martes, 14 de julio de 2020

HELICÓPTERO MONETARIO


Tras la crisis financiera de 2008, los bancos centrales inyectaron abundante financiación para impulsar las economías. Compraron masivamente deuda pública y privada y rebajaron las tasas de interés hasta niveles desconocidos, que han llegado incluso a tipos negativos. Pero se tiene la impresión de que el efecto inmediato de esta política monetaria en el consumidor no es muy significativo.

Por ese motivo, algunos economistas están recurriendo al pensamiento del Premio Nobel de Economía Milton Friedman, que lanzó en los años 1960 la expresión “Dinero helicóptero”.El economista norteamericano proponía evitar el canal de transmisión de liquidez de los bancos centrales, creadores de la base monetaria (dinero en efectivo y reservas en los bancos), y de los bancos comerciales, que crean también dinero al conceder préstamos.

Su alternativa era recurrir a las transferencias monetarias universales, la entrega de dinero directamente desde los bancos centrales a las cuentas de los ciudadanos, como si se lanzase desde un helicóptero, con el fin de lograr un mayor efecto sobre la demanda. 



Recientemente, el presidente Trump, a modo del clásico “dinero helicóptero”, ha optado por obsequiar con cheques personales de 1.200 dólares a cada ciudadano adulto y 500 dólares más por hijo, como ayuda directa a las familias, un paquete de estímulos económicos del Congreso de EE.UU para paliar los efectos de la pandemia del coronavirus.

La versión muy debatida del “dinero helicóptero” es la defendida por los partidarios de la “Teoría monetaria moderna”: monetización de déficits públicos. En lugar de que los bancos centrales dediquen dinero a la compra de activos financieros para apoyar a los gobiernos, financiar directamente los déficits públicos.

Seria una alternativa a la emisión de bonos en estos momentos de expansión fiscal, para hacer frente a la crisis provocada por el coronavirus, con un efecto más inmediato en la demanda. Serviría también para afrontar la crítica de que la expansión monetaria aumenta la desigualdad al apoyar a los ricos, porque incrementa el valor de sus activos financieros.

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE) ha afirmado que el “dinero helicóptero” no forma parte en este momento de las opciones a explorar por el Consejo de Gobierno de la institución. El Tratado europeo prohibe que el BCE y los bancos centrales nacionales adquieran directamente deuda emitida por instituciones europeas, así como títulos de gobiernos nacionales, regionales o locales.

El financiamiento del déficit fiscal por el banco central puede tener ciertos beneficios a corto plazo, dado que un mayor gasto del Gobierno tiene un efecto multiplicador sobre la economía, pero la excesiva creación de dinero para atender al déficit fiscal puede llevar a un escenario donde la demanda agregada supere con creces a la oferta agregada y, por consiguiente, se llegue a situaciones de altas tasas de inflación.

A largo plazo, se estima que el financiamiento del banco central al Gobierno llegaría a poner en duda la credibilidad del banco como institución autónoma con capacidad para gestionar las expectativas de inflación, situándolas en niveles bajos y estables, así como su potencial para adoptar políticas monetarias frente a las recesiones económicas.

En cualquier caso, con este tipo de financiación la política monetaria se supeditaría a la política fiscal, rompiéndose la independencia que ha existido entre ambas desde el siglo pasado, y comprometiendo la eficacia de la gestión monetaria. Ben Bernanke, expresidente del banco central norteamericano (Fed), afirmó que el “helicóptero del dinero puede ser útil cuando la política monetaria convencional se ha mostrado inefectiva y el nivel de deuda pública es elevado”














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