martes, 26 de septiembre de 2017

DEPENDENCIA FINANCIERA

Los bancos centrales han inyectado gran cantidad de liquidez a las entidades financieras en los últimos años, al tiempo que provocaban la caída de los tipos de interés. Ante la magnitud que tomaba la crisis en 2008, la Reserva Federal de EE.UU diseñó un programa de compra de activos, incluida la deuda pública, y los restantes bancos centrales siguieron el mismo camino.

Al Banco Central Europeo (BCE) le costó más tiempo iniciar el programa de expansión monetaria, debido a los recelos de Alemania, pero es el que más se resiste ahora a ir rebajándolo por el temor a debilitar la recuperación del crecimiento que se está dando en Europa.

Después de Italia, España ha sido el país más beneficiado por la política de estímulos. Muchos analistas afirman que es la causa principal por la que desde hace un par de años disfruta de una financiación que le ha permitido rebajar el interés a pagar, hasta llegar a tipos negativos en las subastas a corto plazo. Se estima que se ha beneficiado de un ahorro de intereses equivalente al 0,9% del PIB entre 2014 y 2016, cerca de 10.000 millones de euros.

Un informe del Banco de España apunta que las medidas extraordinarias de compra de deuda y subastas masivas de liquidez, además de aliviar la carga de intereses, han tenido un efecto directo en incrementar el PIB español entre 2014 y 2016 en torno al 1,7% y reducir el déficit público alrededor del 1,9%.

El programa de expansión cuantitativa ha hecho que en los tenedores de la deuda pública española, que se sitúa en torno al 100% del PIB, vaya incrementándose la presencia del BCE a través del Banco de España, supliendo a los mercados financieros. Se ha pasado del 4,5% en 2014 a cerca del 20% en agosto pasado (171.873 millones de euros)

Los bancos nacionales han ido disminuyendo su participación, hasta alcanzar el volumen de compras de deuda el 14,6% a junio de 2017, lejos del 25,8% que tuvieron que asumir en 2012 para suplir a los acreedores extranjeros que salieron del país ante el temor de que España cayese en suspensión de pagos.

Con las medidas monetarias del BCE, la situación ha ido mejorando y los bancos extranjeros han vuelto a comprar deuda española. En el primer semestre de este año disponían ya del 50,5% del total.


En el gráfico tenemos la deuda pública de los principales países de la Eurozona. Tras Italia, el país más endeudado es España, que alcanza el 100,4% del PIB

Con las economías europeas inmersas en un proceso de crecimiento, parecía que se iba a terminar el apoyo financiero excepcional del BCE, pero en su última conferencia de prensa el presidente Draghi anunció que mantiene las compras de activos en 60.000 millones de euros al mes hasta el final de 2017 y “mientras sea necesario”.

La economía española es una de las más sensibles a la decisión, que se presume ya próxima, de ir retirando los estímulo monetarios excepcionales por parte del BCE. La ayuda financiera ha sido más elevada que en otro países, dado el mayor nivel de endeudamiento español y la importancia de los préstamos a las familias y empresas a tipos de interés variable, referenciados al Euribor, aún en terreno negativo.

Las señales de vuelta a la política monetaria ortodoxa, abandonando apoyos excepcionales, podría iniciarse el próximo a año y supondría un gradual encarecimiento de los intereses. Los mayores costes financieros pueden ralentizar el crecimiento económico, al afectar a las decisiones de gasto e inversión, tanto privada como pública.

En el endeudamiento español, el dato que más preocupa es la elevada dependencia de la financiación exterior. La deuda externa neta representa el 89% del PIB. La Unión Europea considera que el umbral a partir del cual se está en posición de riesgo es el 35% . Sabemos por la experiencia vivida en el 2012 la estrecha relación que existe entre el volumen de deuda neta externa y la mayor exposición de un país a las perturbaciones internacionales.



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