten en alfombrillas y salpicaderos para automóviles; con la basura de los océanos se fabrica ropa; con las hojas de olivos, fertilizantes y tinte de pieles, y las baterías usadas de los coches eléctricos pueden iluminar campos de futbol
La amenaza del cambio climático y la recuperación económica posterior al Covid-19 han impulsado la necesidad de acelerar el transito de un modelo económico linea, basado en la premisa de recursos abundantes, baratos y fáciles de eliminar, a un modelo económico más sostenible en la manera de producir y consumir.
Según el informe de la Fundación COTEC, España se encuentra todavía por debajo de la media europea en generación de residuos, si bien la distancia se ha venido reduciendo en el último quinquenio. En cuanto al tratamiento, los vertidos residuales representan en España en torno al 54% del volumen total (el resto se reparte entre incineración, reciclado y compostaje), más del doble de la media de la Unión Europea (24%) y muy lejos del objetivo establecido por la Comisión Europea para 2030 (10%)
Para lograr un despliegue significativo de la economía circular es importante sensibilizar a la sociedad sobre el cambio de patrón de consumo y apostar por industrias verdes, que basen su competitividad en modelos de negocio respetuosos con el medio ambiente y realicen inversiones en la transformación energética.
Por tanto, avanzar hacia el modelo circular requiere un proceso de trasformación que implica a gobiernos, empresas y consumidores. Afecta de manera transversal a todos los sectores económicos y necesita apoyarse en la innovación y el desarrollo tecnológico.
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